The Basque

¡Creo que ahora mismo esta hamburguesería reina en mi top 5! Que delicia mm… sólo de pensarlo me iría a comer otra vez allí.
Reservamos para dos y desde el minuto uno supimos que habíamos acertado. Era una nueva ruta de nuestro dueto de hamburgueseros en busca de nuestra hamburguesa favorita. Nos ganó el servicio desde el principio, majos, atentos y lo explicaban todo my bien!
Estaba bastante lleno pero había hueco para ir sin reserva. La decoración está guay, es bastante bonito, nuevo y amplio.
Nos decantamos por unos aros de cebolla que estaban deliciosos y luego nos pedimos unas hamburguesas tremendas. Yo siempre soy muy fan de las que llevan huevo :) Así que nos pusimos las botas. La mía estaba muy muy poco hecha como me gusta mmm… que rica y las patatas sensacionales. El pan tenía un toque dulce y era una delicia! Luego un café y listo. Las tartas por lo visto son caseras pero ni las vi ni las caté ;)
La verdad que tienen bastante entre lo que escoger y tiene una como de recomendación del chef que eso siempre mola mucho!
Se estaba muy bien allí y disfruté mucho :) lo recomiendo enormemente.

Cuando veo otra hamburguesería en Madrid pienso que tiene que tener algo especial para aguantar el tirón ahora que están surgiendo como setas por toda la ciudad. Hay que destacar en algo para que la gente se animé a probar tu local y repita.
The Basque consigue tener una carta bastante variada aunque cuente con apenas 20 platos: entrantes variados (aquí a los nachos los llaman ignacios), ensaladas y muchas hamburguesas (no te olvides de preguntar por la hamburguesa del mes).
Como entrantes pedimos aros de cebolla, con un rebozado muy crujiente, acompañados de salsa Basque, hecha con pimientos rojos y Txacolí (no recuerdo si llevaba queso también) el caso es que estaba buenísima y es una alternativa muy original al manido ketchup.
Me apetecían todas pero me decanté por la hamburguesa del mes que venía con pico de gallo, cebolla, queso cheddar y bacon (aunque este último, para mi gusto, no me pegaba mucho). La carne al punto, muy jugosa y el pan se puede pedir también de cristal por un suplemento de 90 céntimos. Además, todas las hamburguesas vienen con patatas fritas caseras: en rodajas, finas y crujientes, ¡buenísimas!
Como postre, como no nos decidíamos entre los cuatro que tenían nos trajeron un trocito de tarta de zanahoria, Guinness y chocolate y, aunque me pareció lo más flojo de la carta, estaban buenos.

Lo mejor de este sitio para mí ha sido la atención… y los aros de cebolla (¡con diferencia!). Cené aquí hace unos días con los amigos y salimos contentos, pero tampoco enamorados. Un par de pros y un par de contras:
— Pro: el servicio es muy, muy bueno. Los camareros que trabajaban el día que estuvimos eran muy majos y muy atentos. Nos trajeron varias veces una jarra de agua sin que tuviéramos que pedirla, que es algo que yo agradezco mucho. También nos sacaron una prueba de una salsa que desconocíamos para que pudiéramos catarla antes de pedir el plato que la llevaba. Un detalle.
— Contra: el humus que pedimos como entrante no sabía a nada más que garbanzos. Le faltaba ajo, limón, y tahini.
— Pro: cuando le comenté al camarero lo del humus lo tomó de la mejor manera, súper tranquilo y agradecido por los comentarios. Me dijo que se lo iba a decir al cocinero — espero que le sirva de ayuda.
— Contra: la hamburguesa no me emocionó demasiado, la verdad. Ninguna queja — estaba muy buena — pero tampoco de las mejores que he probado últimamente en Madrid.
— Pro (¡que terminemos con algo positivo!): las copas aquí te salen a 6 €. TODAS. De la marca que quieras. Sí sí. Así que aunque no vuelva a por una hamburguesa, unas copas y unos aros de cebolla seguro que caerán.

