Taberna Rayuela

¡Qué maravilla de sitio! ¡Qué recuerdos más estupendos guardo de este restaurante y de la persona con quien compatí mantel y postre ! El Rayuela es bueno, es bonito, es barato. El nombre literario ya es un reclamo, pero ¡hay tantos reclamos que decepcionan! No es el caso de este lugar cercano al Viaducto.
El Rayuela bien podría ser lugar para una cita con alguna maga. Vayan y disfruten.

He estado en Rayuela merendando un par de veces y hemos salido encantados. La tarta de zanahoria me parece especialmente rica y los mojitos están de muerte. También tiene una selección de tés bastante ricos y una selección de tartas fuera de carta que suele merecer bastante la pena. El lugar está decorado con mucho encanto y es muy acogedor. También es caro. Y a veces no son equitativos en las raciones (y cuando pagas lo que pagas, esperas un buen trozo de tarta, sobre todo si el de al lado ha pedido la misma variedad y si lo tiene). De todas formas al final sales bastante satisfecho. Tengo ganas de volver para almorzar o cenar algún día porque todo tiene bastante buena pinta.

Siempre que he venido a la Rayuela ha sido para celebraciones de cumpleaños y la verdad, que nunca me ha dejado indiferente. Al principio, era más de tostas, pero lo cambiaron recientemente y ha sido para mucho mejor, ya que ahora tiene una carta super variada con guiños hacia la gastronomía árabe (hummus, samosas…), ibérica (tabla de quesos, morcilla, chistorra…), mexicana (guacamole…)… y todas presentadas para compartir en plan tapas/​raciones.
Toda la comida mantiene un equilibrio entre la calidad y el precio sin desmadrarse, con un servicio excepcional y atento y con una decoración muy acogedora. El servicio es estupendo, amable y paciente y tienen dos salas arriba y una abajo.
Es ideal para ir en grupos y también para ir con amigos y pareja, vaya que se adapta a todo el mundo. Casi siempre que hemos ido nos ha salido a 20 – 25 € por persona, pero he de decir que esto es como todo, cuando vas en grupo se tira de muchas botellas de vino (porque se celebra mucho mejor Xd) que es lo que hace que el precio se eleve. Pero tiene una carta correcta, donde los platos rondan entre los 6 – 12 € y los vinos un poquito más como es lógico.

Paseábamos por el centro de Madrid, la zona de la Almudena, y encontramos este restaurante al junto al punte de Segovia. Está un poco escondido entre unos árboles pero eso hace que dentro, por las ventanas, se vean esos mismos árboles dando un toque muy especial. El local está decorado con mucho acierto y es muy bonito. Hogareño y sutil al mismo tiempo, no demasiado cargado. Me encanta la idea de poder comprar las plantas que te gusten, muy original.
El servicio es bastante bueno aunque parece que siempre tengan prisas, al menos la comida llegaba rápido ;)
Probamos la morcilla (muy rica), la pastela (me encantó), unas albóndigas quizás un pelín especiadas de más pero con una salsa muy buena. De segundo yo pedí la hamburguesa que trajeron en su punto justo y muy bien aderezada. Mi chica pidió un hummus muy rico.
La verdad es que este lugar es muy agradable y vimos un menú del día que tenía muy buena pinta a muy buen precio. Sin duda un lugar a tener en cuenta en el centro de Madrid, me cansa ver los típicos locales sucios y destinados a turistas por la zona, este rompe esa norma sin lugar a dudas. Trato muy amigable y familiar, y una carta separada de lo común pero sin dejar de ser tradicional.

Me encantó este sitio! Había oído hablar de él y lo había visto al pasear por la zona pero nunca había entrado.
Fui el lunes festivo y la verdad que me gustó mucho. Probamos el menú que justo estrenaban ese día, bueno más bien 2 menús porque elige entre 3 primeros y luego tienes otros 3 segundos que hacen 11 euros el menú, o 15 euros si eliges entre otros 3 diferentes.
Yo me decanté por el rollito de primavera que estaba muy rico y por la hamburguesa deluxe que era con foie y tenía un tamaño perfecto para poder tomarlo dentro de un menú porque no es gigante. Eso sí, me faltaron las patatas fritas, yo es que siempre espero unas patatas con una burger.
El restaurante tiene una decoración interesante y aunque no tiene muchas mesas está muy bien distribuido! La segunda plata es una bar grande para la tarde y noche, está genial para tomarte las primeras rondas o un café/​té tranquilo porque hay unos sillones estupendos.
Eso sí, advertencia, si reservas mesas no tienes opción a menú, el camarero nos vio la cara de tristeza y nos permitió el cambio. Eché un vistazo rápido a la carta y tiene un montón de cosas ricas :)

The service and place were fine, but the food was below average for the area. We only tried the tapas, maybe the mains are better.

