Brindis

Todo mal, el ambiente (gente muy pasada) las copas muy malas y caras, el karaoke va con una App la cual bloquean cuando les viene en gana y no puedes pedir canciones.. el local parece un club de alterne de los 70´s sillones de terciopelo sucios, viejos y que huelen raro.. todo rezuma ranciedad.. por no hablar del servicio, lo peor de todo, te atienden de mala gana, ni una sonrisa, ni un buenas noches.. solo qué vas a tomar y paga, en especial una de las camareras que debe de ser del Este que ya directamente grosera, maleducada y prepotente. Hemos ido varias veces y siempre lo mismo, no volvemos!!

Discrimination towards non-​Spanish speakers. We went there to do karaōke and we waited more than 3 hours to get our song, and only once. Not go there unless you are Spanish speaker.

I had a great time on a Friday night here while visiting from out of town. We got there around 9 AM and while it was already lively we were still able to get good seats. The songbook is mostly Spanish with some English songs in the back as well. Strangers joined in to sing with us while we had the mike and vice versa, and we had such a great time! The service was pretty bad after our first drink. They had free wifi. We had a great night and I would love to go back.

Aunque suene fatal, soy un auténtico loco de los karaokes. Canto fatal, tan mal que incluso alguna vez he pensado que alguien terminaría tirándome tomates, o echándome del escenario. Nunca ha pasado, pero no descarto que, en algún momento de mi vida, la cosa termine así de mal.
Así que el otro día, mientras unos amigos guiris visitaban la ciudad, terminamos apoltronándonos en los sofás setenteros de este local, que me habían recomendado desde hace tiempo. El sitio estaba de bote en bote y bastante animado, desde que llegamos allí a eso de la 1:30 hasta las 4:00, que recogimos los bártulos porque cerraban.
Los dobles de cerveza cuestan 3 €, y cantar, como en todos los karaokes del mundo, es gratis. Tienes que esperar a tu turno, pero al menos no te dan una tarjeta de prioridad como en otros lugares, en los que solo puedes cantar según la cantidad de gente que seas, o la cantidad de alcohol que consumas.
Lo mejor de este lugar es, de todos modos, el público. En mi caso, había un numerosísimo grupo de gente de unos 30 años o menos, un grupo de filipinos con los que terminamos hasta haciendo amistad (¡y que cantaban divinamente, al contrario que nosotros!) y un grupo de unos 60 años que estoy seguro que si nos ponen juntos a bailar toda la noche, aguantan más que nosotros por goleada.
¡Divertidísimo! Volveré seguro.

On busy evening this is a decent venue, otherwise it can appear somewhat kitsch without the context of atmosphere.

Es, sin lugar a dudas, mi karaōke de confianza: está céntrico, es hortera, las copas son baratas y no de garrafón, el listado de canciones es amplísimo y, lo más importante: PUEDES CANTAR.
He ido un montón de veces y siempre he cantado un mínimo de4 veces aunque esté llenísimo. Nada que ver con otros sitios donde, como mucho, cantas una. ¡Esto es vida!
Tienen un escenario pequeñito donde no pueden subir grandes grupos. Hay varios camareros que son súper eficientes, no los más simpáticos pero por lo menos te ponen panchitos y patatitas con la copa.
Es, sin duda, uno de mis sitios preferidos para berrear mis canciones preferidas a placer, ¡Híper recomendable!!!

Es un pub de toda la vida creo que tiene más de 30años pero te sorprende por su variedad de clientela y lo que te ofrece. Yo fui a ver un partido de fútbol (tiene pantalla gigante y varios plasmas y te ponen varios partidos a la vez) y acabe cantando en el karaōke a partir de las 23 horas. Los precios no son exagerados creo que fue entre 5 y 6 € la copa y también tiene cócteles que no estaban malos. Yo por mi parte me lo pase buen volveré

He he HE HEHE, que lugar madre mía…el Toni2 en versión cutrelux, con un casting de gente impagable. parejas de cuarentones, muchísimos filipinos, alguna que otra y que otro de los del oficio más antiguo del mundo y todos sabemos a lo que vamos. Muy alucinante. de verdad este karaōke. La opción perfecta para morirse de risa y no acabar la noche en cualquier bar imposible y petado. Un repertorio de canciones abrumador, unas copas que nunca se acaban porque el vaso es como enorme, no he oído a nadie cantar bien allí todavía pero no importa, porque tiene toelarte.

Su aspecto de reservado contrasta con las actividades de ocio que se pueden realizar en su interior. Un descubrimiento para dos formas de divertirse sanas: ver los partidos de la liga de campeones y sobre todo cantar en su karaōke.
Sin duda uno de los más completos en un ambiente jovial. Cantantes frustrados, ilusos que piensan que en sus cómodos asientos se halla algún cazatalentos, y sobre todo gente dispuesta a pasarlo bien. Las consumiciones son asequibles y no escatiman en llenar los canastos que acompañan a los tercios de cerveza con frutos secos y patatas fritas.
No cobran por canción cantada, ni nada parecido, y el listado de temas a interpretar incluye singles bastante actuales y una multitud de ellos a en lengua inglesa. No faltan otros clásicos de la música en español que hicieron célebres Roberto Carlos, Raphael, Mocedades, Camila, Joan Manuel Serrat, Ana Belén o Carlos Vives. Lugar de culto también para las estudiantes filipinas, que todos los jueves acuden en masa.