Kebapchi Jalo

Estuve en Kebapchi Jalo despúes de haber leído las recomendaciones de acá y la verdad es que si que es el mejor, he probado unos cuantos por ahí y este me ha parecido el más exquisito. Lo he pedido para llevar y si acaso se han demorado 3 minutos en tenerlo listo. Muy buena atención, muy buen precio y excelente kebab!

A mí que me expliquen cómo pueden mantener limpias las telas que cubren las paredes; sí, ya sé que la cocina está cerrada y no salen olores ni humos, pero tienen que salir partículas obligatoriamente y esa decoración no debe ser nada fácil de limpiar, ¿los tonos amarillos son propios o adquiridos tras mucho tiempo de exposición?
La cuestión es: ¿a quién le importa? No vienes aquí a frotarte con las paredes, para eso hay otros sitios; aquí se viene a comer un kebap diferente, digamos que de primera clase. De hecho, la ternera que usan para los platos no es esa que se desnaturaliza mediante el uso de calor y energía cinética en una hormigonera (decidme que habéis visto ese reportaje también, por favor), sino que son filetes comprados en carnicería de barrio, que quieras que no… Lo único malo es que, al no venir previamente preparada de la fábrica de derivados de petróleo, las especias saben distintas y, para mi eterna vergüenza, me convencen un poco menos que las habituales. Maldita sea mi estampa.
Pero que eso no os detenga, porque aquí estamos hablando de comida turca semi-​rápida de calidad, lo cual muchos notarán en un precio ligeramente más elevado que en el kebap al que estamos más acostumbrados, pero que merece la pena si tu intención no es ir por la calle chorreándote salsas encima (aunque esa imagen gustará a muchos porque sois unos sucios): aquí se come sentado como si fueras rico. Mi preferido, debido a que soy un tragaldabas de impresión, es el Plato Mesopotamia, que viene a ser de todo un poco: carne de ternera, carne de pollo, arroz, hojas de parra, falafel (que no tiene pinta de ser precocinado), patatas fritas (que sí tienen pinta de ser precocinadas)… Lo realmente curioso es que es uno de esos platos que crees que jamás podrás ingerir de una sentada y, cuando te quieres dar cuenta, ya está dentro de tu metabolismo produciendo reacciones termogénicas y anabolizando en músculo y panceta, excepto esa mitad del producto que pasa directamente a desecho porque somos seres imperfectos. Pero qué rico, amiguetes.
Si estáis por la zona y os podéis permitir echar un rato cenando lo que habitualmente ingeriríais rápidamente entre copas, es muy recomendable; si no, hay otras opciones de las habituales por la zona, pero no sé qué dice eso de vosotros.
PD: han abierto otro justo enfrente del Teatro Kapital que cierra bastante tarde porque está haciendo su agosto con la clientela de tan magno lugar, pero aún no lo he probado.

Al entrar me extraño bastante no encontrarme el tipico restaurante de kebabs, y descubrir un restaurante con las paredes decoradas xon telares, donde la carta es bastante amplia, en el que los camareros estan bastante atentos, y la comida muy rica.
Yo comí el Jalo de ternera, ensalada, trigo y salsa, por no pedir «lo de siempre» y terminé muy satisfecho. Un buen lugar a visitar

«Te vamos a llevar a comer el mejor kebab de Madrid». Así, con estas premisas, no sabía muy bien qué esperar. ¡Pero si todos los kebabs están buenos! Ah, no DE ESO NADA. Hay kebabs y kebabs, como bien aprendí aquella misma noche, que en realidad nos íbamos a comer una zapatilla al Melo’s, ese bar que a veces está abierto y otras no, porque su horario es bien volátil; pero como ya estaba cerrado, nos dimos media vuelta (literal) y entramos en el mejor kebab de Madrid.
A la entrada, me sentí un poco (eufemismo) abrumado con la decoración. Así es básicamente cómo me imagino yo los salones de Díaz Ferrán y de casi todos los implicados en el Caso Malaya: bien de telas de raso, todo con mucho dorado y recargado hasta decir basta. Tuvimos a bien además sentarnos en unos sofás que están por encima del resto y para qué queremos más. Me sentí como el malo de una película de superhéroes.
Pedimos una de patatas (yo no soy nadie sin patatas) y una serie de kebabs, que en realidad no eran kebabs, eran otra cosa, rollo rulos durum, pero ni siquiera, porque venían presentados de otra forma. Me dijeron el nombre, pero se me ha olvidado (muy en mi línea). El dueño aparece en fotos por toda la carta, y allí estaba atendiendo como uno más. Era tarde (serían las doce más o menos) y aún así, seguía entrando gente y pidiendo de comer, así que es ideal para esos días que se te hacen las mil y todavía no has probado bocado.
Sobre la comida, pues a ver: las patatas eran congeladas, y encima de esas como rugosas, que no las he entendido nunca. Pero la realidad es que ese pequeño defecto se veía literalmente eclipsado por el deliciosísimo kebab que me comí. Unos trozos de ternera que sabes verdaderamente que son ternera, y que saben como ternera, y una guindilla verde (dos, porque uno de mis acompañantes me la dejó en el plato) que me dio la vida. Totalmente recomendado.