Ce restaurant est excellent ! Les plats sont de qualité, les prix plus qu’honnêtes et les serveurs sont vraiment agréables.
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¿Dónde cenamos? No sé, solo conozco un sitio por La Latina, Rayuela, ni idea de si está bien. Bah probemos. Pues así llegamos a esta tabernita con muy buenos resultados. Queríamos picotear cosas y, a pesar de que el local tenía un aspecto un poco guiri, la comida estaba muy pero que muy rica.
Tenían una variedad de platos, raciones y tapas españoles tradicionales (embutidos, quesos, croquetas, tortilla…) combinados con otros más internacionales como guacamole –que terminaban de preparar en la mesa, un detalle mono-​, hamburguesas de tipo ‘de autor’, típico queso provolone… Una variedad interesante para todos los gustos.
Para mí lo mejor fueron las croquetas, INMENSAS, de jamón serrano y 200% caseras, algo inaudito últimamente. La tortilla no estaba mal y el guacamole también muy bueno. Los buñuelos fueron lo que menos me gustaron aunque yo no soy muy fan de este plato. El provolone rico también, con tomates secos acompañando y colines.
Yo no bebí vino pero mis acompañantes sí y el camarero como mínimo supo recomendarles un buen blanco, cosa que otros bares de tapas ni saben y te dan lo primero que hay. La sorpresa fueron los postres, una DELICIA con la que era imposible decidirse. Optamos por la tarta de queso estilo NY y un brownie, pero había una tarta de Nutella por allí que hacía que se te saltaran las lágrimas.
Fueron rápidos, con un servicio encantador, no olía a freiduría y la decoración era agradable. ¿Qué más puedes pedir para unas tapitas rápidas? Ah, y con aceitunas de regalo al pedir la bebida, otra rara avis últimamente en Madrid, la tierra de la tapa gratis.

Hace un par de semanas estábamos en una boda un poco rara donde los invitados comíamos por nuestra cuenta y dos de ellos que viven al lado, y los conocían de realizar allí otras celebraciones, tomaron la iniciativa y nos llevaron a comer allí a 42 personas.
La decoración es fabulosa, con las vigas de madera, las paredes de piedra y las vistas al viaducto merecen la pena.
El menú consistió basicamente en entrantes y puedo decir que bien. Bien los pinchos de pollo, la morcilla, la chistorra en masa quebrada, el hummus…
Yo si puedo repito.

Sería más bien un 3 y medio, estaba todo rico (excepto la tortilla, no vale la pena, absteneos), pero las «tapas» son muy pequeñas para el precio. Ellos encantadores y el sito bastante ruidoso, al menos el día que estuvimos. En resumen, todo rico, aunque muy pequeñas las raciones, quizá un poco enfocado a turistas, ya que los precios no iban acordes al tamaño.

Esto es lo que yo califico de un excelente bar de atmósfera. Pero atmósfera de día, los nocturnos en mi opinión son más fáciles de conseguir con una cuantas luces y artificios.
Este es auténtico en todos los sentidos, desde sus interiores de luz natural, su latente inspiración literaria, hasta su personal o su original propuesta gastronómica. Es entrar y sentirse teletransportado a otra dimensión espacio-​temporal. Debo confesar que de Rayuela sólo he leido extractos y apenas he leido algunos cuentos de Cortazar, pero pasado el bochorno vamos a considerar que en este caso es bueno: este lugar con tantos matices ambientales invita a lanzarse a ahondar en la novela cosa que prometo hacer en breve. Son tan buenas las sensaciones que me llevo de este bar que, ¿qué no producirá la novela? Esta capacidad sugestiva es la principal baza de este local y no es poco, ya que es un fenómeno que pasa una vez de cada diezmil.
Y esto es solo el principio porque está muy bien alimentar el espíritu, pero no se vive sólo de amor y agua fresca como dicen los franceses y, siendo un poco mundanos aquí hemos venido a recrearnos, pero también a comer que llegabamos con hambre. Y lo que hemos comido también pertenece a otra dimensión; además de ofrecer un menú diario más que apetitoso, en la carta se proponen tapas españolas e internacionales; puedo dar cuenta de la excelencia de las segundas con mención especial al hummus. Sin embargo, dónde me incliné y veneré el día que me dio a conocer Rayuela fue con el postre, el Tiramisú, uno de los dos mejores que he probado nunca, el otro lo hizo una italiana que conocí y que sólo por esto nunca olvidaré.

