L’Europe

Una de las cervecerías situadas en la zona de Cardenal Cisneros, la milla de oro del fermentado de malta y lúpulo en Madrid.
Decoración que recuerda a las cervecerías alemanas, con mesas de madera y butacas y motivos cerveceros por doquier dispone de ocho grifos de cerveza y una amplísima carta de cervezas de importación y artesanas españolas (interesante variedad).
Echo en falta más oferta americana pero la oferta en cerveza europea, sobre todo belga e inglesa es notable. En cuanto a los grifos tengo entendido que los van cambiando cada cierto tiempo pero tengo que decir que es el único sitio donde he encontrado y disfrutado de pilsner urquell de grifo sin filtrar, bastante diferente a su hermana embotellada.
No he probado la comida, no soy muy de codillo y salchichas que es básicamente su menú. El servicio es atento y aunque las mesas están dispuestas para cuatro personas, te las juntan si vas en un número grande.
Eso sí, los fines de semana tiende a llenarse y ser un poco ruidoso, pero que le vamos a hacer, es una cervecería después de todo, es parte de su encanto.

Sitio perfecto para ir con amigos, con muchos amigos. El local es grande y a parte de una gran variedad de cervezas internacionales, cuentan con una carta de salchichas bastante interesante.

Hacía años que no volvía a este sitio. Recuerdo que sesiones de salchichas, patatas y cervezas me metía entre pecho y espalda. Ayer tuve la oportunidad de volver gracias a un evento Unilocal.
Degusté algunas de sus cervezas, en este caso, las artesanas madrileñas. Me sorprendieron gratamente, muy gratamente. Ya he encontrado una cerveza que sustituya a mi adorada Socarrada de Valencia y es la Odín madrileña realizada con agua del deshielo de la Sierra de Norte de Madrid.
Al pasar por las mesas, pude observar que siguen fieles a sus sachichas y patatas. Yo tengo que decir que en la carta había más cosas, pero siempre caía una bandeja de ellas porque estaban realmente ricas.
No puedo hablar de precios porque el evento de Unilocal,me impidió prestar atención a otra cosa que no fuesen los quesos y las cervezas que nos ofrecían.

Situado en la Calle Cardenal Cisneros, a unos cientos de metros de la boca de Bilbao, en una calle unidireccional plagada de bares más tradicionales, se encuentra este singular local que me genera sentimientos encontrados.
Vaya por delante decir que tan solo he ido una vez y fue a cenar su menú de grupo, por lo que no puedo opinar de lo bueno o malo q es el cañeo/​tapeo en este lugar.
El sitio es grande, aunque las mesas no lo son demasiado y, salvo que reserves, no creo que puedas ir en grupos, pero el caso es q nosotros fuimos previsores y sí lo hicmos.
Tienen un menú de 30 euros por cabeza que incluye 2 horas de barra libre de bebida y comida. Vayamos por partes:
La comida: Los vegetarianos pueden taparse los ojos, porque aquí no se come más q carne y más carne. Te van sacando fuentes y fuentes de distintas variedades alemanas. Codillo asado, pollo empanado, salchichas, ternera en salsa. Todo va acompañado de ensalada alemana y toneladas de grasientas patatas fritas. Durante esas dos horas les puedes pedir, en teoría, todas las bandejas que quieras de esas especialidades., pero te aseguro que cuando llegue el cuarto plato (sacan me parece que 6) vas a estar saturadísimo y te las vas a dejar enteras. La calidad es mediocre y la cantidad de patatas fritas llega a sepultar la carne, pero recuerdo que el codillo y un pollo empanado con queso por encima eran una puta delicatessen. El punto negativo es que la comida es, a todas luces, excesiva. Sobran bandejas casi enteras y es una pena, según están las cosas.
La bebida: no soy un experto en cervezas, puesto que me limito a amar la Mahou, tolerar la Amstel y vomitar la Cruzampo, pero si tú entiendes de cervezas rollo internacional, te gustará el sitio, dado que tienes barra libre de un montón de variedades. También se extiende la barra libre a la sangría y el kalimotxo.
El postre: Son surtidos de tartas alemanas para compartir, ricas y sabrosas, pero sin más. Con la cogorza que vas a llevar tras dos horas de barra libre ni te acordarás del sabor.
No está mal como experiencia, pero, la verdad, tantos kilos de carne y patatas fritas llegan a saturar hasta al más bestia (yo) y es una lástima tirar la comida. Eso sí, el ciego está asegurado!

