Dulce Trazo

Sitio muy acogedor para merendar! Los cafés riquísimos y las tartas son caseras! Ademas el ambiente suele ser tranquilo!!!
Y el personal es muy agradable!

Hacía mucho que tenía ganas de venir a Dulce Trazo y por fin he estado aquí. Vinimos varias chicas para merendar y la experiencia fue muy top.
Dulce Trazo es una cafetería tranquila, genial para venir en pequeños grupos a merendar o desayunar, también para una reunión de trabajo o bien para estudiar. Tienen una amplia variedad de tés, cosa que me encanta, y si lo quieres frío te sirven a parte escamas de hielo para que lo puedas enfriar.
También tienen varios chocolates entre los que elegir, y tengo que decir que los de sabores están deliciosos, recomiendo el chocolate con sabor a vainilla, ¡una delicia! Y qué decir de las tartas… ¡fascinantes! Muy ricas y sabrosas, además hay mucho sabores: pasión, oreo, plátano y chocolate, chocolate y jengibre, zanahoria, azahar… Y además, una de las tartas es sin gluten y sin lactosa, para que las personas con intolerancias alimentarias también puedan tomar algo. Además, tienen leche de soja y almendra para tus bebidas.
La atención fue muy amable y cordial. Nos sirvieron en la mesa y se preocuparon por que estuviéramos bien en todo momento. ¡Muy recomendable!

Entre tanta cafetería ‘de toda la vida’ de pleno centro se sitúa este local novedoso dónde el café y las tartas tienen un nuevo concepto. Dulce Trazo es un lugar para disfrutar. Con una decoración diferente (muchas nancys en sus vitrinas) es uno de los ‘must’ que tengo en el centro de Sevilla para desayunar o merendar.
No tienen el mejor café de Sevilla, pero es diferente al resto. Con lo cual da un punto a su favor. Destaca por la variedad de panes que tienen, tanto de tipo como de sabor. Y la elección de uno u otro no encarece la cuenta final. Sus tartas también son únicas. No destaco ninguna ya que no quiero condicionaros, pero la de zanahoria es bestial…
Si os encontráis por la Plaza de la Magdalena desviaros unos metros y probad.

No es que sea un vocablo que me guste mucho, pero si alguna palabra define a este lugar es sin lugar a dudas cuqui, sí, Dulce Trazo es una cafetería cuqui, su comida es cuqui, su decoración es cuqui, todo es cuqui, en fin, creo que ha quedado claro el concepto.
No es sitio especialmente grande, pero tampoco es pequeño. Lo que más impresiona es la gran variedad de tartas, pasteles, zumos, tés. Sólo por todo el repertorio que ofrecen, merece la pena ir.
Lo único que no me gusta es una estantería que está repleta de muñecas, la verdad es que dan un poco de mal rollo, todas mirándote a la vez, es un pelín siniestro.
Buon Appetito.

Descubrimiento!
Un lugar donde puedes encontrará dulces sin lactosa y sin gluten. Tienen toda clase de bebidas de avena, almendras, soja y sin lactosa. Con lo que muy pero que muy apto para intolerantes.
El ambiente es agradable decorado con techos de lámparas al más estilo «Alicia en el país d las maravillas”(están al revés) y con teteras colgantes.
El servicio superagradable y atienden con rapidez.
Tenéis q ir
P. D las tartas son caseriiiiiiiisimas y riquísimas.

Llegamos a Dulce Trazo más ben de casualidad. Buscábamos algo fuera de la Plaza Nueva y camino de San Eloy pasamos por la puerta y al ser un sitio bastante agradable visualmente decidimos quedarnos. El sitio es bonito, amplio y acogedor muy al estilo de los sitios modernitos que se abren últimamente.
Por lo que pude ver tienen una amplia carta de desayunos a precios asequibles, eso si, no los probé. Carta de té, de diferentes infusiones y una gran variedad de tartas caseras con muy buena pinta.
Nosotros nos fuimos a lo fácil y optamos por pedirnos un par de capuchinos (al caramelo y al chocolate). Aquí si me sentí un poco decepcionado ya que eran cafés muy normalitos tocados con una gotita de eso, caramelo y chocolate y los cobran muy, pero que muy bien.
Nos decantamos por un trozo, generoso, de tarta de bizcocho y chocolate a la crema de whisky. Muy buena pero no espectacular y de nuevo tengo que indicar que para el precio que tienen esperaba algo más.
En conclusión, el sitio es agradable y no me importaría volver a repetir pero posiblemente no volvería a pedir un capuchino. Eso es así.

