Sudestada

SUDESTADA es un restaurante que no deja indiferente. Cuando terminas de comer, te das cuenta que ha cambiado tu idea de lo que es la cocina, y que, a partir de ahora, los platos que acabas de probar se han convertido en una referencia de lo que comerás en el futuro.
Cena de sábado, íbamos con grandes expectativas que no se vieron defraudadas. La sala, como ya se ha comentado ampliamente, consiste en un comedor rectangular diáfano, con mesas con sofás corridos dispuestas en batería a lo largo de la pared, y por el medio mesas de dos, pero éstas más bien pequeñas y muy juntitas. Decoración con paneles de madera oscura en plan minimalista. Tienen una pequeña barra a la entrada, donde ayer estaba Pablo Giudice pendiente de todo, y además preparando cócteles.
Reservamos tarde y tuvimos que empezar la cena en la barra, aunque la anulación de una mesa de dos a última hora, nos permitió pasarnos a una mesa baja. Menos mal, porque las banquetas de la barra no son nada cómodas, y además, cada vez que se abríà la puerta entraba una ventolera que te dejaba helado.
Aquí hacen alta cocina asiática, con multitud de hierbas e ingredientes exóticos, asombrosamente bien ensamblados y armonizados. Con idea de hacernos una idea de lo que se cuece aquí, nos decantamos por el menú de 8 pasos (50 euros por persona). De aperitivo un cuenquito de una reconfortante sopa de miso con mejillón, y a partir de aquí:
— Pato con guisantes y nabos. Dos trocitos de pato hecho a baja temperatura acompañado de unos trocitos de nabo al vapor. No nos pareció acertado el punto de la carne, demasiado breve la cocción, estaba sabrosa, pero tan poco hecha que resultó un poco chiclosa.
— Nem número 5. Rollito vietnamita relleno de carne de ibérico, servido con lechuga, col y diferentes hierbas y salsas. Para mancharse las manos y para chuparse los dedos, una delicia.
— Shuiyiao de cerdo y manitas. Dos dumplings hechos de pasta artesana de trigo. Nos pareció demasiado presente el sabor del cereal, que predominaba sobre el resto de ingredientes.
— Sopa ácida de cangrejos. Excelente sabor del caldo, con un punto de picante, y buen punto de las verduras que lo acompañaban. Muy buena, permitió asentar lo que habíamos ingerido hasta ese momento y preparar el estómago para lo que vendría después.
— Mollejas de lechal con chutney rojo. Dos samosas de pasta brick casera rellenas, acompañadas de un rico chutney de frutos rojos.
— Codorniz tandoori a la brasa. Servida acompañada de encurtidos, diferentes hierbas y una salsa roja un poco picante para acompañar.
— Curry de vaca vieja. Nos explican que la res ha sido madurada durante 90 días, y que para elaborar el curry, que lleva pasta de pipas y cacahuete, se han aprovechado todos los jugos que ha soltado la carne. Un sabor impresionante. A partir de ahora cuando coma un curry me voy a acordar de éste. Un platazo. Junto con el nem, lo mejor de la cena.
Postre a elegir de la carta, pedimos un refrescante helado casero de chocolate para compartir, y una digestiva infusión de té verde. Carta de vinos amplia de la que elegimos un Mencía del Bierzo, Las Tres Filas, que acompañó muy bien la comanda.
Servicio atento y profesional, dos horas de disfrute, todos los platos servidos al tiempo, explicados en detalle y con entusiasmo. El menú degustación nos convenció, nos pareció muy completo, aunque los platos son generosos y cuesta acabarlo, por lo que es más recomendable para medio día que para cena.
En definitiva, es una suerte tener este restaurante en Madrid, repetiremos.

