Asador Badulaque

The nachos pushed us to three, otherwise we would have given them a 1 or 2. Pizzas were soggy and tasteless. The server offered to leave the salt and pepper for the pizza. We didn’t understand why until we tasted them. Literally needed salt so they would have some flavor! Awful.
The nachos, however, were amazing! In fact, they were so good we decided to stay there for dinner. That was a mistake!
Service was okay. Won’t go back.

Me gusta para desayunar y tapear. Lo recomiendo también por su terraza en plena Alameda.

Varias son las veces que he venido al Badulaque, porque en cierto modo me gusta la zona que tiene, puedes estar comiendo en plena plaza de la Alameda, y porque su comida es variada y de distintas culturas.
Pero de un tiempo a esta parte, viendo la gran variedad de bares de calidad y a buen precio de que dispone la zona, es menos atractivo.
Lo cierto es que sus tapas rondan los 4 euros, precio excesivo si piensas que al pedir «empanadillas chinas» por ejemplo, te las vayan a traer de un tamaño considerable, pero no es así, pequeñísimas y me quedo corta.
Y aunque sus pizzas están muy buenas por su masa que se nota es natural, y sus ingredientes (por ejemplo la «plumífero» está deliciosa), son muy pequeñas también. Tienes la opción de pedirlas o para una persona o para dos. Pedimos para compartir la de una persona creyendo que el tamaño iba a ser propio de ina pizza que vale 7 euros, pero no fue así, por lo que fue otra decepción.
Por tanto, si quieres probar tapas diferentes de distintas culturas o comer más sano está bien, pero por el precio/​tamaño, no volveré a repetir en este lugar después de haber sido un sitio de referencia.
No obstante, para tomar algo de beber es un sitio que me encanta, tiene velador, de vez en cuando viene una brisita de aire fresco de la fuente y puedes elegir sentarte o a la sombra o entre sol y sombra (que en invierno es de agradecer).

Lo más interesante de El Badulaque es que es uno de esos restaurantes a los que podemos ir varias veces y probar en cada una platos típicos de diferentes culturas. ¿Que hoy nos apetece pizza casera? Sin problemas. ¿Que preferimos decantarnos por especialidades mexicanas? Perfecto. ¿Que queremos alguna delicia griega o sushi? Aquí tienen de todo.
De todas formas, aunque las cuatro o cinco veces que he estado en este restaurante no he comido mal, la verdad es que tampoco lo tengo como una referencia clara ni en Sevilla ni en la zona de la Alameda. Principalmente porque no hay ningún plato que acabe de encantarme, y porque creo que al final tanta variedad les pasa factura y ocurre, como dice el refrán, que «quien mucho abarca, poco aprieta».
En cualquier caso, El Badulaque está bien situado en plena Alameda de Hércules, y sus mesas en la plaza son un puntazo con el buen tiempo. Además, tienen algunos platos vegetarianos que, me consta por un par de amigos, no están nada mal para los amantes de esta cocina.
De precios no le veo gran diferencia con otros restaurantes de la zona. Las tapas pueden parecerte «caras» si las comparas con bares de otras partes de la ciudad, pero a mí me parece que una cantidad que ronda los tres euros no está mal del todo.

A ver, el badulaque es uno de esos sitios que generan controversia con quien hables.
Supongo que por localización es más para turistas, eso sí inmejorable para esas tardes del suave invierno en Sevilla donde buscas un resquicio de sol para hacer la fotosíntesis.
La carta de comidas es carilla si vas de tapeo, y para el postre… bueno con terraza por allí no muchos dan tartas, aunque las de éste son no demasiado buenas y bastante caras para la media (rondando los 3’5 €).
Así que, resumiendo, puedes contar con él si quieres un momento de café y charla al sol. Si prefieres merienda de mejor calidad-​precio puedes buscar otros locales del centro.

