El Solete

Mi madre dice que me paso el día bebiendo. Y lleva razón, no puedo pasar más de una hora sin llevarme algo de líquido a la boca. Es por eso que soy especialista en detectar este tipo de tiendas en las que venden chucherías y bebidas. Y en Sevilla Este no iba a ser menos. En esta ocasión, iba a una de mis tiendas de confianza, de las que me gusta ir específicamente (concretamente al relojero). Como estaba cerrado, me puse a hacer tiempo y di con esta tienda. Como no, me pillé una latita de refresco, que la sed empezaba a apretar.
Es una tienda decorada en colores vivos, azules, amarillos y naranjas predominan en la decoración de un local en el que no se podían haber metido más cosas: estanterías con chucherías, piñatas y bolsas preparadas en uno de los laterales. La nevera de las bebidas al fondo (fresquitas, fresquitas, que eso se agradece). En el otro lado, revistas y periódicos, además del mostrador.
Pero sin duda, lo mejor de este negocio es el trato al cliente. No podían haber elegido un nombre mejor, porque la mujer que atiende (por lo menos la que me atendió a mí, no sé si siempre estará ella), es un verdadero solete. Ya al entrar se le ve, tiene pinta de ser buena persona. Pero es que luego lo demuestra, sonriendo siempre, bromeando acerca del cambio del que anda escasa, o del nuevo sabor a gambas al ajillo de unas patatas fritas.
Sin duda, hay muchas tiendas de este tipo. Por todas partes. Pero para estar detrás de un mostrador de una tienda en la que los principales clientes son los niños hay que tener ciertas cualidades y capacidades. Hay que ser todo un solete. Y desde luego, el nombre le viene a esta tienda que ni pintado.