Tapanco

En verano tiene terraza apartada de la acera en la que se está muy bien. Calidad /​precio fenomenal. Algunas camareras te perdonan la vida, pero el trato en general es muy correcto. Puedes cenar, tomar algo, picar… Muy bien para reservas de grupos.

El punto fuerte de este restaurante es su terraza. En pleno centro de Madrid, situada entre varios edificios, te hace abstraerte del bullicio del exterior. El interior es muy amplio para el invierno. El ambiente es muy agradable aunque no destacaría de este local su comida que, a mi parecer, se queda sólo en correcta. Gran variedad de bebidas alcohólicas para tomarte una copa tras la cena.

Muy buenos cócteles y comida decente, pero el servicio no es especialmente bueno.

No está mal, sobretodo porque tienen una terraza fuera de lugar y morada y muy bonita que de repente parece que estás en Ibiza o en no se muy bien donde, pero mediterráneo y desde luego, cerca de la costa.
El caso es que la última noche que cené allí, la compañía era un poco extraña y no disfruté mucho, pero que sepáis que el sitio no tiene nada que ver, que me pusieron un tataki de atún delicioso y que la culpa fue mia por ir con quién no debía.

El lugar funciona tanto para comidas como para cenas. Su arma de seducción estrella es su bonita terraza, un patio entre edificios diseñado con clase que consigue que los viandantes que lo descubren se detengan y revisen en su agenda cuándo podrán disfrutar de él.
Las temporadas de primavera y verano llenan su espacio abierto para aperitivos o tapas más consistentes. La primera porque proporciona la temperatura ideal para su disfrute, la segunda porque la gestión del local ha tenido a bien instalar un agradable sistema de refresco en modo de agua casi vaporizada que realmente funciona.
La propuesta de la cocina de Tapanco, y como parece apuntar su nombre (¿tapas y compañía será esto?), se establece a partir de tapas, efectivamente, de composición original. En su oferta como servicio de menús para comidas el perfil es similar. Por 12 euros podréis disfrutar del bonito sitio y sus futomokis de boquerón con judías verdes y germinado de alfalfa, una corvina a la plancha salteada con verduras y su carta de postres. Por ejemplo.

En la calle Trafalgar, muy cerca de la conocida Plaza Olavide se encuentra este bar restaurante que en verano es muy agradable gracias a la terraza, decorada con sumo cuidado.
No he comida alli, pero las cañas y los refrescos cuestan 3 euros.
Lo reconocerás porque las paredes están pintadas de morado.