Cinco años me pasé viviendo justo enfrente del Entre Puertos. Debe su nombre a que muchas calles del barrio tiene nombres de puertos de todo el país. Está entre Puerto del Escudo, Puerto de Jumilla y Puerto de Zegrí. Su dueño se levanta religiosamente todos los días en la madrugada para abrir el bar a las 6 menos cuarto. A las 6 y media ya está abierto y las mesas puestas. Yo que tengo el sueño muy ligero al principio me repateaba despertarme tan temprano y conciliar de nuevo el sueño a ea hora. Pero con el tiempo me fui acostumbrando, la puerta chirriante se convirtió en mi despertador que avisaba que la noche estaba terminando. El trajín de las mesas y los primeros clientes avisaban de que ya casi era hora de levantarse. Los primeros comentarios en voy alta me despertaban por fin para ir a clase. Allí tome por primera vez las tostadas con jamon, tomate y aceite, el auténtico desayuno de los campeones