Donde fueres, haz lo que vieres. Pues en el Casa Candi más. Y es que, o te quitas el chip de la formalidad y el comportamiento habitual en un bar o éste no es tu bar. Porque vamos, eso de que te esté cantando una especie de mezcla entre un coro rociero masculino y un grupo de bilbainadas durante todo el tiempo que estás en el bar, pues no es para todo el mundo. En cambio, si lo que te gusta son los hit´s de los años…de ya hace años, himnos varios, los clásicos de la tuna y de la España cañí, Casa Candi es tu casa. El bar podría calificarse como cutre-bar(desde el respeto y la admiración más absolutos), con sus tapas de pipas, aceitunas, pipas, cacahuetes… pero también hay otras cosas. Cierto que no los probé, pero los platos de cangrejos de río volaban sobre nuestros hombros y cabezas(según la altura de cada cual). En fin, una experiencia muy recomendable, que siempre está hasta arriba de gente y que cierra a una hora muy correcto para no ir muy sereno. Ah, el coro cuenta con una guitarra española
Fer A.
Classificação do local: 5 Madrid
La popularización de la expresión ha hecho que la deteste. Me refiero a la de «no es adj. calificativo, sino lo siguiente». Demuestra pobre lexico y vagancia en buscar adjetivos o sinonimos todos ellos prolijos en nuestro rico vocabulario. Bueno, pues hay bares especiales, hay bares muy especiales, y el de Candi es lo siguiente. Único en su especie. Un rincón de vida y jolgorio donde encontrarse con un ambiente muy especial. No mienten los comentarios anteriores. Es un bar único donde los haya. Donde los lugareños se pueden poner a cantar boleros, coplas y canciones populares guitarra en ristre, donde tomar un vinito, un doble de cerveza o un copazo en el que hasta el último individuo del bar, empezando y terminando por el propio Candi se lo estan pasando en grande. Gente de todas las edades, desde los mocedades hasta los más chavalucos y mozalbetas. Y es que me sabe mal llamarlo bareto, antro o after hour. Esto es la Casa de Candi. Su casa. Donde te pondrá oreja, aceitunas, cacahueses o lo que haya. O si se lo pides, con cariño, le dirá a su señora(la cocinera) que te ponga una ración de algo o un bocata. Su casa en la que monta una fiesta todos los días con un grifo de cerveza y una caja de vinos. Entre amigos. Donde imperan sus normas. Si vienes aquí es para pasartelo bien. Si no, no vengas.
Alberto P.
Classificação do local: 4 Madrid
Hay bares que no necesitan de decorados vintages, de coloridos llamativos, de suelos de baldosa hidráulica, en resumen, de motivos de decoración para hacerlos atractivos y especiales. Y existe otra categoría de bares dentro de los anteriores donde el magnetismo de local es la personalidad del dueño. Este el caso de Casa Candi. La estética del local, un bar de barrio de toda la vida, 44 años en Noviciado, no invitaría a muchos a entrar. Desde fuera no hay nada que lo haga destacar. Pero dentro está Candi, un personaje arrollador, un Bardem de los bares«manolos», de los de toda la vida. Es especial por el ambiente que crea Candi, siempre con las mismas ganas o más de pasarlo bien que sus clientes. La música es una de sus pasiones como podrás observar en la barra, siempre con una torre de cds a punto de desmoronarse: Ama a Camarón, el flamenco, pero es un barman ecléctico, acepta todo tipo de música que le pasen sus clientes. El último día que pase por su calle, a las doce del mediodía sonaba«un sorbito de champán», de los Brincos. Si te ganas su confianza te dará su móvil para que un sábado a las tres de la mañana, aunque veas el cierre echado, le llames y levante el cierre metálico que te conducirá a uno de los after con más solera de Madrid. Seguramente te encuentres a algún famoso director de cine o un personaje del flamenco. Si no conoces el bar te recomiendo un viernes a las doce de la noche como Día D y Hora H para tener el primer contacto con el universo Candi.