El día del concierto de Portishead llegamos al Palacio de los Deportes pronto to, no fuese a ser que de repente se colapsase aquello y no pudiésemos ver el primer concierto de los británicos en veinte años en Madrid. Por suerte aquello era de lo más civilizado, así que nos dio para tomarnos un tintito de verano antes de asistir al espectáculo, que –por cierto– fue absolutamente impresionante. Mis amigos estaban en este bar, así que allá que me dirigí yo. Es un sitio bastante de barrio sin florituras ni cosas específicamente maravillosas, pero tenía ambientillo y el camarero era muy simpático, así que estuvo bien. Además nos pusieron cositas de comer con la bebida, que es algo que se agradece. No eran ninguna maravilla(patatas fritas y así) pero al menos nos sirvieron para rellenar la andorga.