Cae varias estrellas, me temo, con todo el dolor de mi corazón, porque este era uno de mis kebabs favoritos del mundo mundial. Pero las últimas veces que he estado, no ha estado a la altura para nada. Yo entiendo que era más bien tarde, y que es difícil mantener la calidad a determinadas horas(y más todavía las formas cuando tratas con gente que igual lleva dos copas de más), pero el último día fue la gota que colmó el vaso. El tipo que yo asociaba a este local o ya no trabaja aquí o, muy merecidamente, se toma las noches de los fines de semana y fiestas de guardar libres. Y como ya digo, bien se lo merece, pero sus sustitutos no están haciéndole ningún bien. El pasado miércoles, víspera de viernes santo, recalamos aquí tras comprobar que Madrid estaba prácticamente vacío de gentes y de todo, porque no habíamos cenado y nos habíamos metido un par de copazos para el cuerpo. Llegamos al local, pedimos y cuando fui a pagar lo mío, con un billete de cincuenta euros, el tipo simplemente me espetó que no tenía cambio, y pasó a ignorarme totalmente y a atender al siguiente en la fila. Así, sin más. Yo me quedé un poco pasmado, porque tampoco es que fuera con un billete de cien euros, pero me resigné y un amigo me prestó lo que me faltaba. Y ya no es solo que me hiciera aquel feo con la pasta, es que encima me preparó un kebab doble bastante endeble, que al final se terminó cayendo por los costados, y tampoco está tan bueno las dos últimas veces que lo he probado: se junta la prisa por querer hacerlo y las pocas ganas, me temo. Dudo mucho que deje de ir, porque al fin y al cabo el horario es conveniente y tal, pero antes de entrar me cercioraré muy mucho de quién está atendiendo en ese momento.
Daniel L.
Classificação do local: 5 Madrid
Después de las largas caminatas que nos hicimos ayer sábado, se me ocurrió obsequiar a mi novia con su guilty pleasure favorito: un kebab. Así que, movido por la afición de Lolo hacia este sitio(y dado que está cerquita de casa), nos decidimos a pasar por el Atena. Yo he probado kebabs fuera de España, desgraciadamente no en Alemania, donde dicen que existen los mejores(confirmado por el señor que nos atendió), pero sí en Francia, donde también hay mucha inmigración de Oriente Medio. Llevo mucho tiempo buscando un kebab que realmente me sorprenda en Madrid. Desgraciadamente, como con muchas cosas que vienen de fuera, son adaptadas al paladar español y en general las cosas pierden gracia, se les quita especias, picantes, salsas y se tira por lo que más gusta aquí: carnacas y ensaladitas. Lo metes todo en un pan de pita, un poco de ketchup y mayonesa/yogur y ¡voilà! el típico kebab que nos encontramos por estos lares. Otro problema que nos hemos encontrado es que, dada la popularidad de este plato(caso curioso, ya que además es de la comida más injustamente despreciada, junto a la china), se ha industrializado en exceso, y a día de hoy no sé dónde encontrar falafels caseros en Madrid(me refiero a sitios de take away). El Atena, como bien dijo Lolo en su crítica, es un sitio por el que pasarse para llevarte la comida a casa, no tiene ningún sentido quedarse ahí ya que los escasos taburetes están realmente para poder sentarte mientras esperas tu comida, no para quedarte ahí. Los kebabs son baratos y ricos, la carne es jugosa y los ingredientes son frescos, así que en cuanto a kebabs que encontramos en Madrid, está entre los más sabrosos. Pero pasemos al servicio. Desgraciadamente, el simpático personaje que describe Lolo estaba de vacaciones, como nos confirmó el señor que nos atendió. El hombre fue profesional y eficiente hasta que le preguntamos por la Sarma, y al ver que conocíamos algo más de la cocina que lo que debe estar acostumbrado, se le iluminaron los ojos. Ahí empezó una divertida y simpática conversación con un señor interesante y honesto. Hablamos de los kebabs en distintos países europeos, nos dio a probar trocitos de carne con la salsa picante para ver cómo de intensa era y se alegró que tuviéramos bastante tolerancia y le pidiéramos que echara más, más. Nos trató con profesionalidad, amabilidad, orgullo por lo que servía, educación, bromeando pero sin ser inapropiado y con una sonrisa en todo momento. Lo increíble de todo esto es que le estaba haciendo un favor a un amigo que estaba de vacaciones, el establecimiento ni siquiera es suyo, y aún así nos trató tan bien que sin duda volveremos. Al irnos se despidió efusivamente de nosotros, con un hasta luego, gracias por venir, que disfrutáramos la comida y que tuviéramos muy buen fin de semana. Por supuesto salimos con una sonrisa de oreja a oreja. Qué fácil es a veces satisfacer a los clientes. De ahí las 5 estrellas, no voy a entrar a valorar el establecimiento, no sé de cuánto dinero disponen, me imagino que el suficiente para seguir abiertos. El sitio indudablemente podría ser reformado, pero como no es un sitio al que vas a comer, sino a pedir comida para casa, no es algo que me moleste en absoluto. Valoro sólo la comida y el trato. El kebab tengo que valorarlo comparado con la oferta que he probado en Madrid, en cuanto a eso es rico, sabroso y jugoso, mereciendo 4 estrellas. El servicio es de 6 estrellas, por lo menos el señor que nos atendió, por todo lo que ya he explicado. Si mis cálculos son correctos, por eso el Atena se merece 5 estrellas.