Sí. Ya lo dice Ricardo R en su comentario: en este bar, las prisas debes dejarlas de lado. Eso sí, sentarse en su terraza hace que puedas disfrutar, por un lado, de la brisa que puede hacer; por otro lado, si tienes nanos, puedes dejarlos tranquilamente corretear por la plaza que da nombre al bar. Y es que este bar es de los de antes, de los que por ellos no pasa el tiempo, a pesar de que se muestran con la cara lavada y un aire más actual. Tan solo conozco la terraza porque con la brisa que hacía, no nos apeteció entrar al interior y comprobar si había o no aire acondicionado. Nosotros nos decantamos por dos cervezas y dos copas de vino, servidos con sus cacahuetes y, lo mejor de todo, sin dudarlo ¡el precio que pagamos que resultó irrisorio! Dejo pendiente volver a probarlo o a disfrutarlo, que he leído en otras reseñas, que hacen buenos bocatas. El precio desde luego, hace que se pueda probar sin que se resienta el bolsillo.
Eva ..
Classificação do local: 4 Valencia
Tardaron un poco en servirnos y como llegamos a cenar bastante tarde no pudimos pasar mucho tiempo en la terraza y a las 00:30 nos invitaron a irnos. Típico bar
Ricardo R.
Classificação do local: 2 Mislata, Valencia
10 minutos esperando que me sirvieran y 15 minutos para que me sacaran un café solo… vamos, no creo que vaya volver con prisa!
Albert F.
Classificação do local: 4 Patraix, Valencia
Un clásico del barrio, buenas tapas, ambiente casero y en plena plaza de Patraix. Relación calidad precio bien y un buen sitio para cenas de grupo, para mí lo único mejorable la atención, terraza estupenda con buen tiempo y cubierta en una parte ahora en invierno. Puedes dejar jugar a los chiquillos en la plaza.
Néstor V.
Classificação do local: 3 Valencia
Patraix no me parece un barrio especialmente bonito ni tiene reclamos que te arrastren allí; pero toda la gente que conozco que vive allí siente orgullo y arraigo y, cada cual a su manera, procura enriquecerlo, darle vida. Esto se nota en el Bar Patraix, en su gente del barrio. Alguien me cuenta que este garito fue en tiempos de antaño un casino, el Autonomista Blasquista, y que desde su balcón dio mítines Blasco Ibáñez. Y aunque el bar no me parezca especialmente bonito y su cocina no tenga reclamos que me arrastren allí, de alguna manera entiendo el orgullo de barrio que se respira allí.
Pablo M.
Classificação do local: 3 Valencia
La plaza, la terraza, la casa vieja, le daba un cierto encanto… yo sólo he ido a almorzar ahí y la verdad es que me encontrado con una camarera un poco«prisitas» y Telecinco en la TV… que si sales a la terraza te libras de la TV, pero no de las prisitas… Por lo demás, las bravas correctas y la caña bien… a un leuro Habrá que intentar por las noches a ver que tal…
Cynthia R.
Classificação do local: 4 Valencia
El Bar Patraix es el bar más típico de este barrio. Es que no sé cómo seríà la plaza de la iglesia de Patraix sin la súper terraza de este sitio. No sé cuántos años llevará ahí, pero parece que ha nacido con el barrio. Lo recuerdo desde pequeña, con su amplio comedor en azujelos muy de toda la vida, y su expositor de tapas que te da ganas de probar todas. Últimamente ya no voy con la familia a cenar sino con mis amigos, lo cual quiere decir que es barato. Unas bravas, un plato de croquetas(buenísimas), unos calamares y un bocata para cada uno y ya nos hemos puesto al día mientras cenamos a lo tradicional. Los bocatas son bastante grandes, así que si estás guardando la línea no recomiendo el de blanco y negro y habas o cosas así, que luego vienen los arrepentimientos… pero si no, ¡a disfrutar! que están buenísimos. El camarero que no sé si lo hace adrede porque siempre nos toca el mismo, es bastante simpático, aunque vaya agobiado(somos muchos los que vamos a cenar aquí) siempre tiene una palabra amable o una bromita, y es de los más rápidos y con más memoria que he visto en muchos bares.
María P.
Classificação do local: 3 Valencia
Un bar con localización privilegiada, suya fue la primera de las terrazas que ahora llenan los bordes de la plaza. Tras la reforma de hace pocos años le dieron un estilo más marcado, con paredes de piedra y una entrada más adornada, ya que antes se limitaba un poco a ser el típico bar con paredes de gotelé blanco y camareros con camisa del mismo color. Su gran ventaja es, además de una terraza en el cruce de la calle que pone límite al barrio y una visibilidad prácticamente entres desde la parte de la plaza que entres, la amplitud de su salón. Se trata de un lugar perfecto para cenas multitudinarias, aunque tampoco se está mal cenando en grupos más reducidos o parejas, pero vamos, como lugar romántico donde ir en la primera cita, pues como que no. Su especialidad son las tapas, que están expuestas sobre la barra, a lo clásico. Pero también se puede cenar de bocadillo, encontrando también típicos bocados como Chivito, Brascada o Almussafes, entre una extensa carta. En los tamaños tampoco escatiman, y te lo sirven cortado por la mitad para que puedas participar en un ágil«déjame probar el tuyo». El humor de los camareros depende un poco de cómo sople el viento, porque al mismo trabajador lo puedes encontrar tan relajado que te entable conversación o tan estresado que ni te haga caso, pero es normal teniendo en cuenta la cantidad de clientes que pueden llegar a tener en una misma noche. Un bar al que ir a cualquier hora. Yo cuando más he ido ha sido por la noche y, sin embargo, lo prefiero para estar en la terraza a media mañana o media tarde tomando unas cañas y unas bravas. A partir de las 10 de la noche, se va llenando rápidamente hasta crear un bullicio atronador. Pero ¿acaso no es ésta la esencia de todo bar grandote de barrio? Al menos ya no huele a puro…