Bueno, pues sitio famoso por tener una comida de temática alemana y por la disparatada maratón de 2 horas de comida y cervezas (cualquier nutricionista medio serio tiene pesadillas con este menú) en al que nadie logra llegar al final y la calidad de los platos va descendiendo en cada ronda. Como cena para reuniones festivas está bien, pero yo no buscaría allí un ambiente íntimo. En cuanto a la comida, calidad y preparación bastante discretas, te intentan ganar a base de cantidad con lo cual es una opción preferida por gente más joven. El servicio es aceptable, y el sitio se suele llenar, al menos cuando yo iba. Tiene el plus de poder probar muchas cervezas de europa central.

En los últimos 6 años he organizado más de 20 quedadas cerveceras para grupos en este local y aunque en general han resultado bastante bien, cada vez lo frecuentamos menos.
En este tiempo el precio del menú especial (come y bebe todo lo que puedas durante 2 horas) ha ido subiendo poco a poco (desde 25 a los 28 euros actuales) mientras que la calidad de las cervezas ha bajado bastante (antes eran Leffe, Franziskaner y Hoegaarden y ahora son marcas desconocidas). Las bandejas de comida siguen siendo muy abundantes pero justitas de calidad.
Conclusión: si quieres buena cerveza y no llevas 2 días sin comer no te pidas el menú especial.

Ainnsss la mítica cervecería Europa. ¿Quién no ha realizado una comilona con su respectiva borrachera en sus cuatro paredes?. Con el paso del tiempo, este local ha perdido su gracia, su encanto particular, su dosis de alemanidad. Así mismo, han empeorado la calidad de la comida como el de sus cervezas, y se nota. Mucho.
Lo mejor de L’Europe, es la oferta de comida y cervezas ilimitadas durante dos horas, dentro claro, de unas raciones y bebidas ya seleccionadas. Alrededor de 25 € por cabeza para sentir la buena mesa alemana. Comida típica teutona con cervezas de importación rubias, de trigo o tostadas. También tiene un menú donde viene más comida, pero si digo la verdad, nunca he ido a comer de menú, solo he aprovechado la oferta grupal y alguna que vez que otra, beber una de las múltiples cervezas que tienen. En cuanto a la comida, de la oferta grupal: salchichas, lomo de Sajonia, costillas, el famosísimo codillo, chucrut, patatas fritas, etc… De esta variedad de alimentos cárnicos, lo mejor es el codillo sin objeción alguna. Es el rey, el amo de la pista y de las bandejas donde se sirven las comidas. Porque una de las gracia de esta oferta, es que los camareros empiezan a sacarte bandejas de comida hasta decir basta. Entre tanto, te van rellenando el vaso de cerveza con la que quieras, pudiendo intercambiar sabores cerveciles entre bandeja y bandeja. Una vez se termina la comida, postres. Pero eso es otro cantar. En cuanto a las cervezas, las típicas de importación: Leffe, Hoegaarden o Pilsner Urquell de barril, o bien más de 100 cervezas embotelladas para su degustación. Solo unas cuantas de barril son las aplicables a la oferta que comento.
Como decía en el licor de los dioses, cervezas de todas las clases como las belgas Chimay o Grimbergen, alemanas LowenBrau o Konig Ludwig, holandesas Anchor Porter, españolas como Cibeles, Sagra o Benedictina Cassasola. Y esto es un no parar, porque puedes ir tranquilamente a beber una de cualquier tipo de cerveza y salir satisfecho por la compra.
Como he dicho anteriormente que han perdido un peldaño, y es cierto. Con el paso tu gusto va evolucionando, ya sea para bien como para mal, y esta cervecería ya no me dice lo mismo que en antaño. No obstante, sigue siendo un buen sitio para cervecear y empinar los codos para comer. ¡¡¡Eso sí!!! Hay que reservar sí o sí. La fama sigue siendo una clara aliada del local y, sobre todo, es imprescindible para grupos grandes reservar con antelación. Suele estar siempre lleno y eso se traduce a un gran ambiente que, alimentado con los grados de alcohol, hace que sea un paisaje cálido, quizá demasiado cálido, tanto en el buen sentido como en el no tan bueno.

Un lugar con un toque especial.
Una amplia carta de cervezas de todas partes del mundo, una decoración alemana, perfecta para ir de tapas con tus amigos.
Vale la pena reservar, ya que siempre tiene mucha demanda.
He probado muchas cervezas, mi favorita la de cereza, que rica… (Suave) muy original, como si estuvieras en brujas (Bélgica).
Recomendable!
Buena relación calidad precio.

