Unas amigas de fuera vinieron a verme a Valencia y tocaban las cinco de la tarde. Como las recogí en la Estació del Nord, fui a lo fácil: cruzamos Gran Via y de cabeza a Russafa. Plena calle Cádiz pateada de arriba abajo y no hacíamos más que encontrarnos todos los negocios estandarte de esta famosa vía con la persiana echada, que ya es difícil porque los hay a centenares. ¡Maldito seas, mes de agosto! En cuanto vi éste de par en par me lancé como quien ve un oasis entre dunas, además recordaba haber leído por aquí unas reseñas que auguraban un bar cutre pero con encanto. Seré directa: siento avisar de que se queda en lo primero. No teníamos grandes expectativas, sólo necesitábamos un techo bajo el que huir del solazo de sobremesa y en la puerta había una pizarra que anunciaba quinto + tapa por 1 €. No necesitaba mucho más para complacer. Pues sí, si lo necesitaba. El quinto y tapa son ciertos. Quinto fresquito, tapa enana pero rica –después de la confusión de lo que creíamos hummus y resultó ser queso manchego restregado. Pero qué estrecheces, qué mesa más pringosa, qué parroquia más escandalosa y «selecta». En la barra, tirereta de una media de edad bastante alta cuchicheando sobre las chicuelas de la mesa sin importar que, por culpa de este espacio enano, las chicuelas de la mesa escuchan hasta cada respiración en el cogote. En fin, mis amigas salieron un poco espantadas del lugar y yo quedé como una negada conocedora de mi propia ciudad. No tuve tiempo de descubrir la terraza interior, los menús baratos, ni el resto de lindezas que se destacan de él. Y quien alegue que soy una pija en cuanto a bares fritangosos, poco me conoce, oiga.
Javier C.
Classificação do local: 4 Valencia
Me encanta el barrio de Ruzafa, es una de las zonas de Valencia donde me gustaría vivir, y una de las cosas porque me encanta son los bares de la zona de quito y tapa. El bar stiletto a parte de tener la gran oferta de un quinto de cerveza con una tapa por un euro, también tiene un llamativo menú por siete euros y medio. He venido varias veces a comer entre semana y es bastante agradable, y te sirven muy rápido pero eso si, sin prisas, viene bien si no tienes mucho tiempo y la hora de la comida es muy estrecha. Una de las características que lo hacen especial es su terraza interior, muy agradable en verano o primavera, y en invierno para los fumadores es excelente, pueden comer en el interior y salir a furmar un pitillo mientras se toman el café, que para muchos eso es sagrado.
Nacho D.
Classificação do local: 3 Valencia
El Stiletto tiene una mezcla de esencias. Primero porque el sugerente título y el grafismo utilizado en la persiana me dan la sensación de ser un bar anclado un poco en la movida. Segundo porque si miras de reojo su interior verás un bar normal y corriente, con una clientela de muchas edades alejada un poco de esa primera impresión de movida madrileña y algo alejada, también, de la movida actual. Es decir, que te puede pasar muy desapercibido, sin ningún rasgo aparente que te haga plantearte el entrar dentro. Sin embargo, algo tiene. Siempre hay gente. Hay menús diarios baratos, hay bocadillos, hay montadito con el quinto a 1 euro y hay una terraza interior que, sin ser gran cosa, siempre da un toque. Y ha sido el bar que siempre ha estado debajo de casa y el objetivo cuando nos quedábamos sin tabaco, sin hielo, sin cocacola e incluso sin sacacorchos. Es un bar simple, sencillo, sin más pretensión que la de que la gente esté bien; por eso siempre hay gente. Y además es barato.
Salva F.
Classificação do local: 3 Silla, Valencia
Hace poco un amigo me recomendó ir a un sitio llamado el Desván del Café. Me habló, sobretodo de su preciosa terraza interior. El sitio estaba en Ruzafa y me dijo cómo se llegaba, qué calle era y todo eso. Quise llevar a una amiga para impresionarla, pero no tuve en cuenta mi capacidad nula para orientarme. Nos pasamos un buen rato dando vueltas por todas las calles, que siempre me han parecido que se llamaban igual(Calle Sevilla, Calle Sueca, Calle Denia, Calle Cuba, Calle Puerto Rico…) yo empezaba a desesperarme sin encontrar el sitio. Y mi amiga empezaba a insinuar que se aburría, que si tendríamos que irnos. Yo ya había aceptado mi derrota en mi intento de ligue, pero no iba a llevarla a casa tan pronto. Así que, aunque pensara que soy idiota, yo iba a retenerla un ratito más. Justo entonces pasamos por delante de un bar feote. Con un cartel arriba de estos rojos con letras blancas, patrocinados por Estrella Damm, súper típicos y nada glamurosos. Sin embargo, leí algo casi sin querer en una pizarrita: hay terraza interior. Así que ahí entramos. Por dentro no era tan feo como iba a parecer por fuera, con relojes antiguos en la pared y el patio interior era monísimo. Además, había oferta de quinto + tapa por 1 euros, por lo que nos pusimos finos y morados, lo cual hizo fluir la conversación y me permitió arreglar un poco mi imagen. No pasó nada ese día, pero el día siguiente me volvió a llamar preguntando cuándo nos volveríamos a ver.