Jardines de la Cartuja

Aire libre y tranquilidad. Un autentico oasis cargado de historia y sabor con todos los ingredientes necesarios para ser desde una escapada entre semana, hasta En un lugar de esparcimiento sano los fines de semana.
En este cesped se realizo la inaguracion de la EXPO del 92 y aun se pueden apreciar en sus alrededores las obras de arte traidas con motivo de dicha exposicion. Es un lugar muy bonito que te permitira abstraerte del mundo y respirar una buena dosis de aire fresco.
A diferencia de otros parques o jardines de la zona, este se encuentra mejor conservado al estar dentro del recinto de el CAAC. En resumidas cuentas, un sitio para disfrutar de esta parte de la ciudad.

Siempre que puedo, utilizo la biblioteca del Monasterio de la Cartuja. Supongo que el estar en el interior de un lugar que ha significado tanto en la historia me inspira especialmente, aumenta mis ganas de saber y me ayuda a concentrarme en actividades de mayor calado intelectual… Pero en realidad, lo que más me gusta de estas jornadas son los largos paseos por los jardines de este monumento.
Me relaja profundamente caminar por el huerto, donde pienso en la dura actividad que años ha, algunos monjes practicarían para obtener de la tierra sus mejores frutos… Me extasía el olor a naturaleza pura, el clima de sublime tranquilidad, alejada del mundanal ruido, como si me hubiera tele transportado a otra dimensión donde no tienen cabida los estruendos ni la ferocidad de la vida. Me emociona sentirme recorriendo el mismo espacio que quizá pisó Colón, mientras divagaba sobre su próximo viaje al Nuevo Mundo.
Allí, entre viñeros, chumberas, granados y olivos, me siento diferente. Me gusta relativizar lo que me ocurre mirando a los cipreses y palmeras que se extienden hacia el cielo; me deleito con la viveza de colores de las buganvillas, granates, moradas, blancas y amarillas…, y lo que más me sorprende: el espectacular ombú, que según la leyenda, fue plantado aquí por el hijo del almirante Cristóbal. ¿Sabéis que no es un árbol, sino una hierba? ¡Qué curioso!
De los espacios más singulares y menos conocidos que tenemos en nuestra ciudad.