Empuja que cabe otro

Hay establecimientos que crecen como las setas, un día es un local abandonado y al día siguiente la inauguración de un bar. Eso pasó en esta tranquilla calle del barrio de Rochelambert en la que vive mi tía. Además la ubicación escapa toda lógica, han montado un bar en medio de una U de aparcamientos. ¡Y en toda la curva! Claro, no hay sitio para veladores así que los asiduos se sientan encima de los coches si los hay aparcados. Aunque ya hace tiempo que nadie aparca frente a este nuevo bar porque digamos que algunos se han encontrado el coche tuneado. Todo esto me lo contaba mi tía sentadas las dos en su terraza que está justo en uno de los bloques sobre este bar. Me lo contaba porque ese día había mucha gente en el bar, de hecho habían invadido la carretera propiamente dicha. Así que los coches no podían entrar o salir porque había cajas flamencas incluso. Eran las 12 de la mañana de un domingo, así que bueno, se podía tomar con filosofía.
Pero es que llegaron las 3 de la tarde, las 4, las 5… Y el ruido era cada vez más insoportable, se te metía en los oídos y cuando parece que te acostumbrabas alguno de los asistentes a esta improvisada fiesta gritaba y volvía el ruido. No quiero imaginar la gente que pretendiera dormir siesta. Cuando a eso de las 6 me volvía para casa me alegré de vivir cerca porque si llegamos a ir en coche no sé cómo lo habría sacado. Pasamos por delante del bar haciéndonos paso entre la gente para entender a qué venía tanto revuelo. El local es minúsculo, nada más caben dentro dos o tres taburetes más otros tantos que tienen por fuera. No tienen vitrinas ni se ve movimiento de comida alguno, así que aún entendía menos cómo aguantaba toda esa gente allí. Los que estaban detrás de la barra eran uno más de la fiesta, con la diferencia de que no paraban de tirar cerveza. Que debe estar riquísima, porque parece el único atractivo del local.
Cuando al día siguiente hablé con mi tía ya con la curiosidad de saber a qué hora había acabado la jarana me comentó que sobre las tres de la madrugada, con la consiguiente molestia al descanso de todos los vecinos. Así que algo tendrá este sitio que no es capaz de ver el ojo humano que consigue juntar a tanta gente sin necesidad de tener espacio, sillas o por lo menos algún tipo de servicio.