A mí la verdad me gustan mucho las hamburguesas y ya había pasado varias veces por este local amarillo que llama mucho la atención pero no había tenido tiempo.
Como buenos gordobesos que somos franco V y yo. Fuimos a probar esta delicia en semana.
El lugar es súper acogedor piensas que es muy pequeño pero cuando entras hasta el fondo te das cuentas que es buen lugar amplio y cómodo, perfecto para grupos. La decoración es muy bonita tiene una pared como si fuera un jardín, es artificial. El techo y las paredes parecieran un tipo loft de new York! :).
Tienen muchas variedades de hamburguesas con ingredientes diferentes además de esto tienen una del mes que le preguntas al mesero que tiene y así te aconseja. No sabíamos que elegir así que nos pedimos dos para compartir, obviamente la del mes y una italiana.
El sabor es muy bueno, la carne es jugosa y el pan no es gigante fácil de comer. También hay nachos, aritos de cebolla y otras cosas más para compartir. El servicio es excelente.
Algo a destacar fue el cheesecake, pues pocos buenos he probado, la verdad ninguno me ha gustado y el de este lugar me pareció muy muy rico ! Pocas hamburgueserias tienen postres o tartas ricas.

Cuántas veces habré pasado por el frente de este lugar y no me animé a entrar por miedo a que sea un intento de competir en el gran y casi petado mercado de hamburgueserías de esta ciudad. ERROR.
The Basque es un local especializado en hamburguesas, al principio tiene un pequeño salón pero en la parte de atrás hay mucho más espacio. La verdad que desde afuera parece enano, pero las apariencias claramente engañan.
La decoración es muy buena, a ver, el concepto industrial y de diseño de todos pero este tiene algo especial, creo que soy muy fanático del combo celeste, gris y amarillo combinado con la madera.
Pedimos unos aros de cebolla para compartir, eran fritos en tempura, caseros, muy buenos, sobretodo la salsa que los acompaña. Con respecto a las hamburguesas no podíamos decidirnos, pedimos consejo y terminamos compartiendo una «Il Giro» (bien italiana) y una del mes que tenía de todo. Nos trajeron ambas partidas a la mitad para que pudiéramos compartirlas, muy bien ese servicio! El sabor estaba muy bueno, la verdad que tiene con que pelearle a muchos de los grandes sitios hamburgueseros de Madrid. Las patatas no me convencieron mucho, son tipo chips, caseras, mas gorditas, pero yo necesito la patata gruesa jaja no puedo conmigo mismo.
La atención fue algo realmente a destacar, años luz mejor que la mayoría de los sitios, super atentos, amables y bien bien majos. Una opción para tener muy en cuenta!

Como buena carnívora que soy, le dedico mi reseña 600 a una hamburguesería (y, de soslayo, al instigador de Manolo L.).
Este sitio llevaba tiempo en mis favoritos y, hace unos días, un lunes con monaco de hamburguesa después de un finde de curro muy duro, por fin fui a cenar con unas Unilocalers.
El local es muy mono, en la línea del rollo que se estila ahora, pero quizá no tan pretencioso. Es alargado y, como a la mitad, hay una barra abierta (que no la cocina). Pasada esa barra, unas cuantas mesas que se suman al par o así que hay nada más entrar. Lo único del local que no me convenció es que las mesas son un poco pequeñas, por lo que tu silla y la del acompañante que tienes al lado casi que se rozan.
En cuanto a la manduca, para compartir pedimos unos aros de cebolla con un rebozado de tipo tempura, lo cual me pareció muy original, ya que no suelen verse así; la salsa que los acompañaba estaba buenísima, y la ración me pareció bastante decente.
Yo me pedí una hamburguesa clásica, creo, pero añadí beicon. Solo tienen un tamaño (200 g), lo cual no me gusta, porque prefiero comer algo más pequeño y dejar sitio para el postre (aunque todo goloso sabe que tenemos dos estómagos :[]). Las hamburguesas vienen con unas patatas fritas parecidas a las de bolsa, pero algo más gruesas, de forma que crujen lo justo, pero sin que llegues a pensar que estás comiendo patatas de churrería. Me recuerdan a las que hacía mi abuela (D. E. P.), que me pirraban.
Con el postre nos costó decidirnos, pero al final optamos por la tarta de zanahoria. Qué sorpresa la nuestra cuando nos presentaron un plato con tres miniporciones diferentes. Todas ricas, pero creo que me quedo con la de choco y Guinness. En cuanto a las bebidas, punto extra por tener Trina y no poner mala cara a mi clásico «¿me puedes poner un chorrito de vino tinto?».
Al final, unos 15 euros por cabeza, estómagos saciados y mono acallado. Lo recomiendo, sí.

