Huracán

Un sitio para no venir: es caro, la calidad de los productos cocinados es mala y las tapas muy escasas.
Dudo de la higiene del sitio al ver como han presentado el castillo del pan y picos.
La terraza es incomoda y sucia (pegada a la carretera y en el acerado) las mesas muy pegadas y ¡hay un montón de moscas!
Se han equivocado, me han puesto una ración en vez de una tapa y ¡ni me di cuenta porque las porciones son mínimas!
Los empleados parecen no llevarse muy bien.
Es la segunda oportunidad: la primera compré para llevar pescado y el adobo estaba en mal estado (podrido) y al devolverlo ni me pidieron disculpas…
No vuelvo más. Es más, no se por qué volví

#LunesDeReseña
Llevo años viniendo al «Huracán», pero al restaurante de El Cano en los Bermejales. Siempre he tenido a este sitio por un sitio familiar, muy de barrio, pero cuando he decidido probar su versión en cervecería en la Av. de Alemania me he quedado con la boca abierta. Y luego no he parado de comer.
Siempre que he pasado por delante estaba lleno, pero he de reconocer que los domingos no es que esté lleno, es que hay gente esperando para sentarse. Algunos optan por sentar a los niños en la barra y comer allí de pie.
Nada más entrar se me fueron los ojos a un camarero que pasaba con un plato de pescaito frito, y no dudé en pedir adobo y puntillitas. En la mesa también pidieron pavías, cabrillas, croquetas caseras, paella y pulpo a la gallega, todo con una pinta que no decepcionaba al paladar. La paella fue lo que más dejó que desear, demasiado colorante para mi gusto, y el arroz un poco pasado. El pulpo y las croquetas como en cualquier otro sitio, eso sí, cantidad no les faltaba a ninguno. No puedo hablar de las cabrillas porque no me gustan, pero se acabaron bastante rápido para lo que estoy acostumbrada a ver. Y finalmente, las puntillitas. Eso no eran puntillitas, eran puntillacas, muy probablemente las mejores que haya probado en mi vida, nada aceitosas, buenísimas.
La decoración es normal para un bar, pero llama la atención las pizarras con la cantidad de platos fuera de carta que tienen (la carta normal en papel de las mesas), y lo bien enseñaitos que están. Dejan hacer fotos a los platos y al local porque son conscientes de que «eres de esos del yel» (señalando a la pizarra donde tienen puestas sus redes sociales) y eso es bueno para el negocio.
También tienen gran variedad de marisco que me quedé con las ganas de probar, tanto por lo llena que estaba como por el precio que marcaba la pantalla informativa que tienen justo delante de «la sala de barriles» (tienen una especie de vitrina donde puedes ver los barriles de cerveza enfriarse para que te sirvan una caña bien fresquita y muy bien servida).
Sin duda, teniéndolo tan cerquita de casa repetiré siempre que pueda. Ahora solo tengo que convencer a mis amistades que venir a los Bermejales no es venir «a la otra punta de la ciudad en vano».

Hace unos años un amigo me llevó a tomar una cerveza al Huracán. He de concretar que vivo en el centro, de manera que me pilla bastante retirado; pues desde aquel día no dejo pasar la ocasión de visitarlos como poco una vez al mes, aunque siempre intento reducir al mínimo los períodos de ausencia de tan fantástico lugar.
El Huracán no es una cervecería cualquiera, no: es la mejor.
Como en todas las cervecerías tienen marisco, pescados y tapas frías, pero ahí terminan las similitudes con sus homónimas.
No hay en Sevilla otro sitio donde tomar una caña de Cruzcampo más rica que aquí, pero además tienen una excelente calidad en todos y cada uno de sus productos.
He llevado a muchos amigos a conocer el sitio y todos ellos han salido encantados.
Es pulcro, de ambiente agradable zona interior con barra, mesas altas y bajas, sillas o taburetes, y siempre como los chorros del oro.
Tienen una gran variedad de tapas, calientes y frías, guisos diarios, paellas los domingos…
Recuerdo la primera vez que llevé a mi padre: a él le gusta mucho el menudo y siempre que vamos es de obligado cumplimiento pedir una ración, porque cuando lo probó, me dijo que estaba buenísimo y que tenía exactamente el mismo sabor que el que hacía su madre, mi abuela.
Tienen de todo en las cartas pero siempre es aconsejable echar un vistazo a las pizarras que hay al lado de la barra, porque siempre podemos encontrar alguna grata sorpresa.
Pulpo a la brasa, mejillones, chocos fritos, gambas, boquerones, salmonetes, huevas de caballa a la plancha, tataki de atún…
Calidad excelente a buen precio, que no barato.
Si buscas llenarte la barriga por cuatro perras no es este tu sitio.
El Huracán es una Cool Cervecería :)

