Mesón del Pulpo Gallego

Fuimos a celebrar que mi primo se había casado. Nos tenían preparada una mesa en un reservadito un poco más adentro del bar.
La comida estaba exquisita, el pulpo a la gallega no recuerdo haberlo comido tan bueno como aquí. Justo en su puntito y tierno, que a veces es difícil de comer, según donde lo cocinen.
Pimientos del padrón y toda la variedad del arte culinario de la región, que el nombre del mesón, indica por sí mismo.
El propietario, que fue el que nos sirvió, no dejó de ponernos atención en cada momento, no nos faltó un detalle en ningún momento de la comida.
Sin duda recomiendo este mesón típico de la tierra del marisco.

Mi amiga Carmelu vive en Santiago de Compostela desde hace unos años, cosas que pasan, se fue para unos meses a Irlanda y terminó quedándose, hasta el momento, en Galicia. El año pasado, vino por navidades a Sevilla, y se unió al equipo designado para buscar establecimiento en el que hacer la comida de navidad de los amigos.
En la peregrinación que mantuvimos por los bares del centro de Sevilla, pasamos, entre otros muchos por el Mesón del Pulpo. Al ver el nombre no tuvimos más remedio que pararnos y entrar. Ya lo de menos era el menú de Navidad para grupos, el objetivo era evaluar cuánto de verdad había de gallego en el mesón.
La mariscada nos quedaba grande en precio y no era la ocasión para ella, muy a nuestro pesar, tuvimos que desistir de la idea de zambullirnos en un festival de marisco, y pedimos un plato de pulpo y varias tapas más de aquí que de Galicia. Hasta ese momento el único pulpo que había probado era el que hacía mi madre, que no tiene nada de gallega, por lo que me supo exquisito. Yo no era un buen termómetro para medir el punto de gallego que tenía el bar. Todo quedaba en boca de Carmelu, que para entonces llevaba ya unos meses por su nueva tierra gallega. Dictó sentencia: muy rico. Le pusimos el sello de «Galizia Calidade» al mesón.
El mesón, con un gran salón comedor, era el lugar ideal para venir con el grupo de amigos, aunque los precios eran un poco elevados, por lo que tuvimos que desistir ante ofertas un poco menores de precio, y de menor calidad.

Este mesón me trae muchos recuerdos porque fue cuando descubrí por primera vez, que el tinto de verano no era café negro frío, como sería en Colombia, sino vino tinto con casera… Pero una vez aprendida la lección y encantada con la combinación, lo siguiente fue probar la famosa mariscada de la casa que para mí no tiene rival hasta el día de hoy.
El local está ubicado en una bocacalle paralela a la Catedral y es bastante concurrido tanto por sevillanos como turistas, así que hay que llegar tempranito para coger buena mesa.
La decoración es de estilo rústico, con mesas altas y bajas de madera, algunos barriles y cuadros gallegos. El ambiente es alegre, informal, bullicioso (sobre todo en las noches) y distendido, ideal para ir en familia o con amigos, pero no mucho en plan romántico si lo que buscas es un espacio tranquilo e íntimo.
Por supuesto aquí encontrarás todas las delicias de la cocina gallega, pero aparte de la mariscada, recomiendo especialmente, las croquetas de pulpo, los berberechos, las ostras y el solomillo oloroso. Los precios son un poco elevados, aunque suele haber ofertas interesantes y económicas. La calidad y los productos lo valen, se los aseguro.
Si frecuentas el centro de Sevilla y te gusta el marisco, ¡no lo pienses dos veces! Merece la pena visitarlo.

Mesón situado en plena Sevilla.
Su cocina es una mezcla de los platos más típicos de Sevilla fusionados con los de Galicia.
Buenos platos y tapas, llenas de sabor y calidad. Recomiendo el pulpo.
También puedes acompañarte de buenos vinos.
Para la gran calidad que tiene este mesón todo en conjunto, no es demasiado caro.
El camarero fue agradable y totalmente correcto en su servicio.