Aún recuerdo con mucho cariño una noche aquí con mi equipo de rugby para celebrar una cena de final de temporada en la que los encargados acabaron invitándonos amablemente a abandonar el local.
La cena en sí fue lo que un grupo de 35 gañanes como nosotros consideraría bucólico; por 25 euros tenías barra y mesa libre, lo que convierte en L´Europe en el sitio perfecto para organizar cenas de amigos y beber y comer hasta reventar. La barra libre consistía en cerveza alemana de grandísima calidad, que es por lo que se caracteriza este local, y la mesa libre en una cantidad ingente de platos llenos de comida alemana: codillo, costillas, chucrut, salchichas y demás exquisiteces que sacarían los colores a la mismísima Merkel. Total, que entre bandejas y bandejas de comida, la cena se convirtió en una competición por ver quién hacíà la gañanería más grande bebiendo cerveza y, como en cualquier equipo que se precie, se obligó a los novatos a beber hasta que el reguero de personas visitando el baño masculino (no diré si para mear o vomitar) se hizo insostenible para los dueños, que nos advirtieron para que bajásemos un poco el ritmo y dejásemos de molestar al resto de clientes. Una vez relajados, llegaron las bandejas de postres, llenas de helado, brownie, chocolate y gutería viva y aquello se convirtió en una pelea por ver quién cogía más parte de su bandeja. Aún así, con los helados todos mezclados y con migas de brownie incrustados en ellos, estaban riquísimos. La mejor cena grupal a la que he ido desde que estoy por Madrid.
Pero el caso es que no es sólo bueno para este tipo de eventos. En otras ocasiones he repetido con amigos, familia e incluso pareja, y la experiencia ha sido igual de satisfactoria.
Por su «menú para gañanes» de 25 euros, su amplitud para organizar una cena para bastantes personas y su versatilidad para ser idóneo para cualquier tipo de cita o evento, L´Europe se merece las cinco estrellas.

Antes de que la moda cervecera (y artesana) comenzara a arrasar por todo Madrid, existían en la ciudad algunas referencias, hoy ya clásicas, en las que se podían descubrir buenas cervezas en la más profunda tradición centroeuropea: es decir con pintas que parecían servidas en jarrones sin flores y con espumas que dejaban mostacho hipster.
Situada junto a la impronunciable calle Hartzenbusch, la presencia de L’Europe me ha influido tanto, que siempre he considerado esta zona como el Teutontown madrileño. Será sin duda porque como dice Fer en su comentario este barrio ha sido de siempre un rincón muy cervecero.
En mi fantasía, esta taberna ha sido, y probablemente seguirá siendo así en mi cabeza, una inmersión en la gastronomía y las costumbres de Alemania y alrededores. Se que es absurdo, para empezar porque la selección de cervezas abarca todo el mundo, pero creo que como me trajeron hace ya muchos años (hace dos décadas que existe el local), me quedé con la primera impresión como de parque temático.
No me extraña esa imagen que me he creado, porque todo es muy sugerente en L’Europe, empezando por su mismo nombre. La carta de cervezas suena mucho a abadía de frailes braseadores de malta: Paulaner, Warsteiner, Franziskaner, La Trappe, Babaria, Schlappe-​seppel, St Bernardus Pater… El condumio para acompañar no puede ser mas que a base de salchichas de Frankfurt, chuckrut, codillo y otras contundentes propuestas. Por último los bancales de madera, la singular y kitsch barra del bar culminada por miniaturas de fachadas rústicas medievales y en definitiva, el largo pasillo flanqueado por farolas, ventanales y muros de ladrillo nos hacen sentirnos inmersos en alguna calle indeterminada de la Germania profunda (o en una tienda de souvenirs del centro de Munich a lo mejor).
Authentisches Restaurant o pseudotaberna folclórica, lo cierto es que la visita es obligada, no sólo por todo lo dicho, sino por varias razones más:
La generosidad de los aperitivos que sirven; si bien suelen ser patatas y fritos de bolsa, no escatiman la cantidad, pero conviene ser precavido para que cuando llegue la comida de verdad se mantenga un poco el hambre.
La carta ha sabido adaptarse a los tiempos, se han dado cuenta de que en España también hay muy buena cerveza y además entre la oferta de barril tenemos La Cibeles ocupando un lugar destacado.
Las mostazas. Tienen una amplia variedad de mostazas especiales que creo encargan o fabrican ellos mismos y que si no recuerdo mal puedes comprar para llevarte a casa: dulces, picantes, con hierbas… a cada cual mejor
Y lo más sorprendente, si te tomas varias jarras puede incluso que salgas hablando alemán.

