Tenemos nuevo tapabar en la ciudad. Bueno, resurreción de uno que desapareció. Y es que, el Oh Galo viene de la mano de Emilio, el camarero del afamado y archiconocido entre los Unilocalers Escalero. Lo mejor de su vuelta es que mantiene su esencia y a Emilio. Tapas por doquier y buen ambiente. Y lo «más mejor» el local es mucho más amplio que el anterior. El punto menos positivo, la localización, para mi está demasiado cerca de Alonso Martínez, pero bueno, habrá que peregrinar hasta allí. Las tapas mantienen la esencia del Escalero, como se puede ver en las fotos y aunque abunda el pan en ellas, es pan de calidad. No del que compras en el chino y pesa menos que el aire. La verdad es que no recuerdo cuantas cervezas tomamos, entre 16 y 20. Pero sí recuerdo lo que pagamos, 36 euros. Hagan sus cálculos. Lo dicho, para los amantes del Escalero, aquí tienen la segunda parte(esas que nunca fueron buenas o sí)
Fer A.
Classificação do local: 5 Madrid
Después de muchos años viendo peliculas hollywoodienses uno se imagina los reencuentros con música de violín, en blanco y negro, a camara lenta, corriendo a fundirse en un abrazo plañidero como si fueras un niño lanzado a por MIckey Mouse. Para los que no lo sepan, y tampoco les importe, era un gran fan, el admirador número uno(o dos) del Bar Escalero, tristemente difunto [descanse en paz y minuto de silencio], un baluarte de grasa bar de la España profunda con su barra de acero, ambiente bullanguero y tapeo alegre. Aquel mesón occiso era atendido con diligencia y afabilidad por Emilio. Un adorable camarero de marcado acento gallego con una retranca y amabilidad infinita. Lloré por las esquinas la desaparición del Escalero y pese a que sabia que Don Emilio se había mudado cerca(hacia Chueca), le perdí la pista. Los caminos del Señor son intransitables, hete tú que, misterios del destino, y siguiendo unas indicaciones que yo mismo dí, he vuelto a encontrar a Emilio. A Don Emilio. Falto el violín para hacer el reencuentro más lustroso. En el bar Oh Galo. Honroso heredero del Escalero, más limpio, mejor imagén, mucho más coqueto y mismo espiritú dentro. Cerveza barata, ambiente jaranero y tapas. Tapas baratas, no gourmet, para llenar tu andorga y estomago, echar unas risas y pasarlo bien. Y detrás de la barra la misma afabilidad que Emilio brinda con su sola presencia, acompañada por la timidez apocada de aquel que parece su hermano. Long live to Emilio. Donde él este, no se echará en falta ningún otro bar.