La Coqueta

Para mi la verdad es que este lugar pasó sin pena ni gloria.
Lo que más me gusto:
1. La decoración de su interior. Muy retro y vintage. Además, ¡tiene mesas camilla! Alguna, no todas.
2. Los camareros fueron muy simpáticos y educados.
3. El montadito el cojonudo: presa o solomillo (no recuerdo), pimientos, jamón y huevo de codorniz. Una combinación de acierto (y si hubieran sido pimientos fritos, más).
4. Había variedad de tapas entre la carta y las diferentes pizarras.
Lo que menos me gustó:
1. A pesar de que los camareros eran muy simpáticos, no estaban atentos por lo que tenías que llamarlos mil veces hasta que te veían y atendían. Además son de los que suelen traer los vasos de uno en uno…
2. Las tapas en cuanto relación cantidad/​precio me parecieron regular la verdad. Me fui con la sensación de que el sitio era caro para lo que había pedido y comido.
Pero bueno, la verdad es que solo fui una vez. Si vuelvo a ir, contaré novedades ;)

Fue una agradable sorpresa encontrar un rinconcito tan «coqueto» en pleno corazón de Los Bermejales. Al pasar con el coche por la puerta lo que más nos llamó la atención fue el letrero de Estrella Galicia. Una vez sentados en la terraza, miramos al interior y nos encandiló su look vintage… ¡Y tan vintage! Entrando a la izquierda tienen montado el salón de una casa de hace 50 años, con pizarrita para niños, incluida.
La pinta era buena y las tapas de las pizzaras no se quedaban atrás, al menos en apariencia. Sin embargo, tuvimos un dilema con el atún. El error fue mío al pedirle que no lo trajese muy hecho, pues ya sabemos que el pescado demasiado cocinado se queda seco y puede que hasta duro. Pero ocurrió todo lo contrario, de lo «vuelta y vuelta» que estaba quedó crudo e incomible :(El caso es que la pieza tampoco era nada del otro mundo y tenía más espina que otra cosa, por lo que lo dejaremos en que fue simplemente una mala elección. Pero el camarero (o dueño) nos comentó que lo acaba de traer aquel día y caí en la trampa.
Por lo demás, todo genial, muy destacable el montadito estrella de la casa que lleva hasta huevo de codorniz. Habrá que probar más tapas para poder plantarle una cuarta estrella en este reseña :)

He estado en este bar un par de veces de casualidad y la verdad es que en ambas he salido satisfecha. Desde fuera podría pensarse que es una típica taberna irlandesa ya que la fachada es de madera y en origen así lo era, pero por dentro es otro cantar. Está entero decorado con mesitas y sillas muy acogedoras, en un rincón tienen hasta mesa camilla con una bola del mundo de madera grande que invita a tomarse una copa y fumarse un puro (es raro, pero es la sensación que me da al mirar ese rinconcito). La carta de tapas no es muy extensa y en la misma predominan latitas, panes y montaditos. Por otro lado están las tapas fuera de carta con ensaladilla rusa muy buena o tortilla de patatas casera también magnífica. El servicio es atento y bastante rápido y por las noches puedes sentarte a tomar algo en los veladores :)
Buena opción, bonita y barata: D