La Maripepa

Debería volver porque fue una celebración privada y la experiencia supongo que puede cambiar ligeramente.
Antes de darme a la bebida gratuita me tomé una pinta de Mahou por 4 € en la planta de arriba, Mahou fue la elegida porque de grifo no tenía especial predilección por otra, no recuerdo si por el momento o porque no me gustasen, no recuerdo qué cervezas tenían pero sí recuerdo que el ambiente era 90% extranjero de una media de 55 (ni 54 ni 56) años.
Lo bueno está abajo con el karaōke, no es una maravilla pero tienen temazos y para celebración privada es bien.

Good pub with good music. With a karaōke at the basement that can be hired by appointment. Good variety of beers local and imported, also quite a bit of spirits to choose from, gin tonic and mojitos are the specialty of the house.

Bajo el relumbrón nombre, tan castizo como el nombre de la señora de rulo y bata de guatiné del tercero derecha que departe con la Rosi en las cuerdas de tender y llama al Yoni a gritos para que suba a comer, se esconde un pub de presunta decoración irlandesa. Ya no sé si es obsesión mía o una centena de bares parecen haber sucumbido al éxito de los habitantes de la pérfida albión en materia de decoración. Paredes repujadas de madera, luz tenue, colgadores para la ropa por paredes y barra, varios grifos de cerveza, una tapa que brilla por su ausencia o por su falta de originalidad. Contrasta pues, nombre tan singular con un estilo de bar que de tan insistido, resulta anodino y carente de personalidad.
El pub se encuentra en una bocacalle de Huertas, cerquita del Azul de Fucar, no demasiado transitada, y por tanto, no atestada de aforo ruidoso. Esto redunda en un ambiente íntimo en el que tomarse una buena cerveza de importación popular a un precio pop. Me alegra que la Grimbergen, Murphys, Paulaner y Franciskaner (aparte de la Guiness) cuenten con gran predicamento y popularidad (aparte de distribución) porque les permite, gracias a los beneficios de la globalización, gozar de un precio que no agujerea el bolsillo. Aquí la política de precios es ecléctica. Si la media de Grimbergen son 2,50 la pinta entera son 3,50. Por contra, la de Murphys costaba lo mismo la doble (2,50) y un euro más la pinta (4,50). Así pues, la cerveza belga de abadía se beneficia de una diferencia de trato que la más repartida pelirroja de tierras irlandesas, tomando la primera más barata que en cualquier bar especializado y la segunda al mismo precio que cualquier irlandés que se tercie. Las copas las ignoro. Las tostas eran baratas de precio aunque nada comimos más sólido que unos pistachos y unas gominolas.
Pub decente de nombre marujil para despistar a los curiosos (quedamos donde la maripepa, corto y cierro), silencioso y calido, para un descosido y algún roto que no viene mal, para tomar una cervecita con los amigos o para una tarde reposada en la que nada se tiene que hacer más que dejar que pasen los minutos en silencio mientras exterminas neuronas con un rifle de francotirador, una a una y sorbo a sorbo.

si a cualquier sitio le llaman karaōke. la verdad que la gente se mete en cada antro?

We came here a Friday night because there was no one trying to get us to enter, unlike most of the surrounding bars that had annoying promoters outside trying to gather people.
It definitely looks like a pub when you are inside — all dark wood with stools at the bar, or benches and tables of wood around.
This gay friendly bar had a good mixture of people, more on the younger side here to hang out with their friends for drinks — very chill. For a mojito, cuba libre, and two shots of rum = 19.50 euros. We had never heard most of the music that was on the playlist, but it sounded to be more 80s style.
Seems like a good place to go chill for a drink — although they did have some advertisements around the bar about a karaōke night — but not sure what that’s about or when!

Me esperaba mucho más de este sitio y la verdad es que fue una experiencia no muy buena. El ambiente era un tanto lúgubre, precios demasiado elevados para la calidad que ofertan, y un servicio que deja bastante que desear.
Creo que para cantar ‘maripepas’ y otras chorradas, hay mejores sitios en Madrid.

La Maripepa mola: abre todos los días, cierra tarde; es un señor bar, con cervezas de importación, sus copazos bien preparados… pero lo que casi nadie sabe ¡es que tienen un salón para fiestas privadas con karaōke!
Obviamente, no es el desfase del de Los Monteses, pero puedes petarlo con un máximo de hasta cincuenta colegas y montártelo de lujo en plan privado. La broma sale por trescientos y pico pavos (a doce euros cada, si os juntáis veinticinco) pero las risas están aseguradas. Hacen descuentos en las copas si es entre semana, y te dejan decorar la sala a tu gusto.
Y si te quedas con ganas, después puedes salir por Huertas, que por bares no será…

Un Karaōke en pleno centro de Madrid. Un sitio en el cual es imposible pasarlo mal y no reírse, sobre todo si vas con buena compañía y con ganas de divertirte sanamente.
En la planta superior puedes comer perfectamente, aunque no se lucen por nada especial, vamos, que es un bar normal del centro de Madrid, la gente que atiende es muy amable. En la parte de abajo del local está el karaōke con una tarima para los que quieren ser estrella por un día. No es muy grande, pero cumple su función.
No es un lugar caro y lo pasas bien que es lo importante, además está super bien comunicado.
Recomendado, los mojitos.