Es una pena comprobar el estado de las instalaciones y la mayoría de los pabellones de lo que fue la Expo’92. En especial todo lo que no ha sabido encontrar una funcionalidad, o fue concebido con alguna intención artística, o de ocio, como es el caso de los jardines, se encuentran totalmente abandonados. Los parterres están casi ocultos por la vegetación y las malas hierbas, las fuentes están agrietadas y los bancos, glorietas y paseos impracticables. En su momento se sembró un laberinto de setos que en la actualidad está en un estado lamentable. Esperemos que con el próximo 25 aniversario, la asociación legado 92 consiga el apoyo prometido por el gobierno local para, por lo menos, adecentar y mantener estos jardines, y el abandonado también Jardín Americano.