Localización y ambiente El local está situado justo al lado de la plaza nueva, en la calle Albareda y puede decirse que es un trocito de Sanlúcar en Sevilla. Dispone de una zona de barra amplia, así como algunas mesas altas en interior y exterior. Asimismo, dispone de una salón, si bien siempre he tapeado. La decoración es clásica, así como también el público que aquí suele acudir. Puntuación 3.5. Cocina Creo que es uno de sus puntos fuertes. No hay que esperar nada original, sino cocina casera, en el que destacan por encima de las demás las tapas de pescado, si bien también tiene bastantes de carne. Para mí hay una que es un MUST, que me encanta y que pido siempre que vengo, es el Sargo al ajillo, exquisito. Las papas aliñas también estaban muy ricas, parecidas a las de Sanlúcar aunque sin llegar a su excelencia; el marrajo casero acompañado de patatas panaderas, también muy rico; el chipirón a la plancha, tiernísimo y exquisito; o las tortillitas de camarones. Puntuación 4.0 Bebidas Cerveza Cruzcampo y sobre todo una manzanilla en rama muy rica, servida en copas heladas(y si no, pídeselas que las tienen). También tienen otros vinos por copas, si bien nunca llego a ellos, aquí la manzanilla es la que gana. Puntuación 4.0 Servicio El servicio es algo distante, al menos de algunos camareros, no tanto así de los dueños, que sí son más cercanos. Normalmente siempre he estado en barra y aquí el servicio ha sido rápido. Puntuación 3.0 Precio Dada la localización y la calidad del género, creo que el precio es adecuado, al menos en las tapas, las cuales oscilan entre 2,60 y 3,10 € la mayoría. El precio de las bebidas sí lo considero elevado, las cervezas están a 1,50 €, pero la copa de manzanilla la cobran a 2 euros, lo cual es muy elevado teniendo en cuenta el gran número de bares que tienen manzanilla en rama de calidad hoy en día. Puntuación 3.0 En definitiva, aquí se viene sobre todo a tomar buen pescado acompañado de una buena manzanilla. Puntuación global 3.75
Pablo C.
Classificação do local: 4 Sevilla
Nunca hubiera entrado voluntariamente en este bar, porque no es ni moderno ni histórico y uno es extremista para estas cosas. Es uno de esos establecimientos de cierto postín, superviviente de los muchos bares de este tipo que florecieron en los ochenta del pasado siglo, con aire marinero y sanluqueño, camareros uniformados con chalequillo negro muy elegantes y trato cortés pero distante. Uno de esos bares frecuentado por un público señorial sevillano. Yo, como decía, nunca hubiera entrado voluntariamente, pero ayer me llevaron mis padres, que ya a estas alturas son señor y señora C punto. El aspecto y el ambiente es el ya apuntado y ofrecen lo que a priori se puede esperar estos sitios. Buen«pescaíto» frito, un guiso de papas con chocos muy bueno, otro guiso de fideos con marisco también muy recomendable, ensaladilla notable, aliño de huevas, atún mechado, gambas al ajilllo y un largo etcétera. Todo muy bien tratado y de calidad superior. Lo mejor en cualquier caso son las tortillitas de camarones, las mejores que he tomado nunca, entre otras cosas porque tienen más camarón que masa, están fritas lo justo para resultar crujientes sin estar quemadas y no son nada aceitosas. Para mí han resultado todo un descubrimiento y un motivo de mucho peso para volver. El precio, pues un poco elevado, pero como he dicho la calidad es alta y eso hay que pagarlo.
Álvaro B.
Classificação do local: 3 Sevilla
Un trocito de Sanlúcar en el corazón de Sevilla, eso es para mí la Barbiana, uno de los mejores bares restaurantes que podemos encontrar en el entramado de calles del centro sevillano. En esta taberna-restaurante, las«tortillitas de camarones» y sus«papas con choco» no tienen comparación, para más inri, la manzanilla sanluqueña te va llevando de copa en copa a un curioso estado de embriaguez que te alegrará la tarde, la noche o lo que se tercie. Al hilo de lo que decía al principio, en su carta hay todo tipo de pescados típicos de Sanlúcar, tanto en fritura como guisados, y de ello daremos buena cuenta en el momento en el que notemos el olor que sale de la cocina cuando sus puertas se abran y cierran al compás de los platos que van saliendo. Lo que me gusta de este local es que por muy lleno que esté, siempre te atienden deprisa, pues sus camareros están atentos a todo lo que sucede a su alrededor y a las personas que entran. A pesar de lo que pueden decir, la relación calidad/precio es buena, y es que quien quiera calidad, inevitablemente tiene que pagarla.