Noviembre

Sábado, 15:30 de la tarde. Es bastante tardecillo, pero nos hemos levantado tarde y no hemos tenido hambre hasta ahora, así que después de un paseíllo por el Matadero, hemos vuelto al barrio a ver dónde comemos. Íbamos de camino al Federal porque todo estaba hasta arriba, y terminamos recalando en el Noviembre. He visto que tienen brunch varias veces, lo pone en la pizarra, y es bastante extenso por un precio muy módico (15 €).
Nos acercamos a la barra: están completos, pero nos dicen que hay una mesa que va a levantarse en breve. Pedimos dos vinos y esperamos charlando. En seguida nos sientan y nos traen las cartas, yo digo que vamos a tomar brunch y nos dice que el brunch solo se sirve hasta las 13:30. Esta cuestión no se especifica en ningún lado: ni en la pizarra, ni en la carta, ni nada. En la web solo pone «a partir de las 13 horas». Pensé que cerrarían después del servicio de comidas, pero no porque abren todo el día de seguido hasta las dos de la mañana. Me quedo un poco picueto, pero bueno, decidimos echar un vistazo a la carta.
Y jobar, menudos precios tiene la carta. Pedimos uno de los entrantes, el ceviche de corvina, que sale a 12 € la ración completa, y tampoco es que sea muy pomposa. Mi acompañante continúa con un tartar de atún (17 eurazos, acompañado de unos panecillos y ya, sin ningún tipo de guarnición) y yo tiro por la hamburguesa, que no está mala, pero por 12,5 € me espero algo un poco más grande. Tampoco está genial de sabor, es pasable pero sin más. Entiendo también que no es un restaurante especializado en hamburguesas, pero hay lugares muy cercanos (Carmencita, Roll, Federal, Burnout) donde las sirven mejores.
Resultado: con un par de vinos por cabeza salimos a algo más de 25 € por persona, lo que me parece tirando a caro, teniendo en cuenta que la comida es normalita y –lo que es peor– escasa.