Bodeguita León

La Bodega León está dentro de la barriada de Los Comerciales, de hecho en un local que pertenece a la misma. El bar es muy pequeñajo pero tiene una gran terraza, situación de lo más ventajosa para padres con niños (que pueden jugar tranquilamente) y gente que desea disfrutar del solecito mañanero en invierno; o el fresquito (que ahí suele correr hasta en las peores noches), durante el duro verano.
De tapas no es que sea gran cosa, pero los montaditos no están mal, yo siempre pido el de carne mechada o el de salmón queso fresco y por 1,80 o 2 euros no me quejo de la calidad. Otras veces, paramos solo en el aperitivo y está bien para tomarte un buen rioja o una rica cruzcampo acompañada de un plato de almendrucos, valen 1 euro y ¡están exquisitos! Llegada la época tienen caracoles, ¡ah! y algo que no es muy frecuente: sangre encebollada.

La terraza de este pequeño bar se llena cuando va llegando la época de los caracoles. El buen tiempo, las ganas de tomar un sol que no sea descafeinado, la vuelta a las frías sillas de metal… Es normal que haya ganas, acumuladas durante nuestro invierno de mentira, de salir a la calle.
Lo que no entiendo es por qué la gente viene precisamente aquí. El único camarero que hay (y que hace las veces de cocinero) no es precisamente el más dinámico de los hombres. El vecindario parece saberlo y tienen paciencia. Como parecen saber también que las tapas no son gran cosas y que tardarán en llegar a la mesa, así que simplemente suelen obviarlas. No se ve a mucha gente comiendo en el León más allá de los caracoles cuando toca.
Además, el precio es demasiado elevado para un bar de barrio. La cerveza y el tinto salen por 1’50 €, que es lo que cuestan, por ejemplo, en la Alameda, en pleno centro.
Sin duda el éxito de León es estar donde está, con esa gran acera para los veladores y los grandes bloques de vecinos de Manuel Arellano ahí mismo. A veces tira más la pereza de andar dos minutos hasta el próximo bar que la calidad. Así es el ser humano, querido público, así nos va.

…un mal día lo tiene cualquiera!
A veces, puede ocurrir que en la primera visita a un bar de tapas ocurran muchos factores que hagan que te vayas con una idea errónea, yo como he sido camarera durante años en mi etapa estudiantil y en mis veranos en mi Rota del alma, pues suelo darle alguna que otra oportunidad a los bares.
Aquí hemos ido varias veces y si quieres comer rápido porque tengas prisas, no vengas, la cocina no va rápida, o a veces no va!
Tienen unos montaditos ricos o por lo menos al leerlo en la carta es lo que parece. Mi marido como siempre en busca del montadito de pringa perfecto, lo pidió aquí. Se lo pusieron frío, craso error. Los montaditos de lomo están regulin, la carne muy pitracosa (es decir, con mucha grasa) y con mijitas negras (¿?). De platos calientes tienen algunos, las espinacas normaluchas y salieron frías, en fin, nuestra experiencia no ha sido muy buena las dos o tres veces que hemos ido, y mira que el sitio es bueno, ya que tienen una buena terraza para llenar, pero deben de mejorar la calidad y el servicio.
También dan desayunos, espero que mejor que el almuerzo y la cena!