La comida muy buena. El servicio un domingo a las 14:30 lentísimo.
Si vas con niños no lo aconsejo

No está mal, es un sitio especializado en carnes, pero con ensaladas interesantes.
Algo caro y con raciones que no justifican del todo su precio.
El local es algo angosto y un poco incómodo pero el servicio es excelente y los camareros son simpáticos y entregados.
Recomiendo sobretodo las ensaladas y los platos pensados para compartir.

I hated Badulaque when we first got to Sevilla, but let me tell you, my mind has been changed. True, it’s no great shakes — it’s not fancy — but it’s better than most of its neighbors on the Alameda, and I have never once ran into the «cocina cerrado» problem that I have at neighboring places (here’s looking at you, Piola!). In fact, they serve breakfast (ample selection of tostadas — though, sadly, they don’t do the crushed tomatoes on their tostadas), lunch (mostly burgers and pizza, but serviceable salads, and a really interesting garlic bread that is basically pizza dough rubbed with garlic and olive oil), dinner (though no one seems to eat dinner there), and ice cream. And it’s on the sunny side of the Alameda, and the prices are cheap. Sure, this is no culinary destination, but it’s nice to sit in the sun and eat an ensalada mixta.
And thank goodness for the cheerful, short-​haired waitress– she is efficient (when she says she will get you your check «ahora mismo,» she actually means it) and friendly. She’s probably the only friendly waitress in the whole establishment (and I’m not going to mention the mean waitress who, just a few days ago, gave me two checks and then LITERALLY pulled the wrong check out of my hand.)

#juevesdereseña
Amor-​odio en la Alameda. Así definiría mi relación con el Badulaque. Porque me gusta mucho el sitio, por su ubicación, por su decoración y su ambiente. Muchos toques de madera, veladores bonitos y bien ubicados con buena vista… El sitio perfecto, y lo he hecho alguna vez, para dejar que las horas pasen delante de un refresco con un grupo de amigos.
Bajo mi punto de vista el problema que tienen es que han querido abarcar demasiado. Sirven comidas, que para mi gusto son caras sobretodo si tenemos en cuenta la relación calidad-​precio) y hasta tienen una heladería pasable, nada del otro mundo aunque también con precio elevado.
Lo que viene siendo un quiero y no puedo. Si el Badulaque fuera una persona, sería un perroflauta elitista bastante guapo y sus amigos se meterían con el por incongruente. En el fondo yo también lo soy un poco porque casi siempre que voy a la Alameda termino tomando algo en el Badulaque mientras refunfuño porque es caro o porque la comida y los helados me parecen correctos pero nada más.
Recomendado para una tarde de amigos o para pasar el rato antes de asistir a alguna obra de teatro en la zona. Yo, por mi parte, intentaré dejar de protestar y disfrutar de las cosas que si me embelesan de este sitio.

Good food (not great) — mostly pizza, pasta and some burgers.
Serves Mahou as the default draft beer (ugh!).
The toilets are nasty.

Estuve cenando el otro día y es un lugar agradable. Un poco estrecho eso sí. Tienen ensaladas, hamburguesas, pizzas, nachos y algunas cosas más. Todo comida ‘guarrona’ como veréis. Está todo bueno, aunque es una comida un tanto impersonal. Es un sitio en el que las cosas recuerdan un poco a lo que se puede encontrar en el Sloopy Joe’s, pero manteniendo un toque algo más artesanal en la confección. Eso, y una decoración más acogedora en estilo campestre-​provenzal. Pero vamos, que no tiene nada destacable; ni para lo bueno ni para lo malo.
El servicio es muy amable, aunque tardan un poquito en servir en algunas ocasiones.
Su terraza es de las más agradables de la Alameda y deben poner buenos desayunos, porque los fines de semana está hasta arriba.
En cuanto al precio, sinceramente, me parece un pelín caro. Y en el baño, que era como todo, ni limpio ni sucio, no había papel. No es que me hiciera falta –gracias a Dios– es sólo que me fijo en esas cosas. Jabón sí.

