Samarkanda

Era un sitio recomendable, con buena cocina, impecable servicio y un entorno exotico.
Era cliente profesional y familiarmente, y reservaba este sitio para «cenas con encanto» ¡Vamos! que no ibamos precisamente a quitarnos el hambre, si no a tener una velada agradable, porque a este sitio hay que ir con intención, pues NO está de paso a nada si no en el fondo de la Estación de Atocha.
Siempre ha tenido un grave inconveniente; la accesibilidad, pero estaba bien resuelta por un parking privado al pie del restoran y dentro de la Estación de Atocha QUE HABÍA QUE CONOCER PREVIAMENTE, porque si no, nadie pensaría que está ahí. El esfuerzo en llegar merecíà la pena.
En los tres últimos años, he celebrado DOS cenas de empresa, varias comidas con clientes de fuera, cumpleaños y «cenas románticas» vamos que conozco el percal.
Si ibas a cenar tenías que aparcar en su APARCAMIENTO EXCLUSIVO, porque de lo contrario había que atravesar la estación (Jardín tropical incluido) o dar la vuelta entera, pero lo peor es hacer el mismo camino a la salida, ya que apagan las luces de la estación y cruzar el jardín a oscuras es una experiencia poco atractiva.
¡Algo ha pasado!
El personal sigue siendo profesional, pero mas escaso y menos atento. Muy pendientes eso sí de los horarios. La carta ha cambiado y se ha reducido notablemente. El emplatado siendo correcto carece ya de la voluptuosidad anterior, llega fría…Sospecho que hay problemas laborales.
Para remate han eliminado el parking gratuito que siguen anunciando y te pasan la tarifa del aparcamiento VIP, o sea que si vas en coche cuenta con 12 € de suplemento a la cena.
Yo desde luego he sacado este sitio de mi panoplia

Situado en el interior de la Estación de Atocha el restaurante ofrece un lugar al menos curioso para hacer una cena, por encima del jardín tropical que está donde antiguamente estuvieron las clásicas vías del tren.
La presentación de los platos está muy bien y acompaña el sabor, están bien cocinados, aunque a mi me parecieron algo caros si vas por el precio de carta. Como casi siempre en los restaurantes en los que la presentación importa tanto, las cantidades suelen dejar algo que desear. Los postres son una tentación, en lugar de traerte la carta te traen una bandeja con muestras de cada uno de los que tienen y claro… picas. Tomé uno que consistía en una barra de chocolate y estaba bastante bueno.
La atención es educada y correcta, sin pasarse de formalismos y agradable. En la puerta, dentro de la estación tienen un parking gratis para clientes, aunque hay que estar muy atento a la señalización para encontrarlo y no pagar el coste del parking habitual.

Por fin me decidí, y gracias a Lolo R. pongo la reseña ya que lo olvide por completo, de Samarkanda. Es cierto que dude por la distintas críticas en un sentido y en otro, así que hay que ir para tener la opinión personal.
La visita mereció la pena, una atención profesional, con buenos alimentos y bien cocinados, cuidando la presentación además. Podría poner un pero, personal, las cantidades pero gracias a las raciones justas pude probar dos postres, y es lo que más me sorprendió, increíbles, la mejor manera de cerrar un buena comida.
Resumiendo: probar y me decís, es la única manera de poder salir de dudas.

Mala atención por parte del personal e inflexibilidad en los horarios. Es triste que un establecimiento que se encuentra en la estación de tren mas transitada del país después de Barcelona, solo te pueda ofrecer jamón y algo de queso como opción de carta.

Im «tropischen Teil» des Altbaus des Bahnhofs gelegen und schon deshalb ein Hingucker. Das Essen ist gut und einen Tick überteuert. Die Bedienungen sind freundlich, zuvorkommend und schnell. Nur die Stimmung im Laden ist etwas lau: Kein Mensch war da außer unserer Gruppe. Aber das kann natürlich Zufall sein… oder an den Preisen liegen…

