Le debía una cena a un amigo desde este verano. Pero pillarnos a ambos libres es casi misión imposible. Así que tenía que salir a hacer recados y pasaba por su barrio. ¡La ocasión perfecta para saldar mi deuda! Cambiamos cena por almuerzo, pero no pasa nada, una invitación es una invitación al fin y al cabo. Como no conozco bien la zona(solo algunos sitios donde he comido cuando he tocado en la Microlibre) le dije que eligiera el lugar. Y me ha traído aquí. D’García… un apellido común, pero escrito y presentado de una forma no tan común. Es un sitio extraño, de hecho mi amigo me lo definió como«un bar de barrio escondido en apariencia de bar moderno»… o algo así. Me explico: lo ves desde fuera, con el logo en líneas sans serif, con cristaleras grandes que dejan entrever un espacio más o menos amplio de sillas blancas y rojas. Todo en una línea que resulta más o menos elegante. Entras y la verdad es que es bastante agradable, no hay tanto sitio como parece, pero tiene varias mesas pegadas a la cristalera y yo, que soy de las que le gusta que les de el solecillo mientras come, pues agradezco encontrarme lugares así. Pero luego, junto a todo eso, una figurita de la Virgen del Rocío, unos cuadros como de toreros en blanco y negro con resaltes en rojo, unas figuras también bastante grandes de músicos de jazz(vamos, digo de jazz por las posturas y por ser señores de color con trompetas…) una mezcla que roza preocupantemente lo kitsch. A pesar de poner«café-tapás» en el toldo junto al nombre, no veía por ninguna parte la carta de tapas. Una carta con comida italiana, una carta de cervezas, otra de platos… ¿y las tapas? ¡¡En la pizarra! ¡¡Como en los bares de barrio! La camarera es bastante salá y miarmera… ya lo decía mi amigo«un bar de bario con apariencia de bar moderno…» Tienen lo de toda la vida(albóndigas, solomillo, carillada, ensaladilla.) y luego también algunas cosillas más especiales, como tapas de «torilla-pizza», la cual recomiendo aunque a mi me la pusieran un poquito fría… tampoco tiene mucho misterio: es una cuña de tortilla de patatas gratinada con un poquito de queso, orégano y chorizo. Pero está rica. Y el pez de espada con gambas y jamón, que para ser tapa está bien servido, aunque al cocinero ese día se le debió olvidar que a las cosas que se les pone jamón, no se les pone sal, pero bueno. En general es un sitio bonito, algo más especial que el resto de los que hay por allí, tranquilísimo, agradable, limpio, la comida está buena y no es cara(2 – 3 euros casi todas la tapas, y 6 los platos. 9’95 el menú del día, para el que le interese…). Si pasáis por Hytasa y no queréis bares pringosos de serranito, esta es buena opción.