La Parrilla del Badulaque ha sabido hacerse un hueco en la oferta de la Alameda, y una clientela que frecuenta cuando se mueve por la zona. Que la pusieran al lado del Corral del Esquivel fue, sin duda, un acierto.
La primera vez que me acerqué por la Parrilla, estaba con un grupo de amigos en el Corral del Esquivel. No llegamos «comidos» con lo cual nos asaltó el hambre. Como comenté, esto de ir con hambre al Corral del Esquivel es un error, ya que nada en la carta se realmente apetecible, y si lo ves apetecibles, pedirlo es otro error. Así que terminas emigrando a un bar de tapas en la hora a la que los bares de tapas de la zona suelen estar hasta arriba.
Afortunadamente para nuestro estómagos, aquella noche Patri propuso ir al bar de al lado, a la Parrilla del Badulaque. Nadie lo conocía, pero tenía una terraza amplia que nos pareció razón suficiente para quedarnos. Difícilmente un grupo de diez personas íbamos a entrar en otro lugar para lugar.
Dentro el establecimiento era pequeño, pero de no lo suficiente como para que trinchara el ojo de tu comensal vecino en vez un trozo de solomillo.
La carta, con muchas cosas más allá de la variedad clásica del clásico bar de tapas sevillano, estaba muy en la línea de los bares que se han abierto por la zona. Aunque con dos especialidades por las que merece la pena ir a probar el sitio: la parrillada de carne y el pollo tailandés.
Pedimos varias parrilladas que los carnívoros tuvieron que terminar, El pollo, consejo de Patri, tenía un nombre que me causaba a priori desconfianza, ¡qué era esto del pollo tailandés!,…, su nombre me pareció algo pretencioso. Fue lo que más nos gustó a todos, excepto a los carnívoros.

He vuelto hace unos meses de Sudamérica, donde las carnes ricas abundan, y puedo seguir diciendo que las carnes de aquí están muy muy ricas.
Nunca fui fan de tomar hamburguesa en bares (soy muy de las de mi madres, que se le va a hacer) pero gracias a un amigo las probé en este bar y madre mía, no estaba rica sino lo siguiente.
Tampoco hay que olvidar esas ricas ensaladas que tanto llenan de placer tu boca y estomago, Maravillosa terraza con una atención excepcional.
He llevado a amigos extranjeros a cenar a este lugar y la verdad, es que siempre se quedan gratamente satisfechos

Comenzó siendo una de las mejores alternativas para comer en La Alameda, ya que ellos mismos se encargaban de hacerlo todo, incluso la masa de las pizzas, así que cuando te llegaba a la mesa cada una tenía una forma diferente, señal de que eran artesanas.
Como todo el la vida, cuando se tiene éxito se empieza a «industrializar» el proceso y hoy en día ves que ya no queda rastro de aquella masa artesanal.
De todas formas hay que decir que las quesadillas están buenas, que el guacamole que las acompaña está espectacular, que no está nada mal de precio y que es una de las últimas cocinas en cerrar de la zona (por si te coge el toro a la hora de cenar).
Como en muchos bares de la zona, algunos de los camareros casi te están perdonando la vida por ir allí a comer, aunque también hay un par de camareras que son muy agradables.
Tiene servicio «take away».

El Badulaque es otro sitio más donde comer en la Alameda. Es rollo un poco de todo internacional con bastantes carnes, mezclado con tapas tradicionales. No es ni el mejor de la Alameda ni mucho menos el peor.
He parado pocas veces en este sitio, y si me he parado, la principal razón ha sido que me apetecía quedarme en su terracita. El trato está bien, son amables y tal, pero está bastante orientado al turista. Su salmorejo o su gazpacho, no son ni de lejos los mejores que he probado, pero un pollo rollo tailandés (o vietnamita) que tome la última vez estaba delicioso (y costaba sólo 5 euros).

Bar en el que se puede tanto desayunar, como comer o cenar.
Tipo de comida: Pizzas, pasta, tapas… Un poco de todo y a buen precio.
Tiene mesas en la misma Alameda ya que el local es pequeño.