Café Barbieri

Vengo con frecuencia: a desayunar y a tomar algo despuès de la cena. El ambiente es genial, me imagino a algún personaje de Pèrez Galdós o Pardo Bazán pidiendo un chocolate… Ayer además fui a comer, comimos de menú (20 € en finde, no sé si tiene otro precio entre semana). Estaba fantástico. Solo había dos opciones de primero y dos de segundo, pero muy ricas. Mi marido pidiò un arroz cremoso con setas y yo unos cogollos con ventesca, las cantidades exageradas, muy buena presentación y muy cuidados los platos. De segundo los dos pedimos el atún rojo con cebolla caramelizada. Nos pusieron tres trozos a cada uno, no nos habíamos terminado el primero, te cuento el segundo!!! Si ponen el menú a 16 € y bajan las cantidades, la verdad, no pasaría nada. De postres un culant y una pannacotta. En fin, se come muy bien. Conmigo ya contaban y seguirán contando.

Sin duda alguna, de las cafeterías con más encanto de todo Lavapiés. Espaciosa y luminosa, con bastantes mesas, servicio rápido…solo le veo ventajas. Es habitual poder disfrutar de alguna actuación musical mientras te tomas un café o una caña, ya sea un pianista o un dueto pop. Cualquiera sabe.
Nunca he ido a comer, por lo que tampoco puedo opinar sobre la carta.
Recomendable 100%.

A mí lo que me gusta del Barbieri es esa decadencia que desprende. Parece que te vas a encontrar al próximo poeta depresivo del que te encandilarás mucho. Por eso espero que nunca cierre y muchas generaciones lo conozcan.
Es perfecto para desayunar, para tomarte el aperitivo, el chocolate de la tarde o una copita a primeras horas de la noche, cuando todavía uno es inocente.
Eso sí, no me gusta nada cuando está muy lleno porque las mesas son hiper pegadas y me agobia enterarme de las conversaciones ajenas de manera obligada. Prefiero cuando hay poca gente y todo es calma, el vino entra sólo y la música suena de fondo.
Desayunar está muy bien :) sobre todo entre semana cuando hay menos gente y te atienden con más calma, los pobres camareros corren como pollo sin cabeza.
De vez en cuando hay conciertillos de música en directo y suena bien :)

Absolutely terrible and disgraceful service! The waiter my friend and I got heard us speaking English and tried to seat us at the table used to put empty bottles on. Another waiter saw this and corrected him in front of us and gave us a proper table. Then when I was ordering water in Spanish the waiter pretended he didn’t know what I was saying. Then corrected what we were speaking in Spanish even though what we were saying was correct. Eventually all we got was water because he was so rude we decided to not order dinner. Do not go here!

La verdad es que no puedo hacer otra cosa más que alegrarme de que el Nuevo Café Barbieri no haya cerrado sus puertas, como en un principio se rumoreaba. A mí me encanta este café de Lavapiés, y me gusta todo: su ambiente de principios de siglo, sus paredes, sus mesas y sillas, sus columnas en mitad del local, todo.
Este año lo visité gracias a Tapapiés y la verdad es que su propuesta, el crêpe de rabo de toro, me encantó. Estaba delicioso. Por si esto fuera poco tienen una enorme cantidad de camareros, son todos simpatiquísimos y se mueven como pez en el agua por el local.
Definitivamente, un sitio que tener en cuenta si un día te apetece tomarte un algo con sabor a Amar En Tiempos Revueltos. Encima se ve que están mejorando algunas zonas del local, sin que pierda para nada su espíritu. ¡¡¡BRAVO!!!

