A veces entras en un bar, sin esperar mucho de él. A veces, además, esperas que al ser un bar de estar frente a la facultad, sea una porquería, tanto en trato, como en servicio. A veces… A veces te equivocas. Y es que Pinto es uno de esos bares que engañan, para bien, porque en él he descubierto uno de mis nuevos bares favoritos para desayunar. Te atienden bien, rápido y con una sonrisa en la cara, además es un espectáculo, los camareros son alegres y es muy fácil hablar con ellos de casi todo. Y te conocen en el acto. El local es pequeñito, con una terraza, bien cuidado y bastante lleno de gente, tres personas en barra, uno preparando cafés, y exclusivamente preparando cafés, otro atendiendo a las personas del local y preparando tostadas y otro atendiendo las mesas. Te tratan con cariño, te hacen reír, y encima, y esto no pasa en todos los sitios, si pides jamón para tu tostada, ves cómo uno de los camareros corta el jamón y no es ninguno«de bote» que viene precortado en lonchas que son difíciles de comer. No sé, tampoco es que tenga nada más allá. Pero hay sitios que te hacen tilín. Y este es uno de los míos. EDIT: A ver, mi experiencia en el sitio no ha cambiado, pero os quiero compartir una cosa que me pasó el otro día. Teniendo yo una mañana de perros, entrando al bar para desayunar, me pido lo de siempre, café, tostada y zumo, pero como el día anterior no has dormido bien, has madrugado, y tienes mil líos en la cabeza, tardas la misma vida con la tostada. Bien, ahí entra en escena Ramón, uno de los camareros del Pinto, te retira el café, y te dice«te voy a preparar otro, que se te va a enfriar este». Y ahora decidme que no se merece las 5 estrellas!