Los graffitis elaborados de los escaparates es una cosa cada vez mas extendida. Los comerciantes viendo que no podían luchar contra los graffiteros dañinos, se han unido a ellos y les pagan para que con un bote de spray les hagan verdaderas obras de arte en sus locales. Siempre que pasaba por la puerta del Asador de Pollos Oliva, me llamaba la atención el graffiti tan chulo que cubría el escaparate: un cocinero muy remilgado ofrece uno de sus platos, rodeado de una hamburguesa, un pollo asado y la Torre de Pisa(como alusión a que también venden pizzas). Parece una tontería pero nada mas que por el dibujo me apetecía probar uno de esos pollos. Eran mas de las tres y yo acababa de llegar a casa. Dudando entre si ponerme a hacer la comida(y comer a las 4) o si pillarme algo fuera, elegí esto último. Me acordé del Oliva y allí que fuí. Como no iba a ser menos me pedí un pollo asado con patatas fritas, todo por 9 euros. El chaval me ha atendido amablemente y en un momento ya me había preparado mi pedido. Me sorprendí porque yo pensaba que solo vendían pollos, pero qué va, venden de todo: serranitos, platos combinados, baguettes, fritos, pizzas, sandwiches, hamburguesas, pastas y menús, todo para llevar, pues en el local no hay mesas ni sillas. Pero el pollo Oliva, no me ha convencido. Me esperaba otra cosa. El problema es que yo creo que la salsita llevaba mostaza, y la mostaza y yo como que no nos llevamos. Para el que le guste perfecto, pero eso se avisa. Ahora el pollo nos ha sobrado la mitad, lo mismo que la salsa que había un montón, todo ha quedado en un taper para otro día. Las patatas fritas si que me han gustado.