No puedo evitar que me guste, la verdad, sobre todo después de comer un día allí de menú. No es un sitio especialmente barato, pero hay determinadas cosas que me hacen inclinar la balanza a su favor, y no lo puedo evitar: 1. La decoración. El sitio es chulísimo, desde el cielo hasta el techo. La madera que decora sus paredes, las lámparas, las mesas… Incluso el cuarto de baño. El sitio es maravilloso, y te vas a sentir de lo más cómodo ahí. 2. El servicio. Súper sonriente y sabiendo lo que vende. Saben lo que tienen, saben lo que recomendar. Les pides una recomendación y no dudan, porque se nota que han probado la carta. Yo dudaba entre dos bocadillos y la chica me dijo«bueno, si te gusta el roast beef… ni lo dudes». 3. Es un sitio de sandwiches GUAYS. Y de estos hacen falta en Madrid. Bocadillos ricos y con enjundia, que nos alejen de la idea del clásico bocadillo de mortadela que te ponían para merendar. Aquí hay cosas ricas, calidad, cosas buenas. 4. Los zumos. Poderte hacer tu zumo propio eligiendo ingredientes(o escoger uno prediseñado) es maravilloso. Que llegue recién hecho, y a ese precio, es otro nivel. No es barato, pero tampoco es especialmente caro, y por eso merece la pena. En definitiva, uno de los últimos sitios de Malasaña en los que merece la pena sentarse. Yo reconozco que a la hora que fui(hora de comer) no había mucha gente, pero volveré sin dudarlo ni un minuto en cualquier otro momento.
Rosa G.
Classificação do local: 3 Madrid
Tenía un montón de ganas de probar este sitio después de haber visto unas fotos de bao buns, que no pueden estar más de moda ahora mismo, ¡los hacen en todas partes! Yo estoy encantada porque desde que los probé hace unos años me gustan muchísimo así que siempre que puede aprovecho para comerme uno. Pues bien, aunque efectivamente tienen un par de bao buns en el apartado de «bocadillos exóticos», Mr. Ñam Ñam es más un sitio de ensaladas, y sandwiches de muchos tipos(bocadillos, focaccias, bagels.). Vamos, un sitio de estos de comida rápida tipo café, pero con mucho más nivel. Mi chico y yo vinimos un viernes a las 12:45, bastante temprano para comer pero muy tarde para desayunar. Aquí no hay problema porque parece que tienen abierta la cocina todo el día, así que como teníamos bastante hambre porque ese día habíamos desayunado poquísimo y antes de las 9, decidimos comer. La chica que atendía era bastante simpática. No hay servicio a mesa, tienes que ir a pedir y a recoger las cosas al mostrador. La decoración me encantó, creo que no hay ningún local del grupo La Mucca que no me guste. Las baldosas del suelo y los azulejos del baño son chulísimos, al igual que la combinación de madera e hierro forjado en las mesas, sillas y paredes. El lugar es más bien pequeño pero cuando nosotros fuimos sólo había un par de mesas ocupadas. Imagino que a eso de las 14:00 estará más complicado encontrar sitio si sigue la estela de éxito del resto de restaurantes del grupo. Con motivo de una especie de ruta de tapas, «Malasaña a bocados», tenían una oferta de un bao de rabo de toro con piña, cebolla morada, mango y cilantro + cerveza Inedit 33cl por 2.90 €. Como el bao en sí cuesta 3.50 € en la carta y lo queríamos probar de todas formas pues pedimos uno para cada uno y luego un bocadillo de pollo con aguacate, jalapeños, tomate y cebolleta para compartir. La presentación es muy bonita, en tabla de madera o en una cesta de malla metálica como las de freidora. Y aquí viene lo malo: no nos pareció que la comida estuviera a la altura de todo lo demás. El bao bun estaba un poco mal montado, la carne estaba bien pero los otros ingredientes estaban muy mal agrupados, con todo el cilantro y la cebolla encima, de forma que primero te sabía sólo a cilantro y luego sólo a carne con piña. El bocadillo de pollo tenía muy buena pinta, con pan de cereales tostado, pero tenía súper poco sabor, como que no se apreciaban los ingredientes. Teniendo en cuenta que era un bocadillo de 8 € me esperaba algo mejor. En resumen, no es mala opción si estás por la zona y quieres algo sano y rico, y desde luego la oferta de Malasaña a bocados merece un montón la pena, pero no se ha convertido en uno de mis favoritos. Tal vez los zumos y los desayunos estén mejor, buena pinta tenían desde luego.
Franco V.
Classificação do local: 4 Madrid
Vimos fotos de Lolo de este lugar, entonces quedamos para ir a conocer este pequeño lugar que se esconde en la Plaza de Carlos Cambronero. El lugar es súper acogedor, todas sus paredes estás revestidas de paneles de madera, el piso de mosaicos es fantástico, todo le da un aire de un viejo bar que ahora se ha convertido en una mini joya pseudo hipster. Hay pocas mesas, por lo que hay que ir temprano o sino esperar que la suerte sonría para que haya sitio. Llegamos y como creo que no es un lugar tan conocido había bastante espacio. Pedimos en la caja, en mi caso un menú que consta de una bebida(que no pueden ser los zumos que tienen) un bocadillo, postre Y café(12,5 €). Pedí un club sandwich de pollo con tomate y bacon, estaba delicioso, el pan es muy bueno, se notaba que todos los ingredientes eran frescos y naturales. Mi amiga pidió el bocadillo de ternera que le encantó! Este lugar se caracteriza por los zumos naturales que tiene, verde, rojo y amarillo. Están hechos de fruta fresca con combinaciones originales, super frescos y deliciosos. El postre era alguna de sus tartas, había de yogurt y de chocolate con fresas, pedí la primera porque yo y el chocolate tenemos una relación difícil. No estaba tan buena la verdad pero tampoco era fea, sino que sin gracia. El café estaba bien. La atención fue amable, había pedido agua para acompañar mi almuerzo pero me arrepentí y me la cambiaron por cerveza sin problemas. El tema es que cuando terminamos de comer nos costó llamarle la atención a la moza(que es la misma persona que atiende la caja) para pedir el postre y el café, tuve que levantarme e ir hacia la caja. Había un grupo grande que había reservado parte del salón, puede ser que atenderlos haya provocado la distracción de la moza. A este grupo le prepararon una especie de tabla de fiambres y quesos y también una degustación de diferentes bocadillos de la casa, acompañado de jarras de cerveza, quería unirme a ellos a toda costa jaja pero es un buen dato porque el ambiente es agradable y es un lindo lugar de reunión. Volveré a probar más bocadillos porque todos tenían buena pinta en la carta y también sus zumos que son la estrella del lugar.