Llevaba con este sitio guardado hacía un tiempito, lo típico que nunca encuentras el momento hasta que un lunes ¡¡malditos lunes que cierran tantos sitios! se quiere hamburguesa, se empiezan a descartar sitios y se consensúa venir aquí.
Nos juntamos 3 personas a una hora temprana, 20:30, el local está vacío así que elegimos la mesa que queremos. El sitio es muy mono.
El camarero es súuuuuuuuuuper agradable, súuuuuuuuper atento y súuuuuuper todo.
Pedimos bebidas (grifo de Estrella Damm) y revisamos la carta.
Pedimos para compartir unos aros de cebolla y una hamburguesa por persona (tamaño estándar 200grs).
Los aros están rebozados en tempura, a la vista parecen calamares y están deliciooooooosos acompañados de salsa basque (de la casa, ya sabes) la cual está hecha de pimientos rojos asados, queso Idiazabal y Txakolí, OJOCUIDAO. Tremenda.
La primera hamburguesa que sale en la carta es la del mes que el camarero nos informa acaban de cambiar, preguntamos y dos nos decantamos por ella: salsa de cheddar, pepinillos, cebolla, pico de gallo y bacon como ingrediente sorpresa, apareció pero juraríamos que no nos lo comentaron.
La carne al punto, realmente está al punto y está muyyy buena, el resto de ingredientes también, me encanta el conjunto. El panecillo me gusta peeeeeeeeeero después de un rato soportando jugos y salsas decide que no quiere seguir siendo un panecillo y tengo que comerme el último trozo con cuchillo y tenedor porque es imposible hacerlo de otra manera. Ah, y las patatas son patatas fritas recién hechas pero tipo chips más gorditas. Geniales, estupendásticas.
Para terminar indecisión mortal intentando elegir un postre: todas las tartas suenan maravillosas y no sabemos qué hacer, al final elegimos tarta de zanahoria que parece que es la que nos recomienda con más ímpetu.
¡Sorpresa! ¡Como con el bacon! El majérrimo camarero nos trae 3 trozos para que podamos probarlas todas nomnomnomnom.
Zanahoria, chocolate y Guinnes y tarta 3 chocolates (aunque yo recordaba haber leído 4 en la carta). Están muy buenas todas pero me quedo con las de chocolate y si me apuras la de 3 chocolates que es una booooooooooomba pero me encanta (me recuerda como a los Kinder Joy, explosión por azúcar).
La cuenta: 45,45 € a repartir entre 3 con 4 bebidas, entrante, 3 hamburguesas y postre (en realidad postre nos cobraron solamente uno y disfrutamos tres).

Hamburguesería que se apunta a la nueva ola de locales especializados en ésta fantástica comida.
Cumple con todos los «must be» Como son un buen emplazamiento, un local chulo, una carta clara y suficiente y lo más importante: materia prima cuidada y buena.
Tienen entrantes tipo aros de cebolla, nachos (Ignacios en este lugar jeje) y varias ensaladas. Pero lo bueno está en las hamburguesas, están muy buenas. Carne muy sabrosa, pan que no se desmonta, patatas artesanales y todo en porciones correctas. Fuimos un grupo numeroso y cada uno hizo y deshizo las hamburguesas de la carta a su manera y todas vinieron perfectamente y hechas al punto especificado.
También mención a los postres. Probamos tres tartas, todas caseras y cada una más buena que la anterior. Muy recomendables la tarta de queso y la de chocolate a la cerveza negra.
Como punto negativo decir que reservamos mesa y nos tuvieron esperando 20 minutos en la calle (ya que la entrada no está habilitada para ello). Pero tras pedir disculpas y atendernos de maravilla se puede quedar en una anécdota.

Nueva hamburguesería que se enclava dentro de lo que anteriormente había sido una tienda de kebabs. Así que, os imaginaréis, la reforma que le han hecho al local ha sido totalmente apabullante. Yo, personalmente, no sé dónde han metido la cocina, pero es que además les ha quedado un restaurante amplísimo. Un poco raro, eso sí, porque no tiene barra, sino una especie de office en mitad del restaurante que es donde los camareros sirven las bebidas.
El sitio ha quedado fenomenal, y cumple con todos los tópicos actuales de Malasaña: madera, baldosa hidráulica, taburetes y bancos corridos… Pero además tiene un servicio ultra eficiente y rápido; que eso no es tan común en el barrio.
Nosotros fuimos a comer un sábado, que nos apetecía hamburguesa y la verdad es que bien. Salimos contentos. Pedimos aros de cebolla para compartir, que están ricos y vienen con una salsa de ¿pimiento? bastante rica; y luego yo pedí la hamburguesa Con un par, porque tenía unas ganas de huevo locas. El punto de la carne bien, y el conjunto en general bien, sin ser tampoco la mejor hamburguesa que me he comido en mi vida, pero aguanta bastante bien el envite. ¡Que ya que el sitio se llama The Basque, habrá que hacer alguna referencia euskalduna!