Está bastante bien. Hace tiempo vine a desayunar (no se si son los mismos dueños). Aquella vez me gustó y hoy merendando igual. Yo que nunca meriendo, vine para acompañar a mi chico. Pues las tartas tenían también buena pinta (tipo abuela que te espera el sábado) que no pude resistirme. Además te preparan batidos de frutas naturales. Buen ambiente, silencio, personas prudentes… Todo correcto.

This place was just bad. The croissant was very stale, the coffee was watery and flavorless, and worst of all, there was a huge lipstick stain on my cup. Was in Seville on vacation and trust me – go ANYWHERE else. This place just isn’t good.

Me encanta. Cafetería decorada con mucho gusto. Cada vez que he ido, me paso la mitad del tiempo viendo su decoración. Es super acogedora y me podría pasar allí horas leyendo, trabajando o simplemente charlando con las amigas. Digo lo de las amigas porque para mi es una cafetería muy femenina.
En cuanto a los cafés están muy buenos pero lo que hay que destacar son sus tartas. Yo todavía no las he encontrado iguales en Sevilla. Son diferentes a las que se pueden encontrar en otras cafeterías. No son las típicas. Además, si eres celíaco, este es tu sitio
En cuanto a sus empleadas son muy amables y te hacen sentir como en casa.

Un lugar más que agradable para desayunos o meriendas. Buen café, gran variedad de infusiones, pastelería y buenas tostadas.
También llama la atención su decoración interior, uno de los sitios más agradables para pararse de la zona.
El trato por parte del personal es magnífico también.

Llevo viniendo a esta cafetería desde Septiembre porque estudio aquí al lado. Creo que admiro más el empeño de las chicas que la llevan que lo que sirven en sí.
Es decir, si hablamos de lo que es el local es una maravilla, puedes quedarte una hora mirando los cuadros de la pared a cual más curioso. Por otro lado, si hablamos de sus productos no te van a servir una supertarta de un sabor especial que no has probado nunca o una carta de cafés o tés que quitan el sentido, pero es que cuando te ves a esas dos chicas detrás de la barra tan serviciales, sonriendo, tan lindas, una carrotcake que la puedes comer en cualquier cafetería del estilo, allí te sabe el doble de bien.
Además, las personas que la frecuentan son estudiantes extranjeros, empresarios de la zona, dejando un ambiente agradable en el que se puede leer, hacer apuntes, tener una conversación agradable sin un ruido abrumador.

Nada más llegar, te fijas en la decoración que está realmente trabajada al detalle. Tienes muchas lámparas de mesita de noche, estilo retro, colgando del techo, las lámparas de pared son teteras con tazas, por supuesto no podían faltan las jarritas de leche o té colgando de otra sección del techo.
Relación calidad precio buena sin ser excesivamente buena, algo caras las tartas y no tenían toda la variedad que proponían en uno de los carteles que había colgado, pero la que pedimos estaba muy buena. El capuchino estaba también muy bueno y servido en una taza bastante grande.

A simple vista puede parecer que con dos estrellas estoy siendo demasiado dura pero la verdad es que la experiencia fue bastante decepcionante. Llegué aquí porque mis primeras opciones estaban cerradas y me acordé de haber visto esta cafetería al pasar alguna vez y aquí en Unilocal.
Es verdad que el lugar es bonito y grande pero eso no es suficiente.
Cuando entré me gustó la variedad de sabores que había, tarta de zanahoría, pistacho, plátano y chocolate, etc. Al final me decidí por la que me atrajo más a simple vista y un clásico que no suele fallar, chocolate y vainilla. La decepción fue enorme ya que aquello sabía a phoskitos, a masa y crema industrial. Es verdad que la de avellana y rosas sabía a rosas, tal vez me equivoqué en mi elección, pero una tarta no puede ni debe saber a un pastelito industrial y menos cuando te cobran casi 4 euros por ella. Imaginad como estaba que no tenía ni ganas de terminarla, algo inaudito en mí.
Otro detalle que no me gustó fue el del azucar moreno, vinieron a traermelo para que me lo echara corriendo porque la necesitaba otro cliente…
En fin, experiencia totalmente prescindible por lo que no podré poner a Dulce Trazo en mi lista de merendolas chupis :(