Me dicen que el Barbieri va a cerrar pronto, y eso duele. Es un sitio de los que hacen que un barrio sea más cercano y acogedor. Lo hemos usado para reuniones de grupo, quedadas informales, cumples… la ultima parada fue disfrutando de tapapies y su tapa fue la campeona de la noche (un canelon/​crêpe enrollado de rabo de toro cuyo sabor no puede describirse, solo recomendarse.
Espero vovler ahí antes de que desaparezca (en realidad espero que no desaparezca, pero no me atrevo a ser tan optimista, y sé que voy a echarlo mucho de menos)

No sé el tiempo que hacía que no venía a este sitio y al entrar ayer para #Tapapiés2015 pensé que por qué no me pasaba más.
Como dice Mari Carmen, este lugar es como si no perteneciera a esta zona y es un poco como hacer un viaje espacio temporal a otra época y por eso creo que para mí tiene tanto encanto.
En cuanto a su tapa de Tapapiés fue mi favorita ayer, después de la de Tribuetxe, y es que el rabo de toro me encanta y estaba deliciosa. Quizá la presentación de la de Tribuetxe es mucho mejor, pero el sabor de Barbieri me pareció de 10.

Fue nuestra última parada en nuestra particular ruta de Tapapies de este año pero yo tenía que probar esa famosa tapa de rabo
Ya la entrada del lugar me maravillo pero ver aquellos techos, esa decoración, esas mesas antiguas y cuidadas hacían que me quisiera quedar allí todo el tiempo necesario para hacerme sentir una doncella de la época
Lugar maravilloso que me han dicho que igual cierra por la maldita ley de los alquileres
Sitios así no deberían desaparecer nunca
Se respira otra época, otro estilo, otras vidas
Y juega con el contraste de encontrarte allí con los más modernos del momento que luchan por disfrutar una tapa de rabo de toro exquisita
Aunque quiero volver para disfrutar un buen café allí y poder degustar más el aire de este local

Aparece el horario antiguo pero abierto para desayunar, una gozada esta nueva etapa del café barbieri ;)
Yo vivo el Madrid de día ! Desayuno 2,20 #asíSí

Es la primera vez que realizó la ruta de Tapa Piés y había escogido cinco locales para probar sin mirar reseñas de Unilocal.Solo he seguido las sugerencias de la guía tapa piés 2015.
Crep de rabo de toro nombre de la tapa para este año. Crep diminuto relleno con rabo de toro sobre una salsa de caldo de ave y vino.
Me ha gustado la tapa por su sabor y textura, pero me ha parecido ridícula en tamaño encima había que comérsela con un tenedorcillo de madera que no podías ni cortar ni pinchar el crep y se desarmaba y se ha quedado la mayoría de la salsa en la bandeja pues no puedes comerla, tampoco te ponen una rebanada de pan para acompañar este tipo de tapa.

Otro clásico de Lavapiés.
En esta cafetería creo que conservan hasta un antiguo proyector de cine. Por la decoración y la profusión de espejos es evidente que vivió tiempos mejores, pero hoy mantiene un especial encanto por incluir aquello que los románticos tanto admiraban: la pátina del tiempo. Dicho así, suena algo pedante, pero no se me ocurre otra cosa para definir los espejos oxidados y los sillones de terciopelo con muelles del Pleistoceno. Me encantan sus altísimos techos, las baldosas y el ambiente de este lugar donde generalmente tomo café o algo dulce: tartas, chocolate e incluso alguna caña de vez en cuando. Es un buen sitio para charlar por la tarde y lo recomiendo vivamente.

¡Cuántos espejos! Conocí este local hace unos cuatro o cinco años cuando, tras una noche en el teatro de la improvisación (jamming) que había en la calle de la Primavera –digo había, porque creo que ahora están haciendo su espectáculo, que por cierto, recomiendo a todos, en el Strada Gran Vía-​, decidimos tomar algo allí.
Tiene ese sabor antiguo, dicen que el propio Alfonso XIII solía frecuentarlo. El sitio es estupendo para esas horas de la noche porque el decorado, sin remodelación, lo hace especial. Si hay alguna hora especial para ir esa es la noche, con el local a media luz. Son de destacar sus infusiones, chocolates, cafés…y sobre todo su tarta de chocolate. Una amiga pidió una porción y todos le cogimos un trozo, estaba tan buena que acabamos pidiendo una porción casi cada uno.
Un día de estos vuelvo con mi cuaderno, para escribir, como los bohemios!

