Hacía tiempo que quería probar este nuevo restaurante que apenas lleva abierto unos meses, por la zona no hay gran oferta de comida mexicana(hay, pero un poco alejada y no apta para todos los bolsillos ni todas las ocasiones) por lo que me pareció una gran novedad cuando me enteré de su inauguración. Encontré el día perfecto para acercarme, mi acompañante no se sintió convencido por el menú así que tiramos de carta. Desde el principio el trato fue fabuloso, no había mucha gente en el local pero la impresión que me dio es que siempre cuidan igual de bien a los clientes. La carta es reducida, pero con buenas y no tan clásicas opciones. Tienen gran variedad de cervezas lo cual es siempre un acierto, sí que cuando empezó a enumerarlas se me antojaron demasiado suaves en general, pero finalmente opté por una Negra Modelo que a mí me gusta mucho. Me apeteció el guacamole por lo que lo pedimos a modo de entrante, y cumplió las expectativas. Ricos y frescos totopos coronan un bol lleno de sabroso guacamole con trocitos de mango. Nunca se me habría ocurrido y la verdad que me pareció todo un acierto la combinación de sabores. De segundo yo me decanté por enchiladas de ternera y mi acompañante por ceviche de pulpo negro. Mis enchiladas estaban riquísimas, la salsa de tomates verdes con el puntito«picoso» y queso fundido estaban perfectamente rellenas de ternera deshilachada en su punto y en su justa cantidad. El ceviche, el cual no probé al tener un problema personal con el pulpo, llamaba mucho su atención y gustó. Postre sí postre no… no se puede dejar de probar una crepa de cajeta y menos mal, acompañada de helado de vainilla estaba deliciosa. La dolorosa: 44 € con dos cervezas, un entrante, dos principales y un postre. Muy reseñable la decoración la cual es delicada y de muy buen gusto, y la vajilla que daba ganas de robar.