Benito Zamora

Una zapatero de barrio que se me escapaba, pero… ¡no os preocupéis! yo tengo zapatos para probarlos todos, es de las pocas cosas por las que me pirra ir de compras. De hecho antes visto mis pies en condiciones que todo lo demás, así que doy mucho uso a este servicio esencial en cualquier barrio. Varias generaciones de Benito Zamora llevan desde el año 1957 dándole a las tapas y suelas, así que ya tenía ganas de poner las mías allí.
Le llevé unas botas de piel forradas que me costaron más de 100 euros en su día (hace ya un par de años) y las cuales se me habían descosido por detrás, dejando un agujero por el que entraba frío y todas las miradas de las señoras a mis espaldas, incluida mi madre que es la primera que lo pilla todo. Llegué sin esperanzas después de otras dos zapaterías y un apaño casero «made in Queso» que constaba de un trozo recortado de codera marrón planchado encima del agujero. El señor no se rió, pero lo quitó cuidadosamente y me dijo: Esto hay que coserlo y forrarlo por dentro, costará unos 5 euros, pero prefiero que me lo pagues cuando esté arreglado. Y eso hicimos, y eso costó (bueno 50 cts menos) y y sobre ellas ando ahora mismo y mi madre ya no puede decir que su hija va con zapatos rotos. ¡Gracias, Benito!