Creo que no me equivoco si digo que la Freiduría Covadonga lleva muchos años siendo una de las más conocidas(o la que más) en la zona de Sevilla Este. Un negocio familiar que se puso en marcha allá por el 92 y que a día de hoy sigue ofreciendo buen producto, buena atención y unos precios muy aceptables, además de haber evolucionado con el tiempo. De hecho, Covadonga comenzó ofreciendo pollos asados y churros, pero lleva ya años siendo conocida sobre todo como una«freiduría» con muy buen pescado, unas croquetas caseras de muerte y unas lagrimitas de pollo de las mejores que he probado en Sevilla. Además, hace tiempo que incorporaron también otros platos caseros para llevar, como las tortillas de patatas, los filetes de pollo y lomo al whisky(o al roque), la ensaladilla, la paella, las empanadas y otros muchos. Casi siempre que vengo por aquí es para llevarme algo de pescaíto frito, la verdad, pero en alguna ocasión he probado otras comidas calientes como el citado lomo al whisky o la tortilla y me han parecido riquísimos. Además, he podido comparar algunos precios con los de otros sitios de comida para llevar que me cogen incluso más cerca de casa, y la verdad es que aquí son más económicos manteniendo(o incluso superando) la calidad. Especialmente con los fritos, que no me gustan cuando están aceitosos: en Covadonga fríen bastante bien y el resultado se agradece mucho. Por cierto, super simpáticas las chicas que atienden. Además puedes hacer tu pedido por teléfono y recogerlo en un rato para no tener que esperar, lo cual es muy recomendable sobre todo para los días y horas punta. Muy, muy recomendable esta freiduría.
Antonio Miguel G.
Classificação do local: 3 Dos Hermanas, Sevilla
Cómo me gustaba cuando mis compañeros de clase de fuera de Sevilla cambiaban de piso. En esas ocasiones organizábamos unas juegas de las que marcan época: cerveza y Playstation. Ésta es la historia de una de esas juergas, y cómo descubrimos un sitio para que él comiera cuando se le acababan los tuppers que le mandaba su madre. Un compañero se había mudado a Sevilla Este, y ese fin de semana estaba sólo en el piso, así que aprovechamos para ir para allá como hienas sobre un ñu del que ha dado buena cuenta un león. Cargamos el frigorífico de cerveza y nos llevamos el adaptador de cuatro mandos. De tanta cerveza y tanto Pro Evolution, se nos fue la hora, y nos dieron las siete de la mañana. En vez de irnos cada uno a casa, bajamos a la calle a ver si encontrábamos algo de desayunar. Después de un rato dando vueltas, vimos una churrería abierta, con algunas personas haciendo cola fuera. Esperamos y compramos un papelón grande para todos. Empezamos a comérnoslo en la calle, que con el frío que hacía, se agradecía mucho. Acabamos arriba el desayuno, y nos acoplamos para dormir como buenamente pudimos. Cuando nos despertamos, escalonadamente, decidimos que nos quedábamos allí a comer. Total, no teníamos nada mejor que hacer. Lo que tampoco teníamos era nada para comer, así que bajamos a la churrería de por la mañana, que también ponen cosas de comida para llevar. Encargamos varios papelones de varias cosillas y comimos como señores en el piso. Después de comer, nos fuimos cada uno a su casa. Fuimos muchas veces más a casa de mi compañero con el mismo plan. Pero nunca como aquella primera vez.