He estado varias veces en este sitio, pero no ha sido hasta que hemos celebrado allí un evento que he descubierto su verdadera grandeza. En la parte de arriba tienen unas cuantas mesas en las que cenar o tomarte algo, pero el premio gordo es la planta de abajo, que está a medio camino entre cueva medieval, disco-​pub iluminado y salón de té, y en el que puedes acomodar fácilmente a un zillón de personas que pueden ponerse ciegas de muchas cosas buenas (un hummus fantástico, unas croquetas estupendas y la mejor chistorra del mundo son mis consejos) sentados tranquilamente en silloncitos y con salida directa bajo el viaducto para los fumadores irredentos.
Para este tipo de eventos ofrecen 3 tipos de menús con intervalos de 5 € entre ellos y que consisten, básicamente, en muchas consumiciones de cerveza/​refresco/​vino y un montón de raciones con las que saciar el apetito atroz de estas invernales noches madrileñas. Además, todo el personal es encantador y están dispuestos a negociar si prefieres croquetas en vez de morcilla o sangría en vez de vino.
Me ha gustado tanto este sitio, especialmente su planta baja, que creo que voy a empezar a celebrar cosas en ella siempre que pueda, ¡aunque no tenga motivo!

¿A quién no le gusta la novela de Julio Cortázar? Una novela cumbre de la literatura argentina, por un lado; y por otro una novela innovadora, en la que puedes leer los capítulos un poco como desees, que es algo muy gracioso, que recuerda un poco a los libros esos de los ’80 de ‘Elige tu propia aventura’, pero que a la postre no tiene nada que ver.
El caso es que este pequeño café-​restaurante-​taberna es lo más. Por un lado porque tiene un ambiente irrepetible, esas intrincadas calles que hacen de La Latina un barrio de lo más peculiar. Por otro, porque tiene unas vistas fantásticas al Parque de la Cornisa. Y por último, porque el local es de lo más acogedor que puedas ver, con sus vigas vistas, sus mesas de madera y su regustillo a auténtico y a castizo, pero atraído por los buenos tiempos, y también orientado un poco al turismo (venden camisetas del restaurante, por ejemplo).
Sin embargo, tiene mucho encanto, y es un sitio que realmente merece la pena visitar. Vale para cenar, para picotear y por supuesto, para tomar un café rápido a cualquier hora del día. O un vino, o un tinto de verano. Porque lo mejor que tiene es, precisamente, que se anima desde bien pronto.
Eso sí, échale un buen vistazo al mapa antes de aventurarte, que es fácil perderse buscándolo.

«¿Encontraría a la Maga?» es el comienzo de uno del los libros fundamentales de la literatura mundial, Rayuela de Julio Cortázar. En el libro se cuenta la historia de unos personajes que están siempre en búsqueda de algo, jugando como en la rayuela a ciegas, no sabiendo cuando se llegará al cielo del dicho juego. Estos personajes se mueven en distintas dimensiones y espacios, entre Buenos Aires y París.
Para quien ama al libro de Cortázar, parece evidente que el dueño del bar es otro amante de esta novela. La atmósfera, los viejos discos, el aire del bar. recuerdan sin duda los lugares que un lector se ha imaginado leyendo este libro.
El Bar está en uno de los barrios mas característico de Madrid, la Latina, al lado del Puente de Segovia, de alguna manera tristemente romantico, a causa de su historia de lugar de los suicidios. Un amante de la novela consideraría eso «lo menos casual entre todas las casualidades «…
En este bar he comido la sacher mejor de mi vida, y sin duda es el lugar ideal para quedarse un rato, afuera del tiempo como si uno estuviera en la novela, leyendo, escribiendo o simplemente tomandose un rato a solas.
Perfecto para amantes de la literatura y de los lugares que crean conexiones con otras cosas…

