Ni recuerdo cuándo fue la primera vez que estuve en esta heladería, lo único que sé es que desde que vivo en Sevilla en verano el plan después de cenar es ir a Los Valencianos. A día de hoy conozco muchos otros sitios con mucha más variedad de sabores y más bonitos. Pero nada es comparable a esas noches calurosas sentada con amigos en pleno barrio del Cerro saboreando mi helado de fresa y vainilla. Se pone hasta arriba de gente, suele haber muy buen ambiente. Los entendidos en helados dicen que en cuanto a sabor son de los más ricos y de precio no está nada mal.