Por sorpresa callejeando te encuentras con este sitio que ya desde fuera te llama la atención.
Ambiente cálido en las mesas que invitan a una conversación acompañada del buen sabor de unas cuantas cervezas.
Podrías pasar perfectamente la tarde o la noche probando distintos tipos.
A parte de las extranjeras conocidas, tienen una amplia variedad de las españolas que están empezando a serlo. Cibeles y Sagra entre ellas.
Quizá a la hora de pedir la cuenta se haga un poco caro.
Dos cervezas nos han salido por algo más de 8 euros.
Desde luego, un sitio para volver a seguir probando. O para pedir la misma.

Llevo yendo 20 años a esta Cervecería y salvo que ahora se paga en euros todo sigue igual. Y la verdad es que mejor así.
Una carta de cervezas para todos los gustos: rubias, tostadas, tipo abadía, de trigo, y así hasta 100 por lo menos.
Te recomiendo que no te infles de las palomitas que te ponen al principio para que puedas probar de todo.
Lo mejor para mi, los nuggets (solo comparables a los del PeggySue) y por su puesto la estrella de la carta: el surtido de salchichas. En una inmensa bandeja que te hará reorganizar los platos, vasos, copas hasta conseguir que quepa en la mesa te ponen una cama de patatas fritas rizadas, ensaladas alemanas en los extremos, chucrut y cuatro salchichas de otros tantos tipos diferentes. Acompañado de varias mostazas en sus tarros de cristal con sus cucharillas para servirte agusto.
Impresionante.
No olvides probar una Erdinger Pikantus que no se encuentra en cualquier caso sitio.

After a few days drinking Estrella and Mahou, hubby wanted some REAL beer — so he found Cerveceria Europa online, and we headed over. It was packed! If you compare the draft and bottle selections to most bars in the U.S., you’ll be disappointed — but for Spain, this place is a gem. I was actually really impressed with the local craft beers that were offered — we enjoyed a couple of IPAs from Spanish microbreweries that were quite good. Service was friendly and attentive, even though it was crazy crowded. It was definitely a treat!

Coincidiendo con el primer fin de semana del Oktoberfest en Munich, y con la ocasión de la celebración del cumpleaños de una amiga, nos juntamos una turba de tragones y bebedores en una de las cervecerías que mejor representa el espiritu alemán de los beer garden, la cervecería L’Europe.
La cerveceria L’Europe está situada en la calle Cardenal Cisneros, vial con amplia tradición cervecera, donde puedes encontrar además, la cerveceria Oldenburg, una diminuta cerveceria precursora de la introducción de las cervezas de importación en nuestra capital con tropocientas de ellas de todas las nacionalidades, colores y formas, y la Kloster, otra cervecería dedicada a las cervezas de importación con un ambiente más nocturno, oscuro y música jazz. Es por esto, que no se pisan. Son cervecerías todas ellas dedicadas a la cerveza de importación, pero todas ellas con su nicho de mercado, orientación y ambiente bien diferenciados.
La que nos ocupa, la Europe es la única que tiene tradición alemana. Para todo el que haya ido a Alemania, es un biergarden cubierto incluso la decoración con banderolas en el techo, tiene ladrillo visto en las paredes y muchos carteles de exaltación del elixir de lúpulo y cebada, festivales de cerveza, ferias y demás. Mesas alargadas, de picnic, muchas cervezas de importación, algunas de ellas de grifo como la (y escribo de memoria) LEFFE (rubia, tostada, duvel), Stela artois, Kaster, Hoegarden, LaTrappe (Rubia, Tostada, negra, duvel, quadruvel) y Franciskaner Luego, añade a su lista de cervezas de grifo, el repertorio de botellas de importación.
Con esta decoración y estos precedentes, se puede venir a tomar unas cervezas de importación mientras comes los conos, o las bolitas de queso que te ponen, pero lo suyo es venir aquí a ponerse gorrinaco a base de salchichas y codillo aderezado con grandes cantidades de cerveza. Su oferta más famosa es la barra libre durante dos horas de las cervezas de grifo y de las bandejas de comida al precio de 28 € pax, con el requisito de que toda la mesa debe pedir la oferta. En mi opinión, por anteriores ocasiones, salvo que se tenga una capacidad de ingesta infinita, la oferta no sale a cuenta. Cuando comes mucho y aprovechas la barra libre de comida, no bebes mucho ya que la cerveza llena, y viceversa. En esta ocasión, nosotros optamos por ir pidiendo unas cuantas bandejas de salchichas variadas, otras de pollo empanado y, cómo no, de Codillo e ir pidiendo cervezas. Yo lo acompañe con una Pilsner Urquel (la mejor cerveza del mundo y mi favorita desde hace años), una Barbar (cerveza con miel, poca densidad, dulzona, sin fuerza, peor que orin de caballo o una con limón), y una Leffe tostada. Todos acabamos hartos y satisfechos, y aunque todos pidieron 3 cervezas de importación, la cuenta no supero los 25 por cabeza. Y claro, con 3 cervezas de alta graduación, la liamos parda. Dando espectáculo con canticos regionales, una despedida de soltero con un spiderman pululando por ahí, aplausos y vítores a las mujeres guapas que pasaban.
Asi que ya sabeis, si quereis recrear un trocito de Alemania, marcar este sitio en vuestro mapa. Ojo, no olvidéis reservar porque suele estar hasta la bandera. En caso de que os rechacen en este, siempre se puede ir a la cervecería Kruger, en los bajos de la plaza de los cubos, y bastante similar a este aunque con mucha menos gente.

