Bodega Cerrillo

Es un sitio con pocas pretensiones, en mi opinión, más que servir de bebedero de cerveza, aunque no da la impresión de ser la tasca tradicional donde sólo hay parroquianos que al entrar te miran de arriba a abajo preguntándose con la mirada quién leches será ese extraño que acaba de entrar por la puerta. Más bien parece que aquí paran en horario de trabajo empleados de oficinas cercanas, lo cual no es extraño pues la Plaza Nueva tiene la sede de una de las Consejerías de la Junta, del Ayuntamiento de la ciudad o de varias aseguradoras y bancos.
Básicamente es un espacio muy pequeño, apenas más espacio que lo que hay a lo largo de la corta barra, donde dentro predomina la madera, con una televisión que tiene el 24h puesto siempre que he ido, y que intenta tener espacio afuera consumiendo para los clientes la pequeña acera a partir de un poyete que aprovechan en los mismos ventanales del local. Parece que tienen una pequeña cocina para las cuatro cosas de picar, un mostrador con las usuales papas aliñás y ensaladilla y pare usted de contar. La cerveza, cruzcampo, aceptable y en vaso grande, a un precio que no es disparatado. En cualquier sitio, no es un sitio al que me guste ir o volver, aunque si lo que buscas es, simplemente, una cerveza antes de almorzar, no está mal.

Comenté hace poco la otra Bodega Cerrilo que hay en la calle José de Velilla, muy cerca de esta otra. Hay alguna más pero solo conozco estas dos.
Esta otra está pegadita a la Plaza Nueva, hace esquina y siempre está de bote en bote. Desde luego el señor Manolo Blanco, que es el dueño de estas tabernas, dejará una buena herencia a sus hijos.
En la de José de Velilla me gusta comer adobo, sobre todo los boquerones que están de muerte. Y en esta otra lo que siempre pido es montadito de jamón serrano, que los tienen colgados y te da hambre solo de ver la pinta que tienen, y ensaladilla rusa. La ensaladilla es algo que me dice rápidamente como es la cocina de un bar, si me ponen patatas cuadradas doy por hecho que es congelada e insípida. Aquí sin embargo te la sirven con su papa cocida y espachurrada, con su aliño bien fuerte de aceite y sal y juraría que la mayonesa es casera como la de mi madre, pero no estoy segura.
He pasado muchos medios días en este bar con mi amigo Dani, con Juanlu, con Jesús, con Noe… hace tiempo que no los veo, tengo que organizar una expedición al centro de cervecitas y parar aquí entre otros tantos que me gustan.

El local es muy pequeño, pero cuenta con un par de veladores en el exterior para los desayunos y la primera cervecita a mediodía. Además, su amplia ventanilla facilita que los clientes soliciten la consumición desde la acera.
Clientela fija, los trabajadores de la zona.
He estado en un par de ocasiones y me sorprende que escatimen con la tapa de ensaladilla, que generalmente es la que más cunde en los bares. Lo mejor es que sirven montaditos hasta tarde, a las 16h todavía te lo ponen acompañado de sus papas de paquete, el de pringá está bastante bueno. Así que es mi bar comodín si la jornada laboral matutina se alarga más de la cuenta y no sé dónde acudir.