La Tagliatella

Había que celebrar, y mi hermana tenía ganas de italiano, así que terminamos optando por dejarnos caer por este «reciente» establecimiento de la cadena «La Tagliatella».
El local es muy grande, pero no da la sensación de amplio por dos motivos: el primero es la recargada decoración que caracteriza a la cadena, que no permite que haya un centímetro cuadrado sin elementos renacentistas italianos. Y el segundo es que el local presenta múltiples «muritos» para seccionar el local, lo cual limita fuertemente el tamaño de las mesas (ciertamente reducido) y da la sensación de menor tamaño. Tal y como he dicho antes, la decoración es muy barroca, de la cual no soy nada partidario, lejos de dar un aire elegante crea una atmósfera demasiado condensada. Por otra parte, el servicio tampoco es santo de mi devoción: soy uno de esos comensales que si pide al camarero sentarse en otra de las múltiples mesas vacías porque la actual no me gusta por la razón X, no quiere que éste contraargumentos a colación sobre lo buena que es esa localidad y lo que debo apreciarla. Servicio impertinente: menos un punto. Para colmo al lado se sentó una familia con retoños como para tener tres carnés de familia numerosa, con la elegancia y simpatía de despreocuparse por los chillidos y correteos por todo el local de sus hijos.
Una vez sentados en nuestra incómoda mesa (la cual estaba semicubierta por una falsa librería parte del decorado) hacemos elección de nuestra comanda. La carta es amplia y cubre todos los aspectos posibles: ensaladas, carnes, pescados, risottos, una gran gama de pizzas y un abanico aún mayor de diferentes pastas «ripienas» o no aderezadas con diferentes salsas. Los precios no son bajos, pero que decir tiene que las cantidades son gigánticas, fácilmente con dos platos y una escueta ensalada comen bien comidos tres clientes de buena tripa. Las ensaladas per se no tienen mucha gracia, pero todas tienen algo adicional que les sienta genial: en nuestro caso probamos la que venía acompañada por el tortino de parmesano, y la mezcla de sabores y temperaturas quedaba genial. El risotto no estaba muy allá, con la salsa rústica (no sé si también con el resto) no tiene ni mucho sabor ni la textura cremosa que le caracteriza. Sin embargo, justo al revés de lo que me esperaba, la pasta está muy rica y con mucho sabor ¡Ah, se me olvidaba! merece la pena mencionar que por 2’5 € aprox. te sirven los panes de la casa, que son tiras gruesas de panes al horno con aceitunas, cebolla y pimiento, perfectos para mojar las diferentes salsas y repletos de sabor.
Aunque al final no salimos descontentos de la velada, debido a que hay muchos otros restaurantes italianos y de corte similar, no le voy a dar más de 3 estrellas. Tiene elementos que me gustan mucho, como los panes de la casa, pero me parece excesiva la cantidad de los platos (y el precio aparejado), el servicio deja un tanto que desear, el ambiente no es de lo mejor,… y que en definitiva hay un puñado de mejores italianos a los que ir gastándote menos.

Hicimos reserva para el 14 de febrero, y salimos encantados. Es nuevo, abrieron hace poco, y tiene una excelente calidad en la comida, que estaba muy rica. El pan de la casa es obligado! Muy bueno. Pasta y pizzas muy ricas. Trato de camareros muy agradable.

¡Riquísimo italiano! Fuimos a comer y nos encantó. Estos restaurantes están súper bien decorados y con un ambiente tranquilo. Te reciben en la puerta y te llevan a la mesa. Todo muy cómodo. Nos pedimos una ensalada con langostinos que vino enooooorme y estaba deliciosa, con salsa de mostaza y miel, de las mejores que hemos comido. De segundo, un plato de pasta rellena con salsa marinera (no recuerdo bien los nombres porque el camarero nos aconsejó ante las dudas) que no pudimos acabar a pesar de lo rico que estaba, así que nos lo prepararon para llevar en un tupper con una bolsa. Un buen detalle. Pagamos unos 30 € entre los dos y así da gusto. La pena es que hayan cerrado el que había en Sevilla este.