Danubio Alameda

Cuatro estrellas y media, tirando a cinco.
Había oído hablar muy bien de Danubio, y por eso ya tenía ganas de comer o cenar en este local cercano a la Alameda. Al final una comida de viernes fue la excusa perfecta para probar su menú de mediodía.
De entrada, lo mejor comienza antes de llegar al local: es posible reservar mesa a través de su sitio web. Es más: mediante correo electrónico te confirman la reserva y te preguntan si quieres elegir ya lo que vas tomar (el menú también es publicado en su web diariamente). Por ejemplo, en mi caso, como íbamos a llegar a las 15:15, pedí que nos guardasen una ración de arroz marinero; e hice bien, porque cuando llegamos, era la única ración que quedaba.
Una vez llegados al local, lo primero que hay que destacar es que son igual de atentos, educados y eficientes en persona como lo son por Internet. Da gusto un tan buen servicio.
Tuvimos la suerte de disfrutar del sol de Valencia en diciembre comiendo en la terraza. Tomamos un menú completo y un medio menú. Todo exquisito. Y realmente bien de precio, para la calidad percibida.
Resumiendo; para mí, el punto fuerte de este bar-​restaurante está en una buena relación calidad-​precio y un trato muy agradable.
Sin duda, volveré.

Una carta muy variada con sabores nacionales e internacionales. Todo riquisimo y el trato excelente. Tenéis que probarlo.

Magnífica opción en una zona de Valencia donde no abundan los sitios de restauración, y menos de estas características, y es que en Danubio puedes disfrutar de un más que cumplido menú por 13 euros incluido el fin de semana.
Para comenzar he de destacar la amabilidad del dueño que intercambió un sinfín de watsapps hasta lograr concretar el menú que iba a tomar mi grupo y que después también se dejó notar durante la comida con detalles que siempre se agradecen, como el poder repetir de aquéllo que más no gustara o servirnos un plato más del surtido de postres, que por cierto estaban buenísimos.
En los 13 euros está todo incluido: primero, segundo, postre, bebida y café. Yo opté por un arroz caldoso que me sorprendió por lo sabroso que estaba, (no soy fácil de complacer con el tema de los arroces, he de decir) y de segundo un salmonete fresquísimo. Mis compañeros que eligieron guiso de ciervo no dejaron ni los huesecillos…
Volveremos, seguro.

Me ha pasado algo raro con este sitio; en balance se puede decir que he comido bien, incluso un par de platos me han parecido buenísimos, pero la sensación que me ha dejado es de «meh, un sitio más». No sé si será el ambiente, la decoración… también decir que iba en un grupo de más de 20 personas y eso tampoco es el mejor ambiente para hacer una crítica pero vamos con lo más destacable.
— Recibimiento con olivas y cacaos: «meh, un sitio más»
— Croquetas variadas: una de las supuestas especialidades, bastante ricas, pero sacar para cada 4 personas un plato con unas 10 croquetas más bien pequeñas ¡una sola de cada sabor! = ERROR
— Pollo con sésamo y soja: la sorpresa de la noche, parecía simple morro de cerdo al tener como un fino rebozado, pero al descubrir que era pollo, con el sabor de las semillas de sésamo y la salsa de soja para mojar… muy muy bueno y diferente
— Carrilleras al ajillo: espectaculares, muy buen sabor y tremendamente tiernas, se deshacían en la boca. El mejor plato, aunque menos sorprendente que el pollo.
— Sartén de huevo frito con patatas y jamón: «meh, un sitio más»
Ya por último café y licores varios, lo normal… y entonces la estocada final: el precio. Pese a haber barra libre de cerveza/​sangría y haber comido un par de platos muy muy buenos, la cantidad tampoco era increíble ni bebimos tanta cerveza, los 22 € me parecieron un tanto excesivos, la verdad.
Pues eso, que comí bastante bien, pero la sensación final fue muy regulera por algún motivo y el precio acabó de agriarla, y como en la hostelería todo va de sensaciones por eso mi nota.

Cafetería normalita situada en una buena esquina de la ciudad. Da justamente al puente Calatrava (o de la «peineta») y hace chaflán con la Alameda. A mi me viene genial parar a tomar una infusión o café rápido antes de ir al ensayo del coro, que está muy cerquita; así que he ido bastantes veces a media tarde.
Dentro siempre lo he visto vacío por las horas a las que he ido, pero el local es amplio y limpio, con sillas y mesas de madera, bastante acogedor. La terraza siempre está llena, ya que es la hora de la caña o del café de última hora de la tarde.
El hombre es amable lo justo, como lo son sus infusiones y cafés. Nada del otro mundo pero práctico cuando lo que buscas es precisamente eso. Me resultó cara una botellita de agua de 33 cl que pedí un día y fueron como 1.50 euros ¡jooo que en el super el litro y medio está a 20ct!

Un sitio de esos normalitos que sobreviven gracias a que están bastante bien situados, si bien su terraza no está en la misma Alameda estás ahí al lado, y por lo majo de sus camareros.
La decoración, si se puede llamar así, consiste en unos grandes y bizarros cuadros en la pared y poco más, los cafés los hacen bien y te sirven las cañas en vaso de chato… el precio… los hay más baratos, pero por la zona creo que es lo que cobran.
Si vas entre semana a medio día o a la hora del almuerzo corres el riesgo de verte desbordado por una marea de oficinistas.