Parece mentira que yo viniese más a este sitio cuando aún no vivía en el barrio; vamos, que llevaba casi un lustro sin pisarlo a pesar de pasar por delante de él varias veces a la semana. Es un local de 1901 al que no se le ha hecho apenas ninguna remodelación estética: los espejos tienen la plata carcomida, las molduras parecen originales, el mobiliario parece (o intenta) ser de la época… Además tienen una sala de exposiciones y una estantería llena de libros para que elijas qué leer mientras te tomas algo.
Porque la fuerza de este sitio está en su enorme carta de cafés, infusiones (¡muchísimos tes diferentes!), batidos, cócteles… Si te sientes muy gocho ese día, tienes un montón de pecados diferentes que cometer aquí, especialmente si es una tarde del demoledor verano madrileño y abren todas las puertas laterales del local. Para pasarse las horas muertas.
Lo único que les falla un poquito es que el servicio a las mesas es un poco lento, no ya por acción sino por inacción; como tienen parroquianos habituales, el personal termina muchas veces enzarzado en largas conversaciones e incluso sentado en las propias mesas, lo cual tiene incluso un encanto propio y da sensación de familia, pero te deja un poco colgado cuando tienes sed o la habitual necesidad de que tu infusión termine desparramada por toda la mesa al servírtela como suele ser mi caso.

Poco más se puede decir de este sitio que parece «descolgado» del barrio, no solo por su estilo, sino por sus precios carísimos. A pesar de ésto, continúa teniendo esa magia que buscamos tod@s l@s que entramos allí, tratando quizás de que nos envuelva la clase y el glamur que otrora tuviera.
Hay que hacer una mención especial al personal, que tiene mucho trabajo, pero siempre tiene buena cara y a su honestidad, a la hora de darte las vueltas correctas si te has equivocado!!!

I stopped by here last night after looking for a place to get a tea before dinner. We opened the door and you could immediately smell the intoxicating odor of their variety of hashish and I knew I had made a good decision.
My friend and I took our seats in the middle of the place and looked at the menu, which had a good selection of teas all for 2 euro. Then as one of the employees went by with some food that caught our eye, we decided to get an appetizer, and ordered the Muhamara (essentially red pepper hummus).
The Muhamara was very refreshing and the tea, I got the Reina de Corazones, was soothing. The place had an excellent vibe with low light, delicious odors, and quite good products. My only complaint (this might be because I’m American) is that you really have to work for the attention of the server. Not a big deal, but we American’s are spoiled by people who are working for tips: p

Y es que siempre había querido venir a este café!!! pero como cierra a la hora de siesta… justo la hora en que a mi se me antoja a ir a tomar un café …pero bueno por fin tuve la oportunidad de ir a este mítico lugar del que tanto se habla y que el mismo Vargas Llosa, escritor peruano menciona en una de sus obras.
Un lugar que tiene espejos como esos es de recordar, y los asientos de terciopelo… pues te hace imaginar como el tiempo y lo que habrá pasado por allí de personajes.
Es un muy bonito lugar para llevar a alguien a disfrutar un buen café y pues en el barrio de Lavapiés quien no la pasa mal?

No sé porque extraño motivo relacionaba el café Barbieri con el enemigo mortal de Mozart, el inclito Salieri. Por la similitud asonante de sus nombres he de suponer. A la confusión desde luego ayuda el alma de este café. Evoca al espíritu bohemio y contemplativo proveniente de Checoslovaquia o del país de origen del genial compositor austriaco.
El ¿nuevo?café barbieri, no cabe duda, es un sitio bohemio y romántico. Para postrarse alrededor de una taza de te, café o chocolate y maldecir este mundo cruel en una tarde dominical. Amplios ventanales hasta un techo infinito, mesas de mármol y sillas de madera extraídas de alguna tienda de antigüedades. Habría que buscar la definición que de este café haría Benito Perez Galdos a imitación de la Fontana de Oro. Para darle lustre no, pero sí encanto, está recubierto de espejos, algunos combados, agrietados, macilentos o ahumados, dando sensación de llevar allí alguna década que otra. La segunda parte del local, destinada a librería y exposición de arte mantiene la decoración kitch y antigua de café literario, con sillas, mesas y mobiliario de toda clase de marcada vetustez.
El servicio es bueno, no en exceso ágil, lo cual sería contradictorio con su pretensión. No es económico, pero tampoco excesivamente caro. En la horquilla de precios del Starbucks. La decoración y el ambiente se pagan aunque lo merecen. El nivel de ruido es elevado aunque las conversaciones no se mezclan. Con lo que, es ideal para una discusión política de calado, para lectura de un libro o para mesarse la barba o mostacho en una agradable compañía.
Perfecta para una cita, tanto amorosa como profesional, para echar el rato o simplemente si te pilla de paso.