La verdad es que El Huracán no es el local más indicado para mí. Soy más de sentarme tranquilamente en un pub, o al menos de poder elegir si quiero estar dentro o fuera. Huracán es una cervecería, y claro, cumple con los estándares de su especie: está preparada especialmente para estar de pie con los amigos o aprovechando la noche sevillana. Puedes entrar dentro, por supuesto, nadie te lo impide, pero no hay suficiente aislamiento e inevitablemente termina resultando bullicioso.
Ya digo que quien guste de cervecerías (o al menos de la cerveza, que a mí, ni lo uno ni lo otro) probablemente disfrute de este lugar… pero por mi parte, siendo honesta, no es el primer sitio que elijo para tomar algo por el barrio.

Esta es otra de las cervecerías que hace unos años surgieron como setas en Sevilla: cerveza helada Cruzcampo en tanque de salmuera y gran variedad de marisco y tapas frías.
¿Qué la hace diferente? Venden «pescaíto frito» en cartuchos a modo de freiduría.
Puedes comprar el pescado por cuartos y hay bastante variedad. Hay una gran pizarra donde puedes ver toda lo oferta de pescado frito y demás tapas y raciones con el precio detallado.
El ambiente es muy bullicioso los fines de semana ya que se encuentra en una de las avenidas principales del barrio de los Bermejales.
Tiene bastante espacio y mesas en el interior y también tiene mesas en la terraza exterior.
Es autoservicio.
Los precios son bastante aceptables y la calidad es muy buena.
Si te gusta la cerveza helada (Glacial la llaman) y el «pescaíto frito» en cartuchos de toda la vida, este es un lugar que no puedes dejar de visitar.

La cervecita de tirador más fría de todo los Bermejales, sin duda. El Huracán es una cervecería capaz de sacarte «tu lado más sur», como dice el anuncio.
Muy a menudo, cuando vuelvo del trabajo en la moto, me gusta tomarme una cervecita, directamente bajo el ventanal que tiene dando a la calle, ahora que ya no hace tanto calor. Una rapidita, como yo digo, no más de lo que dura un cigarrito, que aunque yo no fumo me viene muy bien el ejemplo.
Pero si un medio día o por la noche te apetece salir a picar un poquito de pescao frito y unas gambitas, probablemente este sea el sitio más indicado. Puedes pedirte un cuartito de adobo, otro de chocos y un platito de gambas, genero más que suficiente para satisfacer el paladar y el estómago de dos humildes mortales. El «problema» de que la cerveza esté tan fresquita (Detallazo: tienen una cámara fría para los barriles) es que normalmente acabas tomándote 3 ó 4 con el consiguiente peligro de «derminar dhablando de una fordma un pdoco idinintedigible».
El sistema para llevar las cuentas resulta simpático, ya que nada más llegar te preguntan tu nombre, y si ya tienen otro Miguel, por ejemplo, pues te rebautizan y listo. La cuestión es tenerte fichado para que no puedas librarte de pagar «la dolorosa».
Los únicos inconvenientes que le veo, por hilar fino, son que el aire acondicionado quizás esté excesivamente fuerte en verano y que la televisión que tiene dentro a veces tenga el volumen demasiado alto. Y si tienes prisa para irte más vale que pidas la cuenta con tiempo, porque suele haber una sola persona cobrando las cuentas que le pasan todos los camareros, que no son pocos, y suelen echarle su ratito. Por lo demás un buen sitio para cervecear degustando exquisitos manjares de la mar.