En mi opinión, el lugar es absolutamente inmejorable, aunque cambiaría algunas cosas. El espacio consta de tres salas diferenciadas: la de arriba, más destinada a sentarse y tomar algo; y dos en la planta que da a la calle, una completamente pintada de blanco y forrada(un error a mi parecer, porque es una cava de gran belleza) y otra un poco más metida hacia dentro con la misma idea pero más –por así decirlo– natural. El The Place es una especie de mezcla entre un bar de barrio y un bar de copas. De esos sitios que intentan ser sofisticados y chic, pero que se pasan un poco con el minimalismo y el fluorescente. Claro, que nada de esto es un problema cuando la bebida es barata y encima te atienden con una sonrisa, que para mí es lo primordial de un lugar abierto al público. No creo que nunca vaya expresamente, pero desde luego que si un día estoy por allí y necesito sentarme un ratito a hablar con alguien cerveza de por medio, es un buen sitio.