Me habían hablado de él como el café mítico de Lavapies.
Finalmente me decidí a pasarme por allí y debo decir que la calidad del sitio avala la fama que lo precede.
El café Barbieri tiene todo lo que se puede añorar de los antiguos cafés: amplios ventanales, mesas de mármol, grandes espejos, y una muy extensa carta de tés (entre otros: canela, champán y fresas, frutos del bosque…). Yo probé el de sueños de invierno (té negro, cáscara de naranja, flores de malva y almendras) y me resultó delicioso. Todos los tés cuestan 2,50 euros. Además, para los que gusten hay mate cocido al mismo precio.
En la parte de atrás del salón hay una galería de arte donde se exponen cuadros y donde, además, tienen libros que puedes leer mientras meriendas.

Quedé aquí con una amiga. Es un sitio chulo, de esos de la Bohemia que te recuerda depende de si te mola ponerte literaria al Café Gijón, o si te apetece ponerte más pastelosa a Sisí Emperatriz. Estilo el café de Doña Manuela en Malasaña, vamos…
¿Y qué ocurre? Pues que los precios, para mantener los oropeles, suben bastante. No sé, los camareros rotativos son muy majos y bastante guapos, se está a gusto para charlar. Yo lo recomiendo para entrevistas (de curro, o de periodistiqueo).

Muy cerca de la plaza de Lavapies encontramos uno de los cafés, en mi opinión, con más encanto de Madrid. Está un poco escondido, aunque si uno pasa por esa esquina es imposible no quedarse prendado de sus enormes ventanales y su aire bohemio. La decoración interior, con mostrador y mesas de madera, espejos, y un suelo que según donde se pise chirría, nos transporta a otra época, a otro Madrid, o incluso a la Francia de las obras de Lautrec y sus contemporáneos. A cada uno su imaginación le llevará a un escenario distinto, pero lo que será común a todos es que si decides pasar una maravillosa tarde de charla tomando uno de sus deliciosos cafés, o lo que yo recomendaría, uno de sus exquisitos batidos, tendrás un momento 10.

On the NE corner of Plaza Lavapies is this 19thC café of high, moulded ceilings, thin iron pillars, stained mirrored walls and pretty good espresso that recalls Manet and Toulouse-​Lautrec and makes you want to order their absinthe instead of the coffee. The music last night was the nutcracker and when I came back to my table from the WC there was a card lying on my notebook for a local literary magazine. Low conversation in the corner, a waitress with a half-​shaved head, and other writers scattered throughout the room. Far enough south to avoid tourism (unlike café central in all the guidebooks and reeking Hemingway mythology), and the coffee isn’t terrible. At 1.70 a cup, its pricey, but the place is worth it. I definitely recommend a visit, and I’ll be going back. Fijo.

Es un timo!!! el sitio es agradable y todo lo demás, pero me parece indignante que cojas la carta y leas: caña de cerveza 1.40 Doble de cerveza 2.70 hasta ahí normal, y cuando te traen la caña, ves que te la han puesto en un vaso de chato de vino que es sustancialmente más pequeño, y lo mejor es que el doble ocupa lo que una caña en un lugar normal UNA VERGÜENZA y un TIMOOOOO. Están mucho mejor los bares que hay cerca por la calle argumosa: el económico, la boca del lobo, el automático pero este es un TIMOOOO