Al principio parece una cervecería, sin mucho más que atraiga. Te ponen panchitos, gusanitos y patatas mientras tragas su cerveza sin parar.
Más tarde te enteras de que tienen un menú en el que por 28 € puedes comer a reventar y beber sin límite y piensas: «el próximo cumpleaños lo celebro aquí».
Pues bien, cuando vas el día de tu cumpleaños con la ristra de amigos, te sientas y empiezas a pedir cerveza, unatras otra, una tras otra, te das cuenta de que eres incapaz de acabar toda la comida y de beber al ritmo de tus amigos (vale, esa es una experiencia muy personal… pero fui incapaz de tomar 3 cervezas).
Mi recomendación, a este sitio se va sin haber engullido nada sólido desde el desayuno, las bandejas buenas son la primera, de salchichas y codillo, y la última, la de los postres, y pasa de las rubias normales, mejor las de trigo.

Si eres de los que te gusta la cerveza… pero la cerveza de verdad y no te conformas con cualquier cosa, tienes que pasarte por la Cervecería L’Europe. El ambiente siempre acompaña, y en ella puedes encontrar cervezas de todo tipo, sabores, colores y tamaños, es decir, la gran variedad de cervezas que puede haber por toda Europa.
A medida que vas pidiendo te van sacando unos cuencos con aceitunas, patatas y cositas para picotear. Además siempre suelen tener promociones en las que incluyen bebida y comida a muy buen precio. De estas promociones puedes enterarte a través de su página web o si no, preguntar cuando estés allí.
Cervecería L’Europe, para mí un sitio altamente recomendable, ¿para que probar cualquier cosa si puedes estar en lo mejor?

De las cinco cervecerías, con bebidas alambicadas a lo largo y ancho del mundo mundial, que se asientan en la calle Cardenal Cisneros esta es la más amable, en cuanto a su distribución, ambiente y aspecto. Es la que parece más adecuada para llevar a la novia/​madre/​hermana/​hermanodenovia estándar, sin elementos radicales que puedan alterar ese rato de simulación por los sabores de una Europa más al norte que la que nosotros ocupamos.
Orden y disciplina en el servicio parecen ser las señas de identidad de este lugar que no escatima en los frutos secos de sus aperitivos. Ahora ofertan un reto en el que debes amortizar 28 euros atacando sin piedad a sus ocho grifos de cerveza, sus salchichas con codillo, sus costillas y demás merendola germanófila. Probablemente esto último es la oferta menos diplomática, por gulosa, del lugar, fíjate tú.

Si eres un apasionado de la cerveza y de la comida alemana no te puedes ir de Madrid sin aparecer por este magnífico lugar. El trato que te dan es correctísimo. Destaca la amplia carta de cervezas de todas partes del mundo que ofrecen al consumidor.
Para comer te ofrecen suculentas bandejas de salchicas alemanas con patatas fritas, puré de patapas, acelgas y ensalada. A esto puedes añadirle el codillo. Pero la carta de comidas no se queda aquí ya que es muy variada. Y por 25 € dispones durante dos horas de barra libre de comida y cerveza.
Suele haber mucha gente por lo que es bueno o ir con reserva o ir bien pronto. Sin duda muy recomendable.

variedad de cervezas, generalmente bien servidas en su jarra adecuada.
— Las comidas/​cenas de grupos. Por un precio bastante bueno comes hasta reventar, van sacando bandejas de comida alemana y por las primeras todos se pegan, pero llega un momento en que no te lo puedes creer, siguen y siguen sacando más bandejas.
Además, siempre que he ido nos hemos podido sentar, y está bien situado para ir luego a los cines Cinesa Fuencarral o salir por Bilbao o Tribunal.