Uno de mis bares favoritos en la calle Calatrava, Madrid, España y el mundo entero. Es «el bar» en todo su concepto. Una buena barra donde los botellines son baratos y siempre vienen acompañados con unas tapas generosas. Donde se juega a las tragaperras, se discute de fútbol, políticas y toros. Donde en las paredes cuelgan azulejos con todo el refranero español. Donde los camareros de nariz roja perpetua te regañan si vas con prisa. Donde el suelo siempre está lleno de servilletas, huesos de aceitunas, huesos de las alitas… un paraiso para los perros. Y sobre todo, donde hacen las mejores croquetas y tigres de Madrid. Y sin olvidar esas patatas revolconas que son para quitarse el sombrero. Además, está perfectamente ubicado en la esquina de la calle calatrava con la del Águila. Cuando puedo, paso por allí aunque sea a tomarme un botellín. Las croquetas te las preparan para llevar. Y nos han salvado más de una noche. Si estamos de copas por la zona, nos acercamos en un momento y si quedan nos las llevamos a donde estemos. En el Atril nunca nos ponen problemas. Mojitos, croquetas y pipas. Y el lunes no eres persona.
Alberto P.
Classificação do local: 5 Madrid
No me gustan los bares pretenciosos que se amparan en diseños barrocos, luces de colores y demás parafernalias para venderte algo tan sencillo como una caña y una tapa a precio de brut nature y canard à la moutarde. Está claro que tienen su público, de otra forma no se explica que desde hace unos años broten cada vez con más asiduidad por Madrid. Es un público de Golden League, atletas-estetas, fibrosos, que necesitan desenvolverse en escenarios 2.0 y sentir la mirada de los demás para lograr sus mejores marcas. Yo soy más de maratón. Me identifico con el atleta clásico, de rostro sencillo, cubierto nada más que con su camiseta sin mangas que apenas llena y que a su ritmo consigue llegar a meta buscando mejorar su marca personal. Así que es fácil adivinar porqué me encanta este bar de la calle Calatrava. Es un bar clásico de barrio, de los de toda la vida. Desde fuera no invita a entrar, pero una vez dentro te convertirás en un atleta de maratón. No querrás dejar tu hueco en la barra. La única ronda que pretendías pedir antes de ir al escenario 2.0 de la Cava Alta se alargará porque los botellines vienen acompañados de dos raciones de tapas(pas de canard, torreznos, alitas de pollo, queso en aceite, ya sabes, lípidos para aguantar la maratón de botellines), porque los camareros vestidos con el clásico uniforme de camisa morada y pantalón negro ejercerán un doping visual que te impedirá salir del estadio, porque entre el público escucharás conversaciones que te harán sonreír,… y porque es baratito. Mi marca personal está en 7 botellines en 45 minutos. Te invito a igualar mi marca o rebasarla movido sólo por el afán de superación personal de los antiguos atletas helenos.
Óscar H.
Classificação do local: 5 Madrid
Mi su aspecto exterior ni quizá el interior invitan demasiado a meterse en él, pues parece que la última pellada de yeso se la echaron en 1970. Pero siempre, siempre y siempre tiene gente. Cúales son su secretos?. Es bien fácil. Sus patatas revolconas con torreznos tienen la clave. No sólo esto, también sus calamares y sus bravas, y si quieres comerte el tigre… aquí los preparan buenísimos. Los precios francamente populares, como el barrio.