Las personas, salvo alguna excepción que yo no conozco pero digo yo que existirá, somos gentuza. Así, nos gusta comer fuera de casa pero que la comida sea casera. Es una contradicción detestable, sí, pero no por eso dejar de estar muy extendida.
Así que, querido lector, si eres tan gentuza como yo te va a gustar Rayuela. Este año celebré allí la cena de Navidad con unos amigos y yo iba a ciegas (básicamente porque iba como añadido de última hora), pero me sorprendió el lugar. Muy agradable, bien decorado sin que tome más protagonismo el envoltorio que el contenido, camareros simpáticos y, sobre todo, unas tortillas de patatas y unas croquetas dignas de mi madre (y todo el mundo, al menos en Aluche, sabe que las tortillas y las croquetas de mi madre son las mejores de la galaxia). Éramos muchos, comimos bastante, bebimos más aún y creo recordar que pagamos poco más de 20 euros por persona.
Por cierto, aquí viví un UFO culinario bastante curioso. Pusieron una ración de alitas con una salsa parecida a la barbacoa. Pues bien, esa salsa me olía a Reflex, el producto ése para los dolores musculares que te apesta el cuerpo para dos semanas, y, sin embargo, me encantó el sabor de las alitas.
Repetiría, sin duda.

Esta taberna ubicada estratégicamente frente al Viaducto de Segovia (cuidado con no confundirlo ni con el Puente ni con el Acueducto!) hará las delicias de los más exigentes tanto a la hora de comer como de tomarse una cerveza. Raro es que una persona vaya a Rayuela y no acabe repitiendo.
Sus dos plantas te dan a elegir entre un ambiente más luminoso y refinado arriba, o más informal con sus mesas altas abajo, donde sus paredes de piedra y sus vistas al Viaducto te harán disfrutar Madrid como nunca.
El equipo de camareros suele ser joven y animado, con buena química entre ellos y los clientes, y su carta de tostas, crujientes y cocktails harán la delicia de cualquiera, asique no lo dudes, ya sea para tomar un café, unas cañas con los amigos o incluso para celebrar cualquier evento, elige Rayuela. Al menos Almodovar ya lo hizo para su última película!

Este es uno de los restaurantes tradicionales en el que se nota la calidad de cada ingrediente, a diferencia de la mayoría. Se podría decir que tiene los mismos platos que el 90% de los bares, pero aquí los preparan de manera casera cuidando cada detalle, la diferencia es notoria.
Rayuela esta ubicado en una zona privilegiada, frente al puente de Segovia, en esa zona donde termina el barrio La Latina. Curiosamente en ese par de calles donde muchos turistas no llegan por pensar que ya no hay más, se encuentran grandes establecimientos, como El Marula, El Alamillo, Camoati y sin ninguna duda este.
El local es de buen tamaño, tiene dos plantas, la primera con mesas para comer o cenar y la segunda más informal para tomar una copa o seguramente dos o más.
La carta no es muy amplia además de las croquetas, el salmorejo, los huevos rotos y la tortilla –todos deliciosos-​, tienen algunas novedades como el Cuscus –sólo los fines de semana-​, la entraña con pimientos o las anchoas con mermelada de tomate. Hay que ir más de una vez para probarlo todo.
Recomiendo ampliamente este lugar para cenar o para picar-​beber y seguir bebiendo con un grupo de amigos. Hay que tener cuidado con los horarios, más de una vez hemos llegado y ha estado cerrado, de lunes a viernes no abre para comer.

Este restaurante en verano no parábamos de ir a ver si tocaba salmorejo de comida, muy muy bueno.
El servicio es casero pero la comida exquisita, lo mejor es que está al lado de casa y elt ípico día que estás super cansado puedes irte a cenar allí.
En pleno centro de La Latina tomas comida buena y puedes difrutar de una galería de arte.