Se trata de un sitio que gusta por fuera y por dentro. No sólo llama la atención su decoración cuidada con tonos pastel y elementos sacados de antaño, sino que es un sitio que presta mucha atención a dos de las alteraciones alimenticias tan de moda hoy en día: el gluten y la lactosa (como bien aparece escrito en la cristalera de fuera).
Con lo que resulta ideal para ir a disfrutar de un buen desayuno o merienda, si tienes uno de estos dos problemas.
Tienen multidud de pasteles y bollería de todo tipo, artesanales y con muy buena pinta, los cuales aparecen en un tablón. Desde pastel de zanahoria, tarta de chocolate, croissants, bizcocho… etc. Yo me decanté por un trozo de la de zanahoria, la cual me resultó deliciosa, al que acompañé de una taza de té verde.
Es un sitio muy tranquilo, con lo que resulta ideal para ir a charlar o hacer negocios ya que también dispone de gran espacio y grandes mesas.
El servicio también me resultó eficaz y agradable. Está pendiente del cliente en todo momento y trabaja bien en situaciones de estrés, porque hoy fuimos cantidad de alumnos y profes de clic para allá, y el servicio fue a tiempo y con una sonrisa pese a la avalancha :)

Experiencia de merendola, mejorable. El sitio en el que está, la decoración y la recomendación de algunos Unilocalers me hizo probar Dulce Trazo y desde que entré, algo ya iba mal, sonaba Luis Miguel. Y sí, siguió sonando casi toda la hora que estuve en este bendito local, algo vespertino y precioso como escuchar a Luis Miguel y sus boleros mientras meriendas.
Con el shock musical miramos las tartas, muy buena pinta y todas caseras. No eran las más bonitas del mundo, pero tenían buena pinta. Terminé probando la de queso y no estaba mal. El local me gustaba, el ambiente parecía bueno y el entorno también, pero sin engañarnos, es un bar más con un buen estilo para la decoración.
Pregunté por tipos de capuccinos y no había variedad, el batido que sirvieron me lo pusieron con la botellita de Pascual adherida y la tarta eso, se notaba que era casera y estaba buena, pero poco más.
Me cuentan que para los desayunos el nivel sube, pero no lo recomiendo para las meriendas sabiendo la gran variedad que hay en los alrededores.

Paso habitualmente por esta calle y un día logró sorprenderme con la apertura de este local. Dulce Trazo, no sé muy bien de dónde procede el nombre, pero si pasas por su puerta y la cristalera te llamará la atención su interior.
Tiene una decoración cuidada y sin ostentaciones, que tampoco peca de recargado. Es sencillamente, limpio y bonito.
He podido probarlo en la hora de los desayunos y sorprende la variedad de panes artesanos que tienen para las tostadas. Las chicas son bastante amables y, si vas tempranito, está muy tranquilo y no hay barullo ni gente en exceso.
Por lo que pude comprobar también tienen tapas frías y tostas, así que ese será el siguiente paso, un tapeo sencillito algún día entre semana en el que me falten tapers en la comida.

Apenas he venido un par de veces y ya me he quedado prendado con el sitio. Se trata de una cafetería muy coqueta en plena calle Mendez Núñez, entre la Magdalena y la Plaza Nueva, que llama la atención de todos los transeúntes que pasan por su puerta. Han abierto hace muy poquito y, por la sensación que me da, todavía mucha gente no ha descubierto sus encantos, por lo que dentro se está la mar de a gusto, sin apenas ruidos ni saturación de gente. Es para venir a desayunar sentado, con el café en taza y sin prisas. De otra manera, no se aprovechan las cualidades del sitio.
Al entrar vemos que estamos en un sitio diferente, que trata de potenciar más la calidad a la cantidad, por lo que aunque el local es grande, las mesas están distribuidas de manera espaciosa y relajada. Su decoración es bonita y cuentan con cantidad de artilugios, detalles y libros, todo al rollo vintage, en las paredes y estanterías, creando un clima familiar y doméstico de lo más agradable.
Trabajan allí dos camareras muy amables y atentas que atienden tanto en mesa como en barra, sirviendo en bandeja como se hacía toda la vida. Tienen además un plan de afiliación con los desayunos por el cual te invitan a uno cuando consumes diez.
Lástima que no tengan WiFi (todavía), porque para mí sería un lugar donde sentarme a trabajar todas las mañanas tranquilamente y sin agobios :)