El curry de carrilleras de Sudestada es uno de los platos que más me ha gustado este año. Realmente delicioso.
Fuimos de comida de navidad con un menú cerrado, que ampliamos sobre la marcha (pedimos curry y vino extra), y estaba todo francamente bueno. Desde las gyozas hasta los currys, pasando por los rollitos y la codorniz, y los postres, no se le podía poner a nada una pega.
El ambiente y el servicio es profesional y agradable, la comida es sabrosa y honesta, y salimos muy contentos. Es un lugar de un nivel de precio alto, pero no me pareció caro.
Eso sí, el lugar es tan discreto que nos lo pasamos de largo, y solo vimos «el cartel» al cruzarnos a la acera de en frente: D

Para qué decir más, el mejor «asiático» de Madrid
Visitado en la primera quincena de agosto de 2015. Menú largo, el de «nueve pasos».
Cervezas de la edición especial de verano de La Virgen, propiedad del Sr. Carenzo, muy refrescantes y todo queda en casa.
Cuando te dicen que te llevan a «un asiático» te esperas un bufé libre en el Factory de San Sebastián de los Reyes con un sushi hecho con caucho de Malasia. No te esperas la cocina fusión de Sudestada.
Suscribo la mayoría de las reseñas que hay aquí. No voy a proceder al análisis del plato por plato porque ya se ha hecho en más reseñas y coincido plenamente con él.
Incluso para mí los puntos fuertes del menú son los de las otras reseñas, como el curry rojo tailandés (¿Panang? ¿Massanam?) de vaca vieja, que en el Oam Thong lo hacen con venado y tampoco les queda nada mal, o el nam vietnamita de cerdo ibérico.
El punto flojo quizás ese triángulo de masa frita y los postres.
La sala, alargada y sin mucho detalle pero cálida. El servicio hispano-​argentino muy correcto y bastante medido.
Se sale muy contento de este «asiático» y satisfecho por cada euro invertido, aunque no tengas el outlet de Asics enfrente para rematar con unas compras ;-)
P.D: En Picsa, también del Sr. Carenzo, sirven por copas un vino tinto chileno que tiene el nombre del bodeguero que me habría gustado mucho encontrar aquí.

La comida fue bien, pero el precio fue excesivo por poca calidad que hay. La maître fue un poco prepotente y muy mal educada. El local deja mucho que desear

Es una pasada, el sitio esta muy bien y la comida genial pero es relativamente carete, y mira que soy de disfrutar de la comida sin pensar en el precio pero la última vez que fuí me sorprendió que un entrante y dos platos y postre sin vino fuesen 75 €.
Los currys y los rollitos son una delicia

Es un lugar muy interesante. Pequeño (conviene reservar) y original. Me llevó mi gran amigo Fernando Saiz, periodista económico y gourmet. Lo regentan unos argentinos, creo, lo que le da un toque muy original a la comida asiática. Los meseros te indican y recomiendan muy amables y profesionales. La comida excelente y el precio muy razonable (claro que pagó él). Toda una experiencia.

el menu degustación espectacular y más si lo acompañas con un mojito como es mi caso… No es barato pero tampoco es nada caro… si no quieres pagar mucho yo recomiendo el chino que de calidad precio no anda mal ;)
Estoy deseando volver ahhh y los camareros son muy amables (como el anuncio de los Fernández) jajaj joder que chiste más malo…

Es el mejor asiático que conozco, la comida es mejor que en los buenos de Bangkok o Hanoi, comida asiática moderna con los mejores productos españoles. No es caro para lo que te dan. Los mejores cocteles, fueron pioneros y hoy marcan la diferencia…

Fantastica comida, auténtica, su eslogan ya lo dice todo, fina comida asiatica
recomiendo los currys! si no se está muy seguro de que pedir, no dudeis en dejaros aconsejar por los camareros, son estupendos
servicio muy atento
mejor reservar con antelación

Fue un poco decepcionante, porque tenía estupendas referencias. Se come bien y ya está. Lo más impresionante es la factura. El resto no es que sea del montón, la comida es muy buena, pero no tan increíble como la pintan.
El local tiene cierto aspecto de oficina, o de pequeño concesionario reformado. Es extraño.
Nada más que reseñar.

Fusión de cocina del sudeste asiático. Impresionante… los rollitos vietnamitas, dumplings, curry rojo de carrillada, puding de platano… Todo es increible. Sin duda es una de las mejores experiencias gastronómicas que he tenido en Madrid y quemi bolsillo puedan soportar… el menú son unos 40 – 50 € muy merecidos! (Usán bastante cilantro, a mi me encanta pero se que en España no gusta mucho… avisa…)