Panaria

Eram umas 7h30 da manhã, ainda noite em Madrid, quando reparo num estabelecimento bastante luminoso e já com alguns clientes, na Calle Alberto Aguilera. Ao aproximar-​me, reparo que se trata de uma pastelaria/​padaria, o que rapidamente me desperta uma fome difícil de explicar. Ao entrar, o cheiro a pão quente, os desayunos a serem servidos aos clientes presentes, a variadade de pão exposto… tudo isto tornou insuportável a necessidade de comer algo. Não tenho paciência para ler as várias opções para pequeno-​almoço, peço sempre o que me apetece comer na hora. Passado uns minutos chega à mesa o meu pedido: café com leite e pão (ligeiramente tostado) com queijo. Há poucas formas de começar melhor o dia do que a comer o que realmente me apetece. Sentado e a comer, observo o menu e constato que as opções são bastante simpáticas, tendo em conta o preço, e fico com a sensação que os clientes (regulares?) optam por uma dessas opções pré-​definidas para pequeno-​almoço. O serviço foi simpático e bastante rápido, tendo em conta a agitação típica de início de dia. Disponibilizam acesso wifi mediante pedido. Estou certo que não faltarão opções na zona, mas confesso que simpatizei com este estabelecimento. E voltei no dia seguinte !

Paramos en este Panaria porque lo encontramos y llevábamos un poco de prisa. Hay que decir que un Panaria siempre es apuesta segura con la que acertar para tomar algo y almorzar.
Soy fan de esta cadena y aunque cuando voy a Madrid me gusta descubrir esos sitios que te dejan con la boca abierta y con ganas de no irte de allí, en este caso optamos por algo seguro y que estuviera rico.
Una de las pegas que le veo a este sitio es probablemente el precio, más de una vez me resulta excesivo, aunque cierto es que la calidad de los productos es muy buena.
Pocas cosas me gustan más de un sitio y es que haya enchufes para poder carga mi pequeño juguete, es decir mi móvil.
Así que chicos, si no queréis meteros en barullos y esas cosas, este Panaria es genial.

Un quiero y no puedo en toda regla.
Intentando imitar a las panaderías hipster que han ido proliferando por Madrid, Panaria es un espacio desde luego bonito con una decoración que me encanta. Pero ahí se queda la cosa.
La comida es pasable tirando a esa-​coca-​me-​la-​hago-​yo-​en-​mi-​casa-​y-​me-​ahorro-​los-​3-​pavos. La sección de bollería algo escasa y el trato imperdonable.
Las mujeres del mostrador, me suena que una de ellas podría ser la dueña, son de esas personas que intentan ser agradables para que les vaya bien el negocio pero son incapaces. Aunque no te digan nada que pienses“qué borde”, desprenden ese aire. Tienen cara de estar oliendo caca todo el rato y las sonrisas deben de cobrárselas o algo.
La cuenta es lo primero que te traen a la mesa y lo último que recogen, tanto que la última vez que fui acabé dejando el cambio porque me quería marchar ya y el dinero llevaba en la mesa media hora… Que por 70 céntimos me da igual pero la existencia de propina y su cuantía me gustaría decidirla a mí, gracias.
A esta distancia del centro prefiero pillar un metro o incluso irme andando a Bilbao, que hay sitios mucho mejores.

After a problem sleeping in my hotel due to loud consistent noise, I decided to visit this Bakery.
I knew before coming they would not do Gluten Free and I wasn’t surprised when they told me however the cakes did look nice.
I had a Café Latte, which was a good one considering the price but I would of liked it to be a better portion and then a Freshly Squeezed Orange Juice which also tasted very nice and was a good portion for the amount I paid.
The man working was passionate about his job, skimming the milk and warming it carefully, looking after people and sorting the froth out nicely.
I can not give any more than 3 stars because portion sizes of the coffee was poor and they was no suitable food for me to eat with my coffee.
I would of liked to give Panaria 2 and a half stars, but with this being impossible on Unilocal,I give 3 stars because I feel Panaria does not deserve 2 stars, based on my experiances here.

Me crucé con el caminando algo de prisa pero la estética del lugar te hace detenerte un rato. Es un local amplio con unas cuantas mesitas pequeñas. Combina una sección de panadería (algo escasa en mi opinión) con un mostrador donde puedes encontrar dulce y salado. Todo muy buena pinta y a precios moderados.
Sin embargo lo que me llamó la atención fueron las tartas, se confirmó cuando probé una carrotCake deliciosa.
El pan nada del otro mundo; especialmente si tienes en cuenta el precio, y el trato muy regular.
A mi pregunta (quien me manda) ¿puedo hacer fotos? Un rotundo NO de la dueña que salió con cara de malas pulgas.
En fin, para un caprichito y *aviso a navegantes papis/​mamis* con trona para niños

Paseando el otro día por Alberto Aguilera me percaté de este negocio y desde la calle tenía una pinta increíble todas las cosas ricas que había en el escaparate. Panes, dulces, bocadillos y todo muy blanco, minimalista y maderil que sigue mucho la tendencia de bares que están abriendo con grandes ventanales para que te vean bien desde fuera.
Tiene poquitas mesas por lo que también tienes servicio para llevarse las cosas, no sé si todo lo que hay en la carta, pero si el pan, los dulces y los bocadillos. Hay un plato de pasta del día, un menú por unos 8 euros y luego pues tostas, bocadillos, ensaladas y hummus. Eso sí TODO, menos el hummus, tiene queso! Así que los que seamos intolerantes no tendremos mucho entre lo que escoger, supongo que podrán quitar el queso de los platos.
El café no es nada del otro mundo y no tienen leche de soja, que me parece un error garrafal con los tiempos que corren. Así que me pedí un café sólo y unas tostas de hummus con rúcula y tomate seco. Me imaginaba que serían unas tostas riquísimas con un pan muy especial, diferente y NO!!! Era un pan congelado, una baguette como de chino al que le habían untando una finísima capa de hummus, le habían puesto 4 hojas de rúcula y un tomate seco, todo eso a 4 euros. Menos mal que eran dos tostas y no una sola que sino hubiese sido el timo de la estampita.
Aparte de todo eso, tardaron mil años así que me tomé el café y esperé bastante para un plato frío. Mientras tanto pregunté si algo de lo que hacían era sin leche y me dijeron que no. Así que cada día veo más claro montar una tienda de comida sin lactosa porque aunque estemos en el año 2014 todavía no encuentro un sitio que nos hagan caso a los intolerantes (excepto Celicioso mmm…)
En resumen, un quiero y no puedo.