Pecado Carnal

Las hamburguesas exquisitas, eso si, hay que pagarlas.
Los platos elaborados y cantidad suficiente.
Atención perfecta, locales muy cuidados, limpieza total.
Fui con cupones de internet y sale muy bien de precio.
Totalmente recomendable, de hecho he probado en diferentes locales.
El de Covarrubias tiene entrada directa a Sala Honky Tonk (música en directo).

Restaurante en donde las hamburguesas de carne de kobe son las protagonistas absolutas de este sitio. Las sirven de distintas maneras al punto o poco hechas. En realidad estan muy muy buenas, pero tienen un estilo minimalista que las hacen ser un tanto mas «sosa» que otros emporios hamburguesiles. El principal problema es que es un sitio caro, y cuando digo caro es que te soplan 13 – 14 € por una hamburguesa… juzguen uds. Comedor pequeño de apenas 3 mesas pero que cumple.
No sé, si andas por chueca y te apetece darte un capricho prueba en este sitio. Malo no es.

Great burger! I have tried truffle cheese kobe burger and black garlic kobe burger. The taste are awesome! The black garlic was so delicious and I just couldn’t get enough of it. Little bit pricey tho, but it worths every penny.

Nuestra primera visita a este restaurante ha sido todo un acierto.
El chico que atiende el local es muy simpático y pone música agradable, trabaja con mucho entusiasmo y te contagia su buen rollo.
De primero pedimos empanadillas chinas y croquetas, ambas muy ricas aunque se agradecería que las croquetas fueran un poco más caseras.
Las hamburguesas de kobe estaban bien hechas y sus complementos (queso de cabra, cebolla caramelizada, ajo negro…) casaban perfectamente con ellas.
No nos quedó espacio para el postre, tendremos que repetir!

Las dos hamburguesas que he comido allí son dignas de mención. Una de ellas con queso de cabra y mermelada espectacular. En la carne se nota la diferencia de calidad. El trago de los camareros también es muy bueno, la segunda vez fuimos un poco tarde, pero igual de bien de tiempo de espera y de calidad

La hamburguesa estaba espectacular, la verdad, nunca he probado el kobe así que no sabría decir si es auténtico o no, pero sí puedo decir que estaba muy jugosa y sabrosa la carne. Aunque la calidad se paga: 12 euros el plato de hamburguesa y patatas, y no son cantidades excesivas como para llenarse solo con eso. Lo bueno es que así queda hueco para el postre, que merece la pena: un brownie con helado y chocolate caliente por encima para chuparse los dedos! La única pega que pongo es que cierran de 17h a 20h y estando en el centro de Madrid creo que ganarían si no cerrasen, o al menos si cerrasen más tarde a mediodía (la cocina cierra antes: a las 16h30).

Me tome la clásica y la carne no tenía ni textura a carne recién picada ni aspecto rosado que me esperaria de una carne poca hecha, mas sorpresa aun, porque la carne de Kobe tira a un rosado inconfundible. Hubo bocados que no decían absolutamente nada y otros que eran algo más sabrosas pero debido a la sal mas que al sabor exquisito de la carne. Me cuesta creer que esta carne sea carne de kobe auténtica. Es decir, res japonesa importada directamente de Japon y con certificado de origen de Kobe. La exportación de res de origen kobe es prácticamente inexistente y para los pocos países a los que se les está permitido, tiene unos precios desorbitados. No me puedo imaginar triturar una carne tan cara para hacer hamburguesas a 15 €.

Fui a cenar con mis suegros italiano, que aunque somos total fans de la comida mediterránea querían probar algo distinto.
Pedimos una ensalada de espinacas para compartir y cada uno una hamburguesa con sus patatas. Las hamburguesas muy cuidadas y la carne muy muy sabrosa, con un tamaño generoso. Las patatas caseras, también muy buenas. De postre pedimos brownie y la tarta de queso. Yo soy más de tarta de queso, pero tengo reconocer que el brownie vale mucho la pena.
Lo único malo, la música electrónica de fondo (no entiendo porqué esta música en un restaurante). Por suerte el servicio fue tan profesional (la camarera estuvo muy atenta todo el tiempo), y las hamburguesas tan buenas que se nos olvidó.
Al final todos salimos contentos de esta experiencia, aunque el precio es demasiado alto (más de 12 euros por hamburguesa), sobre todo teniendo en cuenta que se puede encontrar hamburguesas de la misma calidad y sin música electrónica de fondo en otros sitios.

Cuando la vi pensé: ¡Otra hamburguesería! Pero claro, había que probarla así que me acerqué una noche y quedé más que satisfecha. El chico que nos atendió, absolutamente encantador. El local está decorado de forma acogedora pero es bastante pequeño así que sin reserva, suele ser complicado conseguir una mesa.
Las hamburguesas estaban riquísimas, con una carne jugosa y de mucho sabor. Las patatas no son congeladas (gracias, gracias, gracias) y de postre tomamos el brownie que estaba buenísimo pero para el que hay que llegar con hambre y/​o pedirlo para compartir si quieres sobrevivir a la experiencia.
Sin duda, un sitio a tener en cuenta por la comida, la atención y por supuesto, el wifi.

Comida en el PECADO CARNAL de Chueca, situado al principio de la calle Hernán Cortés. Sitio pequeño y acogedor, en ladrillo visto, con unas 10 mesas. Me gustan estos sitios porque las hamburguesas están bastante ricas y tienen una buena carta de vinos, muy poco frecuente en sitios de estas características. 3 personas, pedimos de entrada hummus, buen sabor a garbanzo pero lo sirven frío y creo que es una receta que gana bastante servida templada. También, una de queso de cabra con cebolla caramelizada, plato sin mucho misterio, pero que resultó muy rico, buena combinación el sabor salado del queso con la cebolla. De segundo 3 hamburguesas, dos clásicas, servidas con queso cheddar, tomate y pepinillos, y otra con queso trufado. La carne dicen que es de Kobe, lo cierto es que está extraordinaria, tierna y con sabor delicioso. Por cierto, la salsa de queso trufado realza el sabor de la carne y le va de maravilla (y es que la trufa le va bien a todo). Ricas patatas fritas y buen pan, perfecto para comer la hamburguesa con las manos porque aguanta y no se deshace con los jugos de la carne. De postre un brownie con helado, sabroso, pero un poco pesado, ración XL, menos mal que lo pedimos a compartir, pues de otro modo hubiese sido imposible terminarlo. Para beber un Esprit de Gigognan 2010, un tinto francés de Cötes-​du-​Rhone servido a su temperatura, muy agradable de beber, que maridó perfectamente con lo consumido. Pagamos 61,40 euros en total, gracias a haber realizado la reserva a través de la Web de los descuentos. Experiencia muy satisfactoria. P.D. Mención aparte merece la camarera, que nos atendió, la comida servida a su tiempo y caliente, incluso le dio tiempo a comentarnos las características del vino, a pesar de estar ella sola para todo el local (que acabó llenándose). Mensaje para los dueños: cuidadla porque tenéis una profesional como la copa de un pino.