Pequeño y escondido bar familiar en la calle Archeros, junto a la iglesia de Santa Maríà la Blanca. Está en una zona muy turística donde es habitual locales con precios altos, pero este es una excepción. La especialidad de la casa son los montaditos. El especial de la casa, una suerte de serranito con lomo, tomate natural y mojo picón está espectacular. También hacen un buen salmorejo. Además de todo esto tienen raciones frías y calientes de chacinas y de platos más preparados. El local es su interior es enano, poco más que un cuarto con aseo y una pequeña barra y cocina donde Imara(la dueña) prepara los platos. Donde atienden es en la terraza exterior, donde tienen 5 – 6 mesas bajas y altas bajo un gran toldo rojo donde se puede disfrutar tranquilamente de una cerveza o vino con una tapa/montadito en el excelente clima sevillano. Los precios son muy económicos, y el personal es cercano y atento. No es un sitio para tener una comilona(aunque si junta varios montaditos y raciones estás más que servido), pero para una parada en el camino para disfrutar de una cerveza y una tapilla está genial.