Pepita Pulgarcita

With wines stacked high behind the bar and subtle, inventive tapas, tastefully presented, tiny Pepita Pulgarcita is great for a snack, meal or simply a copa (glass).

Qué pena no haber leído una reseña antes de sentarnos… Hemos cenado un montadito de solomillo con queso brie y cebolla caramelizada, salmón con ricura envuelta en arroz y unos huevos rotos… los huevos ni fu ni fa los rollos ok y el solomillo nada del otro mundo. El lugar bastante feo, grande, con un olor no muy agradable… Desde luego que no volveré! Y mas teniendo en consideración lo cerca que esta de Vela! Pero bueno toda la cena con tres dobles y un mojito de sandia para mi chica por 32 €…el servicio muy majo eso si…

Siento muchísimo tener q decir q la segunda vez q vine a este sitio fue un desastre… no funcionaba el aire acindicionado y el local estaba descuidado en gral, no sé si habrá cambiado de dueño… d los tres camareros, dos eran un desastre, y el otro no daba abasto para atender a todas las mesas. La comida normal y muy cara…

Ay, NO. La experiencia fue extraña. Llegamos de rebote porque el sitio al que íbamos estaba cerrado y la verdad es que nos salvó la vida, pero ya está. Resulta que en pleno julio se les había estropeado el aire acondicionado y después de estar ya acomodados en una mesa en el interior, le preguntamos a uno de los camareros (que de verdad le faltaba un regonet) y nos dice ¡ay, yo también me he quejado y así estamos! Creo que eso no es respuesta de recibo, pero luego el mismo chico nos ofreció otra mesa contigua (y por tanto igual de insoportable de calor) sin sentido alguno. Otro que nos atendió después, y que la verdad se empeñó mucho en hacernos la noche agradable, nos montó una mesa fuera y estuvimos mucho mejor.
Pero luego llegó el follón de cosas. No se aclaraban mucho, cada vez venía un camarero, trajeron las bebidas y el vino nos lo dejó son abrir en la mesa (tuvimos que avisarle), pedimos varias cosas para compartir por duplicado y en general la comida no estaba mala, pero había algunas cosas que me parecieron un poco tomadura de pelo. La brocheta de verduras, a ver, costaba 9,80 euros y era un pincho con calabacín, berenjena y champiñones regado en una salsa dulce que no nos gustó a nadie. La tabla de quesos también me pareció de risa por 10 euros y lo mejor, le preguntamos al chico del aire acondicionado que qué quesos eran y se empezó a reír y contestó: pueehhh, yo creo que queso ¿no? jajajajaja
A ver, la atención a pesar de que el otro chico se empeñó en sonreír y atendernos bien, no es profesional y eso se nota demasiado. Torpeza, no saber estar, no saber contestar, desconocer los platos de la carta… No.
Otro detalle feo fue ver salir a la cocinera a sentarse en el suelo, a nuestro lado, a fumarse un piti. Que no digo que esté mal, pobre mujer, que digo que queda horrible la imagen.
Falta mucho camino por recorrer. La comida no está mal y al final salimos a 20 euros con vino y refrescos (sin postres ni café), pero a no ser que vuelva a leer una reseña de algún Élite con muchas más estrellas no repito.

Un lugar con mucho espacio. Os aconsejo para un grupo poco exigente, que le no moleste pagar por un mal atendiendo, es decir el personal que trabaja en el lugar no está nada preparado para sus labores .
La comida no está mal tengo que confesar.

Solo estuvimos tomando unos gintonics, pero les queda mucho por aprender. Mucha ginebra, que además, pierden dinero por poner mas cantidad, y el combinado además estaba cargado. Y la tónica Seagrams que ponen, teniendo Schweppes, no les confiere mucha calidad.
Eso si el precio a seis euros, porque lo tenían en promoción. Que bueno, siendo en las cortes valencianas, no esta mal.
El sitio en decoración, precioso. Me encantó la lámpara de la entrada, aunque nosotros estábamos en la terraza.
Me sorprendió que estaba conectado con el gimnasio que hay en la esquina. Esta bien, supongo que tendrán ofertas.
Yo había ido al del centro, pero parece que los socios se separaron y este es independiente al de la calle caballeros.