Ideal para vegetarianos por la variedad y también por los precios, pero los carnívoros tenemos el plato estrella: Jalo normal, no olvidéis pedirlo!!!
Se puede comer pronto y cenar tarde muy práctico. La comida no solo es rica y abundante sino fresca.
Ni que decir de la atención de su dueño: Hakim atento y cercano.

El Kebab es un plato que despierta mi curiosidad y lo creo digno de estudio por Harvard o la Universidad de Salamanca en una de esas sesudas tesis para completar telediario.
A saber, el kebab o shawarma es el equivalente a la hamburguesa en versión oriental, mancha tanto o más que un gofre de chocolate y nata –imposible comerse uno sin pringarse o sin que se te caiga un cacho de ternera o lechuga, tiene un sabor muy muy peculiar capaz de resistir a los jugos gástricos repitiendose durante horas y sacia como si devorases medio cordero. Por aquello, es un plato que se suele citar como remedio anti resaca. Lo peor que tiene el Kebab en Madrid es que practicamente todos los restaurantes/​bares de kebab son como franquicias, clones unas de otras. Todos compran el mismo tipo de carne prensada que da vueltas en el mismo rollo vertical para pollos asados, todos ponen el mismo pan de pita insustancial y blandurrio, la misma salsa y los mismos aditivos. Imposible (o casi) distinguir un restaurante/​bar de otro y un kebab de otro. Lo bueno, que es una opción barata de cenar/​comer/​merendar/​desayunar.
Justo enfrente del Melo’s se encuentra una de las pocas excepciones a la regla. Este Restaurante de Kebabs –en concreto se rotula como comida turca– regentado por el doble de Khedira con coleta (jugador del Real Madrid) es un restaurante en toda regla. No es la «franquicia» cutre mega extendida que sólo tiene menús y está más orientado al take away. Es un restaurante-​restaurante para comer sentado en un salón de dudoso gusto con un tapizado extraído de cualquier película bollywoodense en las que en cualquier momento puede salir alguien cantando y bailando del pita pita del y tu sumarte a la coreografía.
Aquí encontrarás desde el clásico kebab o durum hasta comida típica arabe como humus o falafel. Es más, el Kebab lo puedes pedir en bocadillo o en plato y preparartelo tú. Una opción mucho mejor y más divertida. El Kebab es del rollo prensado (todo no podía ser perfecto), pero el pan de pita es consistente y está bueno, la salsa es deliciosa, incluso diría que la carne está mejor especiada que lo que suele ser costumbre en bares del genero. Son estupendos sus platos combinados, sugerentes y abundantes, y las ensaladas también son vistosas. Es sin duda uno de los mejores kebabs de todo Madrid.

Buenísima relación calidad-​precio, no sólo de falafel y kebabs viven los turcos. El plato vegetal es muy recomendable, las patatas fritas otro tanto, nada de grasa flotando en la bandeja, y las ensaladas un buen apaño si te apetece comer bien y relativamente ligero.
Se llena, eso sí, sobre todo en fin de semana.

Sin duda, el mejor sitio donde comerse un Kebab en Lavapiés. De categoría. Hace unos años era doblemente atractivo por su decoración mezcla de estilos rococó y muralismo amateur. Sus paredes no hubiesen desentonado en la casa del doble turco de Paco Clavel. Hoy son menos oníricas.
La comida sigue siendo muy buena. Yo siempre pido el kebab de cordero con doble de queso. Es todo un ritual y una proeza acabárselo sin haber empleado al menos diez servilletas de papel y no haber recogido del plato las tiras de cordero que caían del kebab como flores de otoño.
Es más romántico tomarse un Kebab en el Bósforo, pero a falta de pan …

En pleno Lavapiés he probado uno de los mejores Kebabs de Madrid, muy cerca de la salida del Metro, y el lugar se llama Kebapchi Jalo.
La oferta de la carta es la común en este tipo de establecimientos, y todo lo que probamos estaba bastante bueno (ya hemos repetido). Además, son muy cuidadosos en cuanto a los gustos de cada uno, ya que si pedía que lo querñia picante me traía a mi las especias para que me echase lo que quisiera.
La decoración es muy agradable, mucho mejor que los sitios típicos de Kebabs que parecen simples McDonalds. Aqui se intenta mantener una decoración acorde a la cultura d ela que proviene la comida.
El precio es muy aceptable para la calidad de la comidad. A pesar de todo, sigue siendo toda una odisea comer un kebab sin usar al menos 7 servilletas ;)