Parrilla Nino

Terraza grande en la Plaza de Cristino Martos. El local no es nada especial, pero la terraza es muy agradable, los camareros son simpáticos y los precios decentes. Mucho mejor que cualquier lugar en la Plaza de Cubos y que muchos de San Bernardino y alrededores. Una buena opción si estás por la zona para tomarse unas cañas.

Hacía uno o dos años que no me sentaba en su terraza. En aquel momento era el gran descubrimiento de la juventud tardía de la zona: una plaza que solo tiene un carril de tráfico no muy concurrido en un lateral, columpios para los niños, unos cuantos locales modernos y, destacando sobre todos ellos, este. Creo que realmente no tenía nada excepto una terraza enorme en un sitio agradable, así que te sentabas allí, te pedías un gin tonic y se te iban las noches del verano.
Ahora, sin embargo, ha mejorado y ha perdido algo de encanto simultáneamente. Los toldos viejos donde antes se leía «Parrilla Nino» han sido cambiados por unos más modernos que dicen «La Parrilla de Nino» (sutil transformación). El servicio viste de un negro homogéneo, la carta es más extensa y centrada en lo asturiano y las carnes, y el público ya no es tan joven aunque no por ello menos abundante.
Y como nosotros somos tampoco ya tan jóvenes como hace dos años, nos sentamos aquí y pedimos cerveza y vino, que el hígado ya no está para gin tonic. El Ribera estaba realmente bueno, aunque solo tomé uno porque soy una persona amargada. Para cenar pedimos un cachopo de cecina y queso manchego porque nos apetecía algo ligero; estaba bueno, aunque algo tienen los cachopos de cecina que no terminan de convencerme, hay un contraste extraño en el sabor que no termina de llenarme. De todas maneras no sería mi primera opción para esta exquisitez en esta ciudad, pero hay sitios más conocidos por este plato donde los he comido bastante peores. De postre pedí una tarta de queso con arándanos, industrial como ella sola.
Y como llegamos, nos fuimos. Temprano, de hecho, porque ya os digo que no somos tan jóvenes como hace dos años. De todas maneras volveremos, porque se está muy bien en su terraza, la comida no está mal (las hamburguesas de 330 g tienen un aspecto soberbio) y, quién sabe, lo mismo algún día me tomo un gin tonic por los tiempos que nunca volverán.

Estábamos haciendo tiempo para ir al cine y decidimos cruzar la calle Princesa para tomar una refrescante birri en alguna terracita. Subiendo las escaleras de la Plaza Cristino Martos nos encontramos con la terracita de la Parrilla Nino donde les quedaba una mesita a la sombra y allá que nos sentamos.
Al lado, un parque infantil donde los niños jugaban alegremente sin molestar a los mayores que estaban en la terraza, lo que es de agradecer porque tampoco nos incordian a los demás. ;-)
El servicio bastante rápido y de trato correcto. Con la cerveza te sacan una cestita con una ración generosa de papas.

Un menú del día correcto que pilla muy al paso si andas por la plaza de España y te apetece escapar un poco de las cadenas y la comida basura. Sin embargo adolece un poco de «bar de esquina» que le quita chispa, el servicio es correcto, aunque no se les ve motivados con su trabajo, televisores todo volumen y una barra de bar que le quita mucha magia. La ración no es muy abundante, pero se mantienen en sus 9 – 10 euros.

Es im-​creible que llevo 4 años trabajando en la zona, y cada día descubro lugares nuevos. Bueno esté lo he descubierto por la terraza, no he entrado dentro, pero te ofrecen un menú del día por 9,50EUR, en el centro de Madrid, con una terraza en una plaza tranquila, sin tráfico, que más se puede pedir