Sólo he venido una vez aquí, pero fue la experiencia más desesperante que he tenido en un restaurante desde hace mucho tiempo. Era la comida de navidad de mi gimnasio y fue un auténtico desastre. No comí hasta cerca de las 12 de la noche, todos los camareros desbordados y algunos con poca educación. Sacaron los platos muy lentamente, esperando a que estuvieran todos los comensales… lo cual es la peor idea que pudieron tener. Ya que entre la espera y el reparto, la gente se comia hasta los floreros.
Pasamos a la comida: los entrantes mediocres y escasos para cada cuatro. La carne horrible, seca y sin sabor. El salmón lo mismo. El postre para olvidar. No he vuelto a ir porque la comida además costó una pasta 35 € y a mi sólo me timan una vez.

Hace no tanto era un restaurante familiar que hacía menús caseros para los socios del gimnasio O2 que aprovechaban la hora del medio día para cultivar sus cuerpos y para los trabajadores de las empresas de la zona que acudían para poder descansar aunque fuera por un rato sus mentes.
Ahora, sin perder la esencia del dar de comer bien a quienes la visitan, se ha convertido en la chic Pepita Pulgarcita.
Terraza, amplitud, combinación de colores y texturas, espejos, lamparas, mucho personal para sentirse atendido de forma rápida y eficaz. Pepita Pulgarcita va conquistando la ciudad!
Podemos disfrutar de su ambiente en la calle Caballeros, con sus grandes cristaleras, su decoración blanca inmaculada, sus mesas altas y esos mojitos que tanto nos gustan. También la encontramos en La Alameda, magnifica terraza frente al cauce del rio Turia y ahora tenemos su Olé en la Avda. de las Cortes Valencianas, creciendo como crece la Ciudad, al lado del fantasma del nuevo Mestalla, junto a la salida de la parada de metro de Beniferri, a un paso de Media Markt y una buena elección para cenas de cumpleaños o de empresa.

Hay un local con el mismo nombre al norte de la ciudad, pero este está más enfocado al copeo y a las tapas. Con un amigo que vino de Castellón visité este local y en general nos gustó porque, además de ser muy espacioso (tiene los techos muy altos), se puede bailar si el ambiente es propicio para ello.
De hecho, a partir de las 12 de la madrugada, cuando hay más ambiente, las mesas sulen ser retiradas por el personal para este propósito.
Además de la copa de vino que nos tomamos, pedí una brocheta de langostinos asados, de muy buen sabor, asados que me costó 6 euros.
Mi amigo, por su parte, quiso probar la tarta de queso. En total pagamos alrededor de 20 euros por los dos y, la ventaja, es que no cobran cover.
Buen sitio para ir en pareja y con amigos.

Este restaurante-​copas desprende luz y encanto… cuando pasas por la puerta entrarías aunque fuese solamente para verlo.
Para empezar, su nombre me recuerda a mi infancia, estaba loca con los dibujos de Pepita Pulgarcita… me parece un nombre tan original para un restaurante!
En la puerta tiene dos maceteros blancos grandes y una pizarra con el menú de cada día (paso contínuamente por delante y os aseguro que es completo y diverso); en el hall han colgado una lámpara-​araña preciosa, las paredes son en un verde pistacho y se suben unas escaleras hacíà la zona del comedor.
Recuerdo, quedarme alucinada con toda la pared frontal iluminada en azul, creando un ambiente super chic y exhibiendo en ella, todas las botellas de las que disponen para el momento «copas».
De momento, he estado en dos ocasiones y tan diferentes… el primer día fuí de copas con mis amigos y realmente tienen gusto a la hora de su preparación; el segundo día, me comí un brownie con helado de vainilla que si ese plato no es su especialidad, me muero por probar el que realmente lo sea !!