Canyamel

Canyamel es un restaurante que se encuentra en el Palmar, aunque nada más entrar creas que estás en un salón de los años 80 valenciano (ya que seguramente sigue igual que entonces.), sigues estando en el siglo XXI, aunque la vajilla es la típica que les regalaron a nuestros abuelos por su boda.
Necesita una reforma y un cambio radical, el local es amplio y tiene una terraza donde se está genial, ya que hay sombrita.
El personal. Rápido pero despistado, no dan a basto en días como el que yo fui (Domingo) porque tienen mil mesas que atender, y parece que atienden a todos menos a ti. Además no demuestran la profesionalidad típica de los camareros, de hecho, un camarero valenciano aconsejándonos paella mixta… Whaaaat???
Si, desde ese momento, mi estancia aquí empezó a tener muchos «peros».
La comida típica de un chiringuito valenciano de los 80, como antes he mencionado. Optamos por un menú de 17 € por persona (las paellas/​fideuàs se piden cada dos personas) y otro menú de 15 €(en el que solo puede elegir paella valenciana como plato principal)
— Entrantes: Ensalada valenciana, albóndigas de bacalao, bravas y pan frito.
— Bebida: dos botellitas de agua y una cerveza.
— Platos principales: paella valenciana y dos platos de paella de marisco (por llamarle de algún modo)
— Postre: a elegir entre flan casero o helado (de corte)
— 3 cafés
Todo por 49 €
No está mal de precio, pero no es la comida que me esperaba, de hecho, me llevé una gran decepción porque había escuchado maravillas de este lugar. Y ni el lugar, ni la comida, ni la atención…
Lo siento, pero hay que mejorar!

Partiendo de la base de que estás en Valencia, pues paella mala no hay. Las hay buenas o muy buenas. Para mi las muy buenas son las que tienen sabor, vienen cargadas de pollo/​conejo o los condimentos elegidos y además, el arroz cruje un poco al masticarlo. Y esto último era lo que le fallaba a la paella que comimos aquí. Lo demás estaba bien, pero no tenía el «crunch» en la boca al masticar el arroz.
Por lo demás, un sitio muy amplio, con salor interior y terraza. Camareros numerosos. Y amplia carta.

Sitio magnifico y una variedad de arroces increíbles. Loa precios medio bajos para la calidad del sitio
Hay animales para que elos niños estén entretenidos, siempre esta a reventar así que reserva aunque tienen un horario muy amplio (creo que no cierran por la tarde)

Fuimos el otro día con gente de fuera. Está muy bien porque tienen un parking enorme y además tienen un terracita fuera apartada del trafico del pueblo y muy cerca del lago de la Albufera. Pedimos unas Bravas, Esgarret y una ensalada de la casa como entrantes y después unas Paellas de Verdura y Marisco para compartir. El personal muy atento y símpatico. Lo pasamos muy bien y disfrutramos de los arroces valencianos y del buen tiempo. Seguro que volveremos a ir pronto.

Además de un personaje homónimo de una novela de Blasco Ibáñez, la palabra «canyamel» también hace referencia a la caña de azúcar en valenciano. Cuenta con un gran aparcamiento y es ideal para ir con nanos ya que además de ofrecer paseos en barca en el mismo restaurante, tiene terraza directa a la Albufera y una gran jaula con diversas especies de la zona.
La cocina ya os podéis imaginar: maravillosos pescados, en fritura o a la plancha, grandiosos arroces y postres imaginativos. Si estáis acostumbrados a comer el calamar a la romana (más de uno cree que crecen así en el mar), os insto, si lo tienen fresco que es lo normal, a pedirlo a la plancha con un picadillo de ajo, perejil y aceite: ¡espectacular! La sepia o jibia también está muy rica, pero no se os ocurra hacer como aquel madrileño en Cullera que desde un patinete se lanzó al agua al grito de ¡sepia! y todavía me duele a mí la irritación que le provocó la medusa que atrapó entre sus brazos y el cuerpo.

No es de los mejores de la típica zona del Palmar, pero si tienes algún compromiso de guiris o nacionales en busca de algún tipo de arroz, canyamel puede ser muy buena opción y encima está muy bien de precio.
Ubicado en el Palmar, antiguo poblado de pescadores (cercano al parque natural de la Albufera), puedes rematar la faena, paseando en barca por el lago y observar la fauna y flora del humedal, después de esa paella, fideuá, arroz negro o lo que hayas engullido.
El servicio es rápido para la gran cantidad de mesas que hay en este local, pero creo que es el bar con más gente gritando por m2 (a unos volúmenes desorbitados), realmente a veces he salido con un cuadro de stress importante, a parte con un par de kilos encima