He ido en comida de trabajo, así que partimos de que no he pagado yo, lo que ya cambia el punto de vista ;). Hemos pedido jamón y virutas de foie para picar todos, y yo de segundo he comido steak tartar de solomillo. La verdad es que estaba todo buenísimo, el steak tartar tenía el punto perfecto de picante y la calidad de la carne perfecta. He probado también el tartar de salmón, excelente.
El sitio es muy bonito y agradable, en la zona del invernadero de la estación, y el servicio correctísimo, atento sin agobiar.
Como pega, aunque hoy no me haya tocado, los precios que he visto en la carta me han parecido bastante caros. Aunque la calidad es muy buena, da la sensación que pagas bastante la ubicación.
En resumen, me gustaría volver pero no creo que lo haga si me toca pagar a mí :)

(Empezaré con una curiosidad: Samarkanda es la segunda ciudad más grande de Uzbekistán. Ahora ya puedo seguir tranquila…)
El jueves pasado estuve aquí cenando; de hecho, de cena de empresa. Siempre me había llamado la atención ese restaurante elevado al final del jardín tropical de Atocha, y la verdad es que el sitio me gustó: caían cascadas de lucecitas blancas por todas partes y, cuando apagaron el alumbrado del interior de la estación, el ambiente era inmejorable. A mi parecer es un restaurante tranquilo y agradable a la par que elegante, pero también bastante carete… Es lo que tiene la cocina moderna.
No obstante, moló el detalle que tuvo el camarero de invitarnos a un carpaccio de pulpo (que me costó distinguir en el plato, todo sea dicho) cuando se enteró de que una servidora no come queso de cabra (ni cualquier queso que no sea mozzarella en la pizza o el mítico del sándwich mixto). Hablando de comida, genial la presentación y todo muy rico, pero en cantidades moderadas, aunque suficiente para saciar el hambre.
En general, me llevé muy buena impresión y, si la ocasión lo requiere, no me importaría repetir. Pero me reservo una estrella porque eso de que comer en un restaurante (restaurante-​restaurante, entiéndase) sea incompatible con comer barato no me gusta nada, y eso que invitó la empresa, pero una empatiza para con todo el mundo.
(Y terminaré con un «felices fiestas», que en estas fechas, como que no está de más)

Es el restaurante chic con vistas de la estación de Atocha, pues está justo encima del oasis.
Es, sobre todo, un lugar bonito y agradable donde poder hacer comidas de compromiso o de trabajo sin calentarse mucho la cabeza.
También es un buen sitio para comer en medio de un desplazamiento o, lo que es lo mismo, si tienes que estar en la estación, es el único sitio para comer decentemente y no de subsistencia.
Hay una zona muy chic donde te sientan si comes de carta y otra un poco menos chic para comer de menú.
El menú está bien de cantidad y calidad, tal vez un pelín caro. De carta puedes comer muy bien, algunos platos son exquisitos

Quizás te veas obligado a pasar la hora de la comida en la estación de atocha para esperar la salida de tu tren… Y auqnue esta estación ofrece una gran variedad de restaurantes de comida rápida, podríamos destacar (Como restaurante de verdad que es) pasando el pequeño oasis en el centro de atocha lleno de arboles y vegetación y subiendo unas escaleras mecánicas el restaurante/​terraza samarkanda.
Bastante amplio, es un sitio de lo mas agradable, lo cual se ve perfectamente aderezado con un servicio bastante bueno, lo cual es normal, pues son todos chavalillos que están realizando sus practicas para la escuela de hosteleia para Madrid y si no te atienden bien les suspenden, por lo que se lo curran. Todo esto Por muchos aires que se de el jefe de cocina, Jesus Barbolla, su cocina deja mucho que desear para unos precios tan desorbitados que parecen aprovecharse de su situación privilegiada en atocha por la que pasan multitud de viajeros.
En resumen un lugar bastante amplio y agradabe que si tuviese una comida mejor y no lo que ofrece que no es nada del otro mundo estaría mucho mejor, pero que si tienes que estar en atocha y te apetece cenar o comer en un restaurante y no en una hamburguesería pues vale.
Nada baja de los 15 euros (Ni siquiera una media ración de jamón de una calidad que bueno… es pasable)

Lujoso restaurante situado en la historica estación de Atocha de Madrid.
Platos de gran calidad, cata variada y bodega nutrida de buenos caldos.
Ideal para comidas formales.