Un muy buen sitio para trasnochar un poco y echarte algún baile, aunque lo cierran a las 2.30 o 3 mas o menos. De primeras decir que los tercios son Keller, cerveza vasca que me encanta. La música suele ser un popurrí de rock, reagge, jazz, mucha variedad, pinchan muchos vinilos. Suele haber bastante gente, pero si te haces con un hueco te lo puedes pasar de maravilla. Hay un buen ambiente, a mi me recuerda a los bares de malasaña, de esos que había antes y los han sustituido por gastrobares. Recomendado para terminar una tarde de cañas.
Juan D.
Classificação do local: 4 Madrid
No deja de ser gracioso llevar un lustro viviendo en el barrio y no haber entrado en la mitad de sus locales porque lo mío son principalmente el sofá y la mantita. De hecho, el único local de copas en que recuerdo estar otras ocasiones es el Travelling, pero tampoco lo he frecuentado mucho. Con la locura de la Navidad, de las comidas de empresa y toda la parafernalia, siempre hace falta terminar dándolo todo etílicamente y, si es cerca de la casa de uno, mejor que mejor. Una compañera conocía este sitio de ir los domingos por la tarde, que por lo visto tienen DJ y parten la pana; nosotros estuvimos otro día y no había DJ, pero la música molaba mucho si te molan los 50’s más chirriantes y cacofónicos, todo ello aumentado por el ruido propio del vinilo viejo. De hecho había varios rocker heterodoxos entre la población. En cuanto a la decoración, es más bien escasa y berlinesa(cada cosa de su padre y de su madre), e incluye un sujetador enorme colgando de una de las lámparas. Los precios bastante bien: copas a precio estándar, refrescos más baratos que en otros sitios similares. Ah, y dejan entrar perros, que para mí siempre es un punto a favor.