Es el típico burguer de finales de los 80 del barrio/pueblo de Fuencarral por excelencia. No es un local muy grande, me recuerda a las viejos intentos de imitación del típico burguer típicamente americano de Regreso al futuro pero en «cutre». Las mesas son naranjas de contrachapado, asientos de madera contrachapadas, alguna que otra planta, un luminoso en rojo en la puerta y una cocina abierta en la barra porque lo que ves y hueles las hamburguesas al abrir la puerta. Cuando fuimos era un sábado por la noche con lo que ya dedujimos que nos tocaría esperar, pero no esperábamos tal desorganización y desastre. En un principio estaban dos personas, el padre(el dueño) y el hijo, iban haciendo hamburguesa por hamburguesa(pedido por pedido) con cierta falta de previsión a la hora de poner en la plancha la carne, el pan o las patatas a freír. Tardaron en tomarnos nota y preparar nuestro pedido(más de media hora) aunque la cosa mejoró cuando bajo la madre del dueño y tomó el control de la cocina. Respecto a la comida, nos pedimos un Menú 3(hamburguesa completa con extra de queso y bacon) y un Menú 1(típica Cheese burguer), no fue muy caro, pagamos por todo 13,50 € –incluyendo bebida y patatas fritas-. La hamburguesa no está mal pero se nota que era de carne procesada congelada, no hamburguesas caseras, los tomates eran caseros aunque algo aguados –lo que me hace pensar que llevaban más de una semana en cámara-, le lechuga tipo iceberg correcta. Reseñable eso sí es el bacón en su punto de crujiente y jugoso y el queso tipo cheddar. Obviamente no íbamos con grandes pretensiones, es todo bastante correcto pero para ser el típico burguer del barrio, no está mal para